Roberto Gómez Bolaños nació en la Ciudad de México, el 21 de febrero de 1929. Ayer, a sus 85 años de edad y en el ‘viernes más negro’ de los últimos años, [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20141128_0026]]Chespirito[[END:INLINEREF]] alzó un vuelo sin retorno.
Aún se desconocen las causas de su muerte, solo que falleció en Cancún, donde residía.
El comediante mexicano, padre de el Chavo , el Chapulín Colorado y el Chómpiras –entre muchos inmortales y queridos personajes– se marchó haciendo algo inédito en su anecdótica, fructífera y divertida existencia: por primera vez, ese mundo que hizo reír, hoy llora por su causa.
Pero, ¿quién arranca las lágrimas de Latinoamérica? ¿Cómo se metió a nuestras casas? ¿Quién parió a este genio?
Chespirito fue el segundo hijo de una familia muy humilde. Su padre, Francisco Gómez Linares, fue un hombre talentoso, aficionado a la pintura, el teatro, la música y la declamación. Murió de un derrame cerebral cuando Roberto apenas tenía 6 años.
“Cuando me dijeron que papá había muerto, me senté en la ventana de la casa esperando que llegara. Pero no vino nunca, y luego en toda mi vida he seguido soñándolo, que nos encontramos, platicamos, y me dice: ‘pero me tengo que ir ya’, y se va”, contó el mismo Bolaños a The Biography Channel, en una biografía transmitida en febrero del 2012.
Con la muerte de Francisco, la madre de Roberto, Elsa Bolaños Cacho, heredó deudas y problemas. Sin embargo, la mujer de 32 años se abocó a sacar adelante a sus tres hijos: Francisco, Roberto y Horacio.
Pero la admiración de Gómez por ella surgió incluso desde antes de nacer. “Cuando estaba en el vientre de mi madre ella sufrió un accidente que la puso al borde de la muerte, el médico le dijo: ‘Tendrás que abortar’. Ella le respondió: ‘¿Abortar yo? ¡Jamás!’; es decir, defendió mi vida y gracias a ello estoy aquí”, comentó.
Su baja estatura y el temor que sentía por muchas cosas, llevaron a Roberto a pelearse a golpes desde muy pequeño, incluso practicó boxeo durante años. También fue futbolista amateur e incluso pudo haber sido profesional, pero no tenía la corpulencia necesaria.
En la adolescencia mostró carisma, destreza física y afición a las artes. Escribía las canciones de las serenatas y los sketches de sus amigos en los festivales escolares y colegiales.
Cuando llegó el momento de elegir una carrera, su destreza para el dibujo y las matemáticas lo llevaron a decidirse por la ingeniería. Ingresó a la Universidad Autónoma de México, pero no concluyó los estudios.
Inicia el sueño. Un anuncio en el periódico, en el que solicitaban aprendices para trabajar en radio y televisión, llevó a Chespirito hasta la agencia de publicidad D'Arcy. Tenía 22 años y le dieron el puesto de escritor de comerciales. El trabajo le fascinó y se dedicó a escribir muchas horas al día. En sus trabajos destacaba su sentido del amor, por lo que no tardaron en encomendarle su primer guión para radio.
Sin conocerlos siquiera, Bolaños comenzó a escribir los guiones para el programa de los comediantes Biruta y Capulina. En cuestión de semanas, el espacio creció en popularidad y los patrocinadores decidieron llevar el espacio a la televisión. Así, después de triunfar en la publicidad y la radio, Roberto descubrió su gran talento para la actuación.
Para entonces ya estaba casado con Graciela Fernández, unión de la cual nacieron cinco mujeres y un varón.
En el programa Cómicos y canciones , Bolaños comenzó a interpretar pequeño papeles.
“La primera vez que actué en un programa tenía 29 años y fue porque faltó un actor; los programas eran en vivo, me dijeron que lo hice muy bien y seguí haciendo papelitos”, contó a Biography.
Con Biruta y Capulina, incursionó en la dirección y el cine como adaptador de la cinta Los legionarios (1958), de Agustín Delgado, el intrépido que en broma y en serio lo bautizó Chespirito .
“Él decía que escribía muy bien, que era un Shakespeare pequeño. Primero me lo dijo él y luego la gente de su alrededor me apodó shakespearito , así muy agringado. Yo lo que hice fue castellanizarlo: Chespirito ”, contó.
Su fama como escritor creció al punto de que vendió cerca de 50 guiones para actores famosos, la mayoría eran comedias. Para entonces escribía los programas que se disputaban los primeros lugares del rating : Cómicos y canciones y El estudio de Pedro Vargas.
Golpe y oportunidad. En 1968, algunas diferencias provocaron que Chespirito decidiera renunciar a seguir escribiendo para Capulina. En medio de la incertidumbre de lo que sería de su futuro, Bolaños recibió la noticia de la muerte de su madre, de cáncer de páncreas.
“Ella nunca vio al Chavo, me estimula saber todo lo que hizo por mí, a pesar de no haber tenido esa recompensa de ver a su hijo triunfar”, narró Bolaños.
A finales de 1960, comenzaba a operar el canal 8, de la empresa TIM (Televisión Independiente de México que Televisa absorbió a principios de los 70).
Ahí, Bolaños propuso una serie de humor sobre un hombre que defendía los derechos de los más necesitados: El ciudadano , a cuyo título agregó su propio apellido Gómez. Él mismo escritor llegó a protagonizarlo junto al actor Rubén Aguirre; sin embargo, aunque el programa tuvo cierto éxito, fue retirado del aire. Entonces, el canal le propuso a Chespirito la creación de dos segmentos para el programa de entretenimiento Sábados de la fortuna .
Así inventó las Chespirotadas , espacios de humor en los que aparecieron reconocidos actores de la época, algunos de los cuales después lo acompañarían en su exitosa carrera.
Parodiando las mesas redondas de análisis, que por entonces se transmitían en televisión, Roberto creó Los supergenios de la mesa cuadrada ; en él aparecían el Profesor Jirafales (Rubén Aguirre), el ingeniebrio Tirado Alanís (Ramón Valdés), el Dr. Chespirito Chapatín (Chespirito) y María Antonieta de las Nieves.
En octubre de 1970, la televisora convirtió el sketch en un programa llamado Chespirito , que se transmitía los lunes de 8 a 9 p. m. La necesidad de tener nuevos sketches lo impulsaría a crear uno de sus personajes más famosos: el Chapulín Colorado.
El programa incluyó varios segmentos como Los Caquitos y Los Chifladitos ; sin embargo, la partida temporal de Rubén Aguirre (con quien Gómez protagonizaba Los Chifladitos ) obligó a crear un nuevo sketch . Chespirito desempolvó entonces un viejo libreto, cuyo protagonista era un niño pobre, tierno y rompecorazones, que él interpretaría.
“En Acapulco conocí a un limpiabotas que me lustró los zapatos, le di una buena propina y salió corriendo a comprar una torta de jamón; en su prisa dejó un cuaderno muy gastado que contenía la esencia de lo que era su diario”, contó Chespirito a la prensa.
El texto lo inspiró a crear una serie de televisión, a la que bautizó El Chavo del 8 .
El 20 de junio de 1971 comenzó el rodarse el programa, que narra la historia de un niño huérfano de que vivía dentro de un barril en el patio principal de una vecindad.
Con 41 años de edad, Chespirito dio comienzo a su leyenda. En la década de 1970, El Chavo del 8 alcanzó los 60 puntos de rating y se convirtió en el número uno de la televisión mexicana.
El éxito no mermó cuando el programa pasó del canal 8 al canal 2; más bien el Chapulín Colorado se convirtió en el primer programa mexicano que se internacionalizó. Fue comprado en Guatemala y luego en Ecuador. Después se pasó a todos los países del continente, menos Cuba, fue doblado a más de 50 idiomas y cruzó fronteras hasta llegar a Angola, China, Japón, Grecia, Marruecos e Italia.
Pronto, todo el elenco de El Chavo del 8 emprendió giras por el interior de México y luego a otros países, donde la fama del grupo era tal que provocó disturbios en aeropuertos, calles y teatros. En el marco de esas giras, los protagonistas de El Chavo visitaron Costa Rica, en 1975.
Pero el éxito del programa y las giras fuera del país alejaron a Roberto de su casa, por lo que tras 23 años de matrimonio se divorció de su esposa y, poco después, comenzó una relación con la actriz Florinda Meza.
Al cine y las tablas. Acompañado por todo su equipo de actores, Chespirito volvió al cine, pero no lo hizo con el Chapulín Colorado o el Chavo, sino con personajes totalmente nuevos. Así se filmaron las cintas El Chanfle , Charrito , El Chanfle 2 y Don Ratón y don Ratero , escritas, dirigidas y actuadas por Roberto.
En la década de 1980, Chespirito continuó con su brillante trabajo frente al programa, sorteando la partida de algunos actores de su elenco.
De manera paralela e impulsado por Florinda Meza, en abril de 1992 Roberto incursionó en el teatro con la obra 11 y 12. Se trató del mayor éxito en la historia del teatro mexicano, con más 3.200 funciones, giras y temporadas cortas en México y el extranjero.
El teatro le sirvió para seguir presente cuando el programa de televisión llegaba a su fin. A pocos días de cumplir 25 años al aire, el 25 de setiembre de 1995, Televisa cambió el programa del horario estelar y aunque los llamaron de otras televisoras pagando fortunas por seguir ahí, Chespirito decidió acabar con el programa. Tenía 66 años y ya era difícil seguir haciendo los papeles.
Luego de varios años en el anonimato, el teatro fue la vía para que, en el 2007, Chespirito volviera a la palestra con una gira de despedida por varios países de Latinoamérica. Así, en abril del 2008, el actor y escritor, regresó de visita a Costa Rica 33 años después, para presentar en el Teatro Popular Melico Salazar cinco funciones de la obra 11 y 12 .
En la web. El 28 de mayo del 2011, Chespirito sorprendió a todos abriendo su propia cuenta de Twitter ( @ChespiritoRGB ). “Hola. Soy Chespirito. Tengo 82 años, y esta es la primera vez que tuiteo. Estoy debutando. ¡Síganme los buenos!”, escribió. La respuesta de los tuiteros fue inmediata: en solo dos meses alcanzó el millón de seguidores en la famosa red social.
El 29 de julio, Chespirito realizó su primera transmisión twittcam, en el que participaron más de 40.000 personas. Así, Chespirito no cesó de tener contacto con un público que lo amó hasta el final, lo gozó hasta el final y lo lloró hasta el final.
Lo bueno es que esa tristeza durará muy poco, pues bastará con prender el televisor, poner El Chavo del 8 y soltar la risa. Casi que es garantizado, las lágrimas se secarán en automático y ‘sin querer queriendo’.
Por eso no, ¡ no te vayas Chavo!, o más bien, ¡no te vayas Chespirito!, pues si de algo tuviste la culpa fue de nuestra alegría.
A continuación les presentamos diez de esos videos que no se pueden dejar de ver.
El Chavo en Acapulco
Los espírituos chocarreros
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Examen con los padres
El juicio del Chavo
Chavo ratero
El Chapulín en la vecindad
El Chapulín le enseña modales a Chimpandolfo
Blancanieves y los siete Churin Churin Fun Flais
El Chapulín y la tribu de los discotecas
El Chapulín: antifaz y algo más