Decepcionados. Así debieron devolverse cientos de personas que planeaban asistir al Oktoberfest y que no pudieron entrar al Centro de Eventos Pedregal. La Municipalidad de Belén frenó el ingreso de los asistentes cuando faltaban nueve horas para que la fiesta acabara.
Según informó Horacio Alvarado, alcalde de Belén, el salón donde se realizó el encuentro había alcanzado su capacidad máxima (2.800 personas) a eso de las 4: 30 p. m., y afuera del lugar había un numero similar de personas esperando por entrar, lo que hizo que las autoridades intervinieran.
Por orden del ayuntamiento se prohibió el ingreso de más personas, lo que provocó la indignación de quienes se quedaron sedientos y puerta afuera.
Este fue el caso de Cristian Cordero y Allan Segura, quienes invitaron a un amigo estadounidense a la cita.
“Nos dijeron que no podíamos entrar en toda la noche. Nos sentimos completamente decepcionados, nuestro amigo canceló sus planes por venir con nosotros. Espero que los organizadores nos regresen el dinero que pagamos”. aseguró.
Ellos no fueron los únicos afecados. Mariano Moya, representante del local Stiefel Pub, dijo que las ventas disminuyeron una vez que se limitó el ingreso de personas.
“Nosotros, adentro, no nos hemos dado cuenta de todo lo que pasó afuera; sin embargo, desde que cerraron las puertas, las ventas mermaron. A esta hora (7: 30 p. m.), las personas ya están cansadas de tomar y no quieren consumir más. El que cierren las puertas limita que la gente circule y que lleguen nuevos clientes”, aseguró.
Consultado sobre esta situación, Pablo Formal, organizador del evento, admitió que encontraron irregularidades en algunos boletos, lo que provocó que ingresaran más personas de las esperadas.
“No puedo garantizar que existiera una falsificación de entradas, porque la municipalidad se llevó todos los boletos, pero sí puedo decir que hubo irregularidades con ellas”, aseguró el productor, quien agregó que el lunes se notificará cómo se realizará la devolución del dinero a los afectados.
A las 8 p. m., en el Oktoberfest, la fiesta estaba que ardía: las puertas cerradas convirtieron el sitio en una olla de presión que emanaba el vaho de las cervezas derramadas, combinadas y los más variados fluidos corporales. Esto le importó poco a los presentes que, frente a la tarima, bailaban Voy a pasármelo bien , himno de las más variadas fiestas en este país. ¿Qué más daba? Total, ya ellos estaban adentro.