Hace 20 años, sobre el techo de una humilde casa de Medellín, Colombia, y con tres balazos certeros, acabó la vida del capo más temido de América Latina: Pablo Emilio Escobar Gaviria.
Después de la muerte del narcotraficante, el 2 de diciembre de 1993, la literatura, el cine y la televisión se han encargado de que la impresionante historia de este hombre sobreviva al olvido.
Pablo Escobar murió en un enfrentamiento con el llamado Bloque de Búsqueda, integrado por la Policía y el Ejército Nacional de Colombia, así como los cuerpos antidrogas de Estados Unidos.
Luego de más de 15.000 muertes, nueve años de delitos, el atentado contra el avión de Avianca, bombas y secuestros, las autoridades lograron dar de baja al narcoterrorista más conocido y temido del mundo.
Es tan impactante e increíble la historia del denominado Zar de la Cocaína, que directores hollywoodenses, amigos cercanos y desconocidos del “capo de capos” se han dado a la tarea de revivir su vida.
Por televisión. Documentales, series y telenovelas se han basado en la historia del colombiano, para explotar en la televisión las excentricidades y la violencia de Escobar.
Recientemente, la producción Escobar: el patrón del mal (2012) del canal Caracol de Colombia, y basada en el libro La parábola de Pablo de Alonso Salazar, resultó en un éxito de audiencia en los países en donde fue transmitida.
Esta serie sumó puntos a su favor por la forma en la que el actor Andrés Parra interpretó a Pablo Escobar.
En varias entrevistas, el artista afirmó que se preparó viendo videos del capo y leyendo todo tipo de documentos sobre su vida, para representar la forma de hablar, las manías y hasta la forma de caminar del narcotraficante.
El segundo punto alto de la producción fue la combinación de imágenes reales durante la transmisión de la serie.
Otras obras colombianas, de forma indirecta, también han contado los alcances de Escobar como narcotraficante y asesino. El cartel de los sapos (2008 y 2010), Las muñecas de la mafia (2009) y El capo (2009 y 2012) son algunos de los programas que triunfaron con la narcomoda.
El común denominador de estas historias es el tráfico colombiano de cocaína hacia los Estados Unidos; cada programa, cuenta las andanzas y las historias de capos de la droga, sus amantes y sus excesos más impresionantes.
Dejando de lado la ficción, los documentales también han seguido la estela de vida y muerte que dejó Escobar. Personas cercanas a Pablo, las víctimas de sus atentados y hasta sus socios han sido entrevistados para recabar detalles de la vida persona íntima del patrón.
Algunos de esos trabajos son muy conocidos, y entre ellos está Los pecados de mi padre (2009), una producción de Discovery Channel y Red Creek Productions. El cineasta argentino Nicolás Entel se encarga de contar cómo fue ser hijo del capo.
La producción vio la luz en el 2009, cuando Juan Pablo Escobar Henao, único varón que tuvo Escobar, decidió, por primera vez, a sus 32 años, hablar sobre su papá y su familia.
Hablando de personas cercanas a Escobar, a John Jairo Velásquez, alias Popeye –el principal terrateniente y asesino del cartel de Medellín–, muchos comunicadores y realizadores lo han buscado para escucharlo. Sin embargo, el documental más sonado en el que participó Velásquez desde la cárcel de Combita, donde estaba recluido, fue Las confesiones de Popeye realizado por el periodista colombiano Rafael Poveda.
En este documental, Popeye revive con lujo de detalles las atrocidades que vivió el pueblo colombiano durante la guerra que declaró Escobar contra del Gobierno, sus enemigos del cartel de Cali, Estados Unidos, las fuerzas revolucionarias, periodistas, políticos y todo aquel que se metiera en su camino.
Velásquez cuenta cómo su patrón trataba a su familia y a sus empleados; las incontables mujeres con las que tuvo relaciones y hasta cómo pasaba de ser un padre amoroso a ordenar los asesinatos de los familiares de sus enemigos.
La pantalla grande. El cine también se rinde a los pies de su historia. Por las excentricidades del capo, por la cantidad de cocaína que traficó, por la cacería policiaca o por la cantidad de muertes que pesaron sobre su espalda, la historia de este narco es una fórmula exitosa para una película al estilo de Hollywood.
En la actualidad, hay dos producciones que se están peleando por mostrar la vida de Escobar.
Paradise Lost es la propuesta de Andrea Di Stéfano, actor italiano que está apostando en este personaje su ópera prima.
El capo de la droga será interpretado por Benicio del Toro; la trama gira en torno a la historia de un surfista estadounidense, quien se enamora de la sobrina colombiana de Escobar y viaja al país suramericano en busca de ese amor.
Aún se encuentra en etapa de posproducción y su estreno está programado para el 2014.
La segunda propuesta cinematográfica está en manos de un colombiano. John Leguizamo luchó y hasta gastó dinero de su propio bolsillo para lograr interpretar a su coterráneo en King of Cocaine , de Brad Furman ( The Lincoln Lawyer , 2011).
Leguizamo estaba tan interesado en el papel que gastó, aproximadamente, $15.000 en un traje especial y accesorios para convencer al director del parecido que podría lograr con Escobar, informó el diario The Huffington Post.
Anteriormente, en la película Blow (2001), el excéntrico Johnny Depp interpreta a un traficante de cocaína que tiene negocios con Escobar. El papel del colombiano es ejecutado por el neozelandés Cliff Curtis.
Pablo en letras. Sus andanzas nutrieron las letras. Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura colombiano, usó su privilegiada pluma para describir en Noticia de un secuestro (1997) lo que vivieron Maruja Pachón y nueve personas más que fueron secuestradas por Escobar, en 1989. Pachón, cuñada del candidato a presidente Luis Carlos Galán (asesinado por orden de Escobar en 1989), fue la primera secuestrada en una serie de raptos que hizo el capo para exigir que el Gobierno desistiera de la extradición.
El libro que está más reciente en la memoria colectiva es La parábola de Pablo. Auge y caída de un gran capo del narcotráfico (2001), una biografía escrita por el periodista Alonso Salazar J.
Este texto retrata la vida del narcotraficante, a quien la revista Forbes clasificó como uno de los hombres más ricos del mundo, ya que poseía más de $3.000 millones.
De acuerdo con la Editorial Planeta , distribuidora de la obra, el periodista buscó archivos, entrevistó a amigos, enemigos, familiares y vecinos de Escobar para retratar al narcoterrorista.
Tal libro es el que se utilizó para filmar la producción Escobar, el patrón del mal , de Caracol TV.
Por su parte, Popeye, el sicario más importante del cartel de Medellín, también aprovechó para relatar su vivencia cercana con todas las andanzas del legendario Pablo.
Popeye contó en El verdadero Pablo: sangre, traición y muerte (2005) sus memorias. La recopilación fue hecha por la periodista Astrid Legarda durante varias entrevistas que le realizó al lugarteniente del cartel en la prisión de máxima seguridad, en la que estaba recluido desde que se entregó en 1992.
Popeye narró las sorprendentes historias del reinado y la caída de Pablo Escobar. Detalló los lujos, las mujeres, la hacienda Nápoles, así como el encarcelamiento, fuga y muerte del capo.
Dicen que el amor es traicionero, pero más allá de traicionar a Pablo, Virginia Vallejo la modelo, presentadora, locutora y periodista colombiana decidió contar en blanco y negro la relación amorosa que tuvo durante cuatro años con Pablo.
Amando a Pablo, odiando a Escobar (2007) se convirtió rápidamente en un best seller.
Con lujo de detalles, ella contó cómo la logró enamorar; además, dedica capítulos a la relación del narcotraficante con diferentes políticos colombianos.
Sea cual sea la razón para contar la vida de Escobar, su destello de terror sigue atrapando a audiencias en todo el mundo. Las nuevas generaciones, 20 años después de su muerte, tienen la oportunidad de conocer el rastro de destrucción y daño que dejó el colombiano gracias al cine, la literatura y la televisión.