Los hermanos Menéndez fueron condenados a cadena perpetua en 1996, pues fueron encontrados culpables de asesinar a sus padres José y Kitty, en 1989. En aquel momento se estableció que el móvil del mediático crimen fue el deseo de los hermanos de quedarse con la fortuna de sus papás. Pero, ¿a cuánto ascendía este patrimonio?
Un artículo publicado por LA Times en 1994, dos años antes de que los hermanos fueran sentenciados a cadena perpetua, revela el astronómico monto que atesoraba la familia y el destino que tuvo este dinero.
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Cabe destacar que al momento de su muerte, José Menéndez era el director ejecutivo de Live Entertainment, una firma de distribución de videos con sede en Van Nuys y subsidiaria de Carolco Pictures, productora de cine. Anteriormente, tuvo un alto cargo en la disquera RCA.
De acuerdo con la legislación de California, que regía todo el patrimonio de la familia, este se dividía en partes iguales con Kitty, esposa de José. En los testamentos, Lyle y Erik, figuraban como los únicos herederos.
Inicialmente, la fortuna de los Menéndez fue valorada en $14.5 millones, según un documento de sucesión presentado el 26 de noviembre de 1990. El patrimonio estaba compuesto principalmente por tres activos: una mansión en Beverly Hills valorada en $4, 8 millones (donde se perpetró el doble asesinato), una casa en Calabasas valorada en $2, 65 millones y 330.000 acciones de Live Entertainment valoradas en $6, 58 millones.
Esta primera valoración de 1990 aumentó con los años, pues desde 1989 hasta el 30 de abril de 1993 se generaron ingresos sobre la riqueza y se vendieron acciones; lo cual elevó el monto a más de $16 millones.
Sin embargo, estas cifras tan elevadas se quedaron en nada, según reporta el artículo de LA Times.
“El patrimonio de la familia Menéndez casi se ha agotado por completo, según documentos de sucesión recientemente desclasificados que explican cómo se perdieron los millones debido a impuestos, honorarios legales, tasaciones infladas de bienes raíces e incluso mal karma”, documentó el reportaje.
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La fortuna de los Menéndez se habría gastado así: $10, 8 millones, correspondientes a impuestos y honorarios legales para la defensa; $3,9 millones en impuestos sobre el patrimonio; y un aproximado de $5 millones en rubros de mantenimiento e hipotecas de las propiedades.
Pero es que además de todos los gastos, al momento de la publicación se consignaron cuantiosas pérdidas. El hecho de que la mansión fuera escena del crimen disminuyó su valor en más de $1 millón y el dinero de su venta fue directamente al Servicio de Impuestos Internos, dijeron los abogados. Además, las acciones también sufrieron una depreciación de aproximadamente $500.000.
A todo esto se le suma una “montaña de deudas” por hipotecas, impuestos sucesorios, honorarios de abogados y pagos de comisiones a los ejecutores. Es decir, de haber sido absueltos, los hermanos Menéndez no habrían recibido ninguna herencia y, al contrario, tendrían numerosas cuentas por saldar.