A inicios de la década de 1980, era común que quienes transitaban por las cercanías de la Clínica Dr. Clorito Picado, en Cinco Esquinas de Tibás, se encontraran con un adolescente ofreciéndoles aguacates.
Era un joven de 14 años, vendedor ambulante de Calle 8 y que siempre cargaba un bolsito tejido que decía Guatemala. Ese bolso se lo habían regalado y en su interior cargaba unos cuadernos manchados de achiote, pues después de la jornada laboral, iba a cumplir con sus deberes como estudiante al Colegio Nocturno de Tibás.
Han pasado casi cuatro décadas desde que ese adolescente experimentó su primer trabajo, o “emprendimiento”, como él le llama, y que le ha enseñado a valorar cada cosa que tiene en su vida.
Ese niño se llamaba René Barboza, quien hoy en día es un popular presentador y cantante costarricense de 52 años.
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“A mí me gustaba, con eso pagué mis estudios. Lo que pasa es que mi papá se divorció de mi mamá cuando yo tenía 14 años. Antes de eso, yo le ayudaba a él en una venta de frutas, pero con el divorcio, la venta la tomó un primo mío y yo me tuve que poner a trabajar porque tenía que pagar mis estudios. Mi mamá tenía un salón de belleza en la casa y entre los dos sacábamos adelante a la familia”, recuerda.
De acuerdo con Barboza, que también es periodista, su padre formó otra familia y no podía ayudarles a costear todo lo que requerían en su casa, por lo que él tuvo que asumir parte de los gastos.
Así fue como Barboza aprendió a ser independiente y valerse por sí mismo.
“Yo tuve que ejercer, no como un proveedor, porque casi no podía. Yo pagaba el teléfono, mis estudios y llevaba algo de comida a mi casa. Mami se tuvo que multiplicar, pero eran tiempos que tuvimos que vivir todos, nunca faltó la comida y papi, de vez en cuando, mandaba cositas", reveló Barboza.
"Pero papi también estaba en un proceso de crecimiento, ya con otra familia, y a mí no me gustaba pedirle nada. Él ya tenía otra vida y yo le agradezco mucho, pero yo preferí independizarme solito, yo no quise molestar a nadie”, añadió.
Barboza tiene más de 18 hermanos, a algunos ni siquiera los conoce, pues afirma que su papá, Orlando Barboza, “era demasiado bandido. Era el tradicional bailarín de salón y era un galán. Hasta la fecha, a sus 72 años, lo sigue siendo”.
Sin embargo, con las que tiene más cercanía es con sus hermanas de padre y madre, Priscilla y Angie. También con sus hermanos Ronald y Roberto, aunque ambos ya murieron.
Su gran amor, su madre Lidiette Chavez, tampoco se encuentra ya en este mundo. Ella falleció el 17 de julio del 2016, el mismo día que cumplía 67 años.
“Murió de un EPOC. La tuve con muchos doctores pero nos ganó la enfermedad porque es muy poco estudiada. Yo digo que más bien gracias a Dios, porque ahorita ella estaría muy nerviosa y yo no tendría vida ni ella tampoco”, reconoce.
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Enfermedad temprana
Tras graduarse del colegio, Barboza empezó a estudiar música en una universidad privada y al año de estar estudiando le ofrecieron su primer trabajo como profesor, en la escuela de Rincón Grande de Pavas.
Al mismo tiempo que enseñaba, en ocasiones tomaba su guitarra y se iba a cantar en los bares de San José. Sin duda, la música siempre ha sido una de sus grandes pasiones.
Barboza siempre estaba trabajando, pues era la única forma de ayudar a su mamá y poder prepararse profesionalmente.
Sin embargo, por estar trabajando de forma permanente descuidó su salud. No le prestaba atención a lo que comía y su cuerpo no se lo perdonó. Siendo tan solo un joven, de 20 años, le diagnosticaron diabetes.
“Yo no sabía que tenía diabetes, pero es que yo me tomaba hasta 10 refrescos gaseosos diarios de seguido y después yo decía ‘que sed más rara’. Hasta que un día caí, me llevaron a la clínica y me dijeron que tenía una diabetes tipo dos y he tenido que lidiar con eso por muchos años. De hecho tuve que salir de la carrera de música porque perdí mucho la vista y para leer y para todo se necesitaba la vista”, explicó.
Pese a ello, alejado de las aulas, siguió cantando y escribiendo letras (principalmente religiosas), más que todo por una cuestión de fe.
El comunicador, quien vive junto a su gato y sus tres perros, explica que cuando le diagnosticaron la diabetes se encomendó a la Virgen de los Ángeles y ella es la que le ha permitido seguir en pie.
“Las canciones que le he dedicado a la Virgen de los Ángeles, es por un pacto con ella, independientemente de lo que la gente pueda creer, pues ahora las corrientes modernas lo cuestionan mucho. Yo caminé a la Basílica de los Ángeles y cuando llegué me puse a llorar, porque uno escuchaba mucho que le cortaban una pierna a tal persona por la diabetes", recordó Barboza.
"En ese entonces no había tanto medicamento como ahora y yo me imaginaba que a los 32 o 35 años iba a estar muy mal y pues, a mis 52 años no seré Mauricio Hoffmann, pero tampoco me veo muy mal. Yo hago ejercicio, camino mucho, canto, bailo y muchos contemporáneos míos los veo y yo digo:-‘juepuña, ¿yo me veré así?-', agrega entre risas.
El tema de la edad es algo que siempre le ha preocupado y reconoce que sufre “del síndrome juventud no me dejes”.
De hecho, tiene advertidas a sus hijas -Aleska y Tiffany, de 19 y 15 años respectivamente-, que el día en que tengan hijos no le pueden decir abuelo.
Precisamente por eso fue que decidió someterse a dos cirugías estéticas y se propuso bajar de peso.
“Yo nunca había pensado en hacerme cirugías estéticas, pero cuando entré a Tu cara me suena y vi que habían muchos muchachos jóvenes, que pueden ser casi que mis nietos, entonces quise hacerme un arreglito en la papada y en los parpados, pero fue algo muy pequeñito, fue solo como un raspadito”, asegura.
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Crisis
Barboza estudió periodismo, carrera en la que ya suma 33 años de experiencia y que lo llevó a trabajar como periodista y presentador en radio y televisión, incluidos medios como radio Sonora y Repretel. Sin embargo, el reto profesional que lo marcó fue Sin Complejos, programa en el que estuvo por 13 años.
“Fue mucho tiempo y fue un programa que dejó una huella y que la gente todavía recuerda. Yo no descarto volverlo a retomar, tal vez con un formato un poquito diferente, porque dicen que las segundas partes no son buenas", dice.
Y aunque muchos lo recuerdan como presentador en el extinto programa, Barboza estuvo detrás de la estrategia de comunicación de conocidos personajes políticos a quienes ayudó en su carrera. Esta es una faceta que él afirma que muchos desconocen, pero esa experiencia es la que lo ha impulsado a utilizar las redes sociales para hablar sobre política y que le ha generado una gran cantidad de anticuerpos.
“René Barboza era el gordillo simpaticón que animaba el programa Sin Complejos, que estaba en los toros, que cantaba con el Padre Sergio. Pero yo siempre me he dedicado al asesoramiento de políticos muy reconocidos, pero el comunicador político es el que no debe figurar, sino hacer figurar al político", explicó Barboza.
"Por eso es que yo tengo muchos enemigos, porque yo salí del anonimato para tomar una posición. Las redes sociales son extrañas, ingratas y rarísimas”, detalla.
Pese a las críticas que recibe diariamente, Barboza confiesa que las redes sociales le encantan, "aunque se para que me manden al carajo”.
Al presentador nunca le ha faltado trabajo, sin embargo, con la llegada de la pandemia ha tenido que acomodarse. Antes de la crisis sanitaria, el vecino de Santo Domingo de Heredia tenía un complejo deportivo de canchas sintéticas, en San Sebastián, que tuvo que cerrar.
Por otro lado tiene un negocio de paellas, pero con su incorporación al programa de Teletica Tu cara me suena, tuvo que dejarlo en pausa. También tiene una empresa de distribución de mariscos, pero con el constante cierre de negocios a causa de la pandemia, casi no vende.
“Tengo los negocios cerrados por la pandemia y ahorita ahorita estoy viviendo de los ahorros que se han estirado un poquito, porque ya son demasiados meses y aunque uno trate de bajar los gastos, no se puede. Se podría decir que estoy viviendo de Tu cara me suena y los ahorros”, comenta.
Y aunque no la está pasando económicamente muy bien, con los primeros dos cheques que recibió del programa decidió comprar 35 diarios, para ayudar a los artistas afectados por la pandemia.
“Hay muchos artistas que están pasándola muy feo, entonces yo dije: -‘yo no me dedico a la música directamente, pero estoy recibiendo una platica por una cuestión que es de arte-, entonces fui a un supermercado que me dejó los diarios a precio de costo”, comentó.
Sin embargo, Barboza sabe que esta crisis pasará y que un día, que espera y sea cercano, sus negocios comenzarán a caminar nuevamente. Por lo pronto se concentra en el programa de Teletica y se prepara para un nuevo reto profesional en Fut TV.