El nombre de Shia LaBeouf ocupó en los últimos años un gran espacio en los medios, y no siempre fue por sus actuaciones o sus elecciones artísticas. El actor se convirtió en protagonista de escándalos que fueron dinamitando tanto su imagen pública como su prometedora carrera.
Ahora, tras haberse preparado para personificar al Padre Pío en la próxima película de Abel Ferrara, el actor asegura que aquellos tiempos quedaron atrás porque encontró en el catolicismo la fuerza que necesitaba para alejarse de los “placeres mundanos”.
En una conversación de casi 90 minutos con el obispo Robert Barron, de Word on Fire Catholic Ministries, el actor relató cómo su último trabajo, en el que interpreta al fraile capuchino franciscano, cambió rotundamente sus creencias y su vida. En la charla -que fue reproducida por los principales medios estadounidenses- LaBeouf sobrevoló los escándalos en los que se vio involucrado, que incluyen la denuncia por agresión sexual y acoso psicológico que realizó su exnovia, la cantante británica FKA Twigs.
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El actor, además, suma un historial de problemas legales, arrestos, comportamiento problemático y períodos pasados en rehabilitación por su adicción al alcohol. Ya antes de las denuncias de abuso físico de Twigs y otra exnovia, la estilista Karolyn Pho, LaBeouf había sido captado por una cámara durante un altercado en 2015 en el que mostró signos violentos hacia su novia de entonces, la actriz Mia Goth, con frases como “si me hubiera quedado allí, la habría matado”.
En la reciente entrevista junto al obispo, LaBeouf también recordó su extraña relación con las armas. “Tenía un arma sobre la mesa. Estaba fuera de este mundo”, reveló sobre uno de los momentos en los que sintió que tocaba fondo. “Ya no quería estar vivo cuando sucedió todo esto. Sentía una vergüenza que nunca antes la había experimentado, el tipo de vergüenza que te hace olvidar, incluso, cómo respirar. No sabes a dónde ir. No puedes salir. Pero también sentía este profundo deseo de aguantar”, rememoró el artista.
En la entrevista LaBeouf aseguró haber dejado todos los problemas atrás, gracias a la paz que encontró en la fe católica. El actor, que antes se definía como agnóstico o ateo, aseguró: “Cuando todas mis estrategias para tener el control de mi vida, cuando todos mis planes se fueron por la ventana; cuando mi vida condujo a infligir dolor y daños graves a otras personas, levanté las manos y dije: ‘Mis planes son basura. Ya no quiero estar aquí'. Y eso se requería para encarnar a Pío”.
“Es por eso que lo siento como si se hubiese tratado de matemáticas celestiales. Se siente demasiado coincidente para ser una coincidencia”, agregó.
Un milagro
LaBeouf relató cómo fue que se involucró en el nuevo proyecto cinematográfico de Ferrara. Según indicó, comenzaron a comunicarse vía Zoom como parte de lo que llamó un “programa espiritual”. En una de esas reuniones, el director de Pío le propuso que interpretara al santo. En ese momento, el actor admitió que era considerado “una bomba nuclear” y que nadie quería hablar él, incluida su propia madre.
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Esa propuesta, que él considera “un milagro”, traía aparejada una condición: para meterse en la piel del personaje debía ingresar a un seminario católico. Aceptó. Allí por primera vez se animó a leer la Biblia y aprendió a “dejarse llevar”.
“Me llegó el mensaje. Ya estaba allí, y no tenía adónde ir. Sentía que esta era la última parada del tren. No había otro lugar adonde ir, en todos los sentidos”, indicó LaBeouf. Y, desentendiéndose de todos los problemas que lo tuvieron como protagonista en los últimos tiempos, aseguró: “Ahora sé que Dios estaba usando mi ego para atraerme hacia él, y para alejarme de los deseos mundanos. Los dos hechos estaban sucediendo simultáneamente. Pero no habría tenido ningún impulso para subirme a mi auto, conducir hasta el monasterio si no hubiera pensado: ‘Oh, voy a salvar mi carrera’”.
En otro tramo de la entrevista, LaBeouf afirmó que apenas llegó a aquel monasterio, “ocurrió un cambio”. “Era como un truco de cartas. Era como si alguien me hubiera engañado, pero no con malas intenciones, sino de una manera que no podía descifrar. Estaba tan cerca que no podía verlo. Lo veo diferente ahora que ha pasado el tiempo”, expresó.
La película
Padre Pío, que marca el regreso de LaBeouf a la actuación después de retirarse en 2020, tendrá su estreno mundial en el Festival de Cine de Venecia. Ferrara adelantó que su próximo filme estará dedicado a contar los años juveniles del religioso más popular de Italia, también venerado en buena parte del mundo, y que fue declarado santo en 2002 por el papa Juan Pablo II en una ceremonia realizada en el Vaticano frente a 300.000 personas.
La película estará ambientada en Italia inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial y el rodaje se iniciará en octubre próximo en Apulia, la región del sudeste de Italia de la que el Padre Pío era originario y en donde desarrolló la mayor parte de su vida pastoral.
Nacido en 1887 en la localidad de Pietrelcina, como Francesco Forgione, se convirtió a través de sus prédicas como fraile capuchino en “el santo de la gente”, aunque siempre enfrentó los cuestionamientos y la desconfianza de la Santa Sede, donde llegó a ser calificado como un “impostor”.