Se toma un respiro profundo. De seguido responde: “Plena, feliz y agradecida con Dios”. Así resume Tía Florita sus prodigiosos 90 años de vida.
La chef de Cocinando con Tía Florita celebrará este jueves 23 de marzo su cumpleaños 90. Una edad a la que afirma llegar con su vigor de siempre y con la pasión intacta por lo que hace: enseñar y cocinar.
Entre programas de televisión y negocios gastronómicos en los que ha incursionado –e incursiona– Tía Florita ha dedicado más de 40 años.
Precisamente, fue desde sus diferentes proyectos donde la chef cosechó el desinteresado cariño de un público al que hoy honra solo con amor y agradecimientos.
Por eso Tía Florita asegura que el festejo de sus 90 años pudo haber sido en grande; empero, optó por la mesura y solo reunirá a su familia en una actividad en la que más que celebrar pretende agradecer.
“A mí me pone a pensar por qué llegué a esta edad; he perdido a tanta gente alrededor de mi familia. Solo Diosito sabe por qué me tiene aquí. Sí te digo que me tiene (Dios) feliz y plena. Me llena y me satisface tanto todo lo que hago. No sé hasta cuándo va a durar, pero si Diosito me tiene así, en buena hora”, refiere durante una conversación telefónica con Viva.
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Aquí parte de la entrevista con Tía Florita.
¿Qué ha sido lo más gratificante de vivir 90 años?
Son tantas cosas las que he recibido y no creo merecerlas. Debe haber sido que tomé la vida con mucha ilusión, con mucha pasión y se me fue pasando el tiempo. Al final, de lo que me di cuenta fue del agradecimiento de mi público. Ese gran cariño que me tienen me emociona muchísimo, porque uno no se siente merecedora, pero es algo con lo que Dios me ha premiado.
¿Cómo resume su vida?
Plena, feliz y agradecida con Dios. Ha sido una vida feliz, con salud. Quisiera que todo el mundo viviera la vida como yo la he vivido.
¿Cómo está de salud?
He tenido mis altos y bajos porque es lógico, pero aquí seguimos. Digo que sigo aquí por mis genes, porque qué otra cosa puede ser. No soy una persona de gimnasio, ni de tomar mucha vitamina... Me he dedicado tanto a mi profesión que no he tenido tiempo ni para eso, ni para otras cosas. ¡Hasta me descuido en ocasiones! Oro en la mañana y en la noche alabando a Dios y dándole gracias, porque qué otra cosa le da a uno vida sino es Él. Él nos trae y Él nos lleva.
¿Cómo festejará el jueves?
Por todos lados me quieren hacer agasajos: los sobrinos, los hijos, las amigas… Es tanta gente, que necesitaríamos el Estadio (Nacional), pero mejor me quedo queditita. Será una celebración íntima y en familia solo para darle gracias a Dios.
¿Pidió algún regalo especial?
Durante toda mi vida he recibido tantos y tan lindos reconocimientos. Nunca he sido una persona de regalos. Prohíbo que me traigan regalos, porque la mayoría del tiempo o lo tenés o no lo necesitás, pero sí ponés en un compromiso a la gente. Una fiesta nunca la he visto como un tome y deme. Aquí es prohibido traer regalos. Sí me mandan montones de flores. ¡Ya tengo un gran arreglo de orquídeas blancas que me mandó mi amiga doña Olga Picado! Esos detalles me gustan más y me llenan. Pero una celebración es para compartir y estar felices un buen rato.
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Además de la reunión familiar, ¿qué otros planes tiene para festejar su natalicio?
Lo que tengo siempre en mis planes es nada más que darle gracias a Dios. Ir a misa para darle gracias a Dios. Por años celebré cuatro fechas muy especiales: el cumpleaños de mi esposo (Max Echandi, quien falleció en el 2000), el mío, el 14 de setiembre que era el aniversario de bodas y el 25 de diciembre que se armaba aquel alboroto con la familia (por Navidad). Luego me faltó mi marido, mi hijo, mis hermanas (tenía tres)… y las fiestas de Tía Florita no quise celebrarlas más. Ya habían sido suficientes.
¿Qué ha sido lo más difícil de su vida?
La muerte de mi hijo (Federico Bonilla Sobrado, en el 2014). Es un golpe al que uno no reacciona nunca. Te marca. No se puede explicar.
Si pudiera echar atrás el tiempo, ¿cambiaría algo de su vida?
Mi vida, con altos y bajos, la volvería a vivir exactamente igual.
La mitad de su vida la ha dedicado a su público, ¿se ve siempre activa?
Creo que sí, porque sigo inventando planes a los 90 años. Recientemente, inauguré mi escuela gastronómica y ahora estoy con un proyecto de unos alimentos que se llaman Tía Florita. Estamos en pleno lanzamiento y estoy feliz. Ahí pongo mis recetas y el control de calidad. Queda Tía Florita para rato, si Dios quiere, porque uno hace los planes pero Dios es quien decide.
¿Qué le dice a su público?
Con mis seguidores tengo una comunicación inexplicable. Es un cariño sin palabras. Quiero, amo, agradezco y solo cosas buenas le deseo a mi público. No recuerdo haber recibido nada incorrecto de mis seguidores. Todo ha sido solo amor y cariño. Tengo tantos recuerdos, tantos reconocimientos que he recibido de mi público que ya no tengo dónde ponerlos. Ahora me pregunto: ‘¿Qué irán a hacer mis hijos con tantas cosas, todas llenas de cariño y agradecimiento, cuando ya no esté?’.
¿Piensa en la muerte?
No pienso mucho en eso. Como estoy con Dios no le tengo miedo a la muerte, pero sí sé que tiene que llegar. Todo está en regla y en su punto para cuando Dios quiera que me reúna con Él. He vivido tantas cosas lindas que es suficiente el tiempo que Dios me ha dado.