Las chefs Alexa Quirós, Andrea Murillo, Mónica Phillips, Mónica Peñaranda y Nena Murillo son tan diferentes como sus especialidades: repostería orgánica, platillos gourmet, pastelería francesa que a simple vista luce como pequeñas obras de arte, cocina de autor y comida libre de gluten, lácteos y preservantes, respectivamente. Al estar juntas en un mismo espacio, ellas ríen, se admiran entre sí y se animan. Saben que su poder femenino, junto o por separado, puede hacer maravillas.
Alexa, Andrea, Mónica, Mónica y Nena llevan años trabajando enfocadas en la excelencia de sus negocios. Su horizonte está marcado por destacar con sus diferentes especialidades. Rara vez por su mente pasa que en el ámbito en el que se desenvuelven, comúnmente los nombres que resuenan son masculinos; pues en el mundo, los hombres, liderando la cocina de restaurantes, son mayoría.
Lo cierto es que en Costa Rica hay variado talento femenino al mando de cocinas de reconocidos restaurantes o de emprendimientos relacionados con gastronomía. Conozca a cinco de ellas.
Vibrante
Alexa Quirós creció viendo a su abuelita haciendo maravillas en la cocina. Ella la inspiró a ser quien es hoy.
Ella es la chef y una de las dueñas de Búlali, cafetería ubicada en Avenida Escazú, en la que se vende repostería saludable. Alexa estudió panadería y repostería en Nueva York. Luego cursó administración hotelera.
“Para mí, trabajar como chef es vivir apasionadamente con la comida y estar siempre descubriendo ingredientes, sabores, combinaciones y platos nuevos”, cuenta Quirós, de 31 años.
En su camino nunca encontró resistencias. Esto le gustó desde siempre y lo hizo, a pesar de lo demandante que es física y mentalmente el trabajo en la cocina.
“Es muy estresante. Es estar en un ambiente caliente, estar de pie de ocho a diez horas al día. La gente lo relaciona con trabajo pesado de hombre, lo cierto es que cualquiera lo puede hacer. En la cocina de Búlali el trabajo es supermixto”, dice.
Alexa tiene seis años al mando de su propio sueño culinario en el que crea para venderle a las personas comida saludable, vibrante y transparente.
“Nuestro enfoque va dirigido a que cada producto tenga su vibración, todo es fresco. Buscamos que lo que ofrecemos sea transparente y lo logramos porque no ponemos nada extraño o químico para preservar la comida. La idea de ser saludables va de la mano de que no usamos azúcar blanco. La mayoría de nuestros ingredientes son orgánicos”, detalló la empresaria, quien actualmente trabaja más enfocada en la creación de nuevos productos.
Alexa celebra ver a más mujeres sobresaliendo en el ámbito de la cocina.
LEA MÁS: Tres chefs se unieron y crearon un menú “rosa” para apoyar a una paciente con cáncer de seno
Satisfacción
Andrea Murillo transmite dulzura y serenidad. Jura que cocina con el corazón. Ella es la propietaria, desde hace 13 años, de Brulee Gourmet, empresa, ubicada en la Uruca, que prepara comida fina para eventos personalizados y que eventualmente realiza actividades en las que por una noche convierte su negocio en un restaurante al aire libre.
“Me siento realizada cuando veo la creación del evento y satisfacer a la gente que me contrata. El hecho de tener a los colaboradores que tengo y aportar a la sociedad dando trabajo me hace sentir muy bien”, dice.
Ella tiene 36 años y estudió gastronomía, además de hotelería y turismo, todo en España. Recientemente realizó una cena en colaboración con las chefs Nena Murillo (de Raw) y Mónica Peñaranda (de Julián) para ayudar a una paciente con cáncer de mama.
Andrea cree en las alianzas y colaboraciones entre mujeres, porque uniendo los talentos que cada una tiene individualmente se potencia la labor. También confía en que con trabajo bien hecho se genera la atención hacia ellas y eso permite que otras chicas se motiven a liderar.
Esta mujer, quien en unos meses se convertirá en mamá de Emma, cree que uno de los motivos por los que, generalmente, se asocia a los hombres con dirigir una cocina es porque dentro de ella el trabajo es duro, “fuerte”.
“Para este trabajo se necesita mucha fuerza física y mental. Hay que estar muchas horas de pie. En las cocinas se vive mucha presión. En eventos es una locura, siempre tenemos imprevistos. Hay que saber manejar la presión y siento que tradicionalmente se dice que los hombres aguantan más. Pero a nivel mundial hay muchas mujeres que también nos ponemos al corte y hacemos lo mismo con excelencia”, dice.
Felicidad
Las manos de Mónica Phillips son creadoras de dulzura, de felicidad y de pequeñas obras de arte comestibles.
Esta chef de 43 años es la propietaria de Crème Caramel, un tipo de cafetería, en Escazú, en la que se encuentran deliciosos ejemplos de pastelería francesa (rama en la que se especializó en Chicago) y postres. Ella estudió gastronomía en Costa Rica.
“Yo sabía que lo que me gustaba era la pastelería diferente. Quería introducir algo distinto. La escuela de Chicago me abrió la imaginación y así fue. Esperé a que mis hijos estuvieran grandes para empezar con esto”, contó Mónica, quien viene de una familia que siempre ha estado vinculada con la gastronomía.
Cocinar y crear son la definición de felicidad para Mónica, al punto de no considerar trabajo su labor diaria, en la que a veces se dedica hasta 14 horas.
“Mi cocina es un laboratorio, así está diseñado. Todo es programado. Sé lo que va a salir mañana. No tengo que salir corriendo. Estoy mucho tiempo en la cocina pero con aire acondicionado, no a 40° como la gran mayoría que trabajan en cocina caliente”, explica.
Sí, Mónica admite que globalmente los hombres chefs han dominado las cocinas, pero hay mucho espacio para que las mujeres innoven y cocinen talento. En su negocio todo el personal está conformado por chicas.
Otro de los aspectos que diferencian el trabajo de Phillips es que todos los años trae a diferentes chefs especializados para que impartan capacitaciones y así estar al tanto de las dulces y ricas tendencias que están en el auge mundial.
LEA MÁS: ¡Así sabe la Patria! Cuatro chefs honran a Costa Rica desde sus cocinas
Liderazgo
Mónica Peñaranda tiene 25 años y una mirada vivaz que se enciende cuando habla en el idioma de la cocina. Ella estudió gastronomía en Costa Rica.
Ella es la chef del restaurante Julián, ubicado en Rohrmoser y que se distingue por su cocina de autor, una a la que le ha impregnado su sello sin necesidad de imponerse y cerrarse a lo que sabe. Ella cree en el conocimiento en conjunto y valora los aportes de sus compañeros, hombres y mujeres, con quienes trabaja hombro a hombro y encuentra la comunicación como clave en el proceso creativo.
“Esta ha sido mi mayor experiencia. Ha sido muy retador. He tenido mucho apoyo. El jefe dice que le encanta tener mujeres líderes. Ese impulso ha sido muy bueno. Parte de la inspiración es del chef Jorge Jurado quien ha sido un mentor en mi carrera. He tenido personas detrás que me han impulsado y dado técnicas”, cuenta Mónica, chef de Julián desde 2017.
En su ejercicio ha topado con algunos desafíos, a los que se ha enfrentado con ayuda de sus habilidades.
“A veces es un reto dar una orden: tenés 25 años y además sos mujer. Uno lo que hace es ganarse la confianza con liderazgo. Identificar cómo trabajar con personas te ayuda a poder llevar equipo. Mi sub-chef es hombre. Somos espejo y actuamos igual. En Julián trabajamos como una familia”, contó la chef, quien antes trabajó en República Dominicana.
La talentosa mujer cree que el mundo de la gastronomía debe regresar a sus raíces costarricenses y apegarse a sus productos.
“Siento que ya empezamos a usar productos y técnicas costarricenses. Volviendo a la leña, al maíz, al cacao. Creo que estamos regresando y hay que impulsarlo en la gente”, dijo.
Pasión
María Elena Nena Murillo pone en los platos de sus comensales sus experiencias viajeras. Conocer el mundo inspira a esta mujer, de 37 años, a hacer platillos saludables en la cocina.
Nena Murillo es la chef y codueña del restaurante Raw, ubicado en Escazú y Lindora y que se enfoca en “comida limpia” (alimentos preparados “desde su estado natural” y sin azúcares refinados).
“Ser chef me permite expresar la pasión que tengo a través de la comida. Con lo que a uno le guste. A mí me gusta viajar entonces siempre aporto a mis platos algo que experimenté y viví. Siempre con el reto de mi filosofía. Yo como de todo. Siempre que pruebo todo pienso en trasformarlo en algo sin gluten, sin huevo ni lácteos, manteniendo lo nutritivo pero que sea rico.
"Ahora hay muchas intolerancias y la gente cree que tiene que comer un poco más feo solo por eso y no es cierto”, asegura.
La comida que prepara Nena, desde hace cinco años, no tiene ni azúcares refinados, ni lácteos, ni tampoco preservantes. Empezó con este enfoque luego de que sus socios lo probaran en Estados Unidos. Maravillados con la expresión culinaria tan saludable, le sugirieron a la chef explorarlo: ella lo hizo como autodidacta, pues esta propuesta es muy diferente a lo que se aprende en las aulas.
Esta mujer es ingeniera industrial, mas la influencia de su mamá, quien tiene una cafetería, la llevó a estudiar cocina a España.
“Le empecé a ayudar a ella y sentí la necesidad de conocer la cocina a nivel profesional. En la escuela se notaba como las mujeres que estudiaban cocina eran minoría. Ahora todo está cambiando y hay mujeres increíbles siendo de las mejores del mundo”, dice.
En la cocina de Nena solamente trabajan mujeres y se siente satisfecha con ello.
Las propuestas
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida por Raw Co. | Raw To Go (@rawcocr) el
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida por Restaurante Julian (@julian_restaurantecr) el
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida por CrèmeCaramel (@cremecaramel_cr) el
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida por High End Catering For Events (@bruleegourmet) el
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida por Búlali Artesanal (@bulaliartesanal) el