Alajuela es tierra de mangos, apodos y también de pastelillos. El debate sobre dónde se venden los mejores es eterno y tiene siempre como protagonistas a las sodas de El Carmen y La Corte. Más allá de esta disputa culinaria, lo que pocos saben es que ambos locales son harina del mismo costal: la familia Corella.
Esta historia se amasa desde los años 70, en una Alajuela menos poblada y desordenada que la de hoy en día. En ese tiempo, por supuesto, había menos restaurantes y las cadenas de comida rápida no habían colonizado las cuadras de la ciudad.
En aquella década, la familia Corella tenía una soda en El Carmen de Alajuela, cerca de la iglesia, donde vendían comidas fritas como hamburguesas y tacos. Concretamente, el negocio era administrado por Otto Corella, y en este trabajaba junto a su esposa, Daisy Ruiz; su cuñada y su hermana Dinorah (conocida como Nora).
“Mi mamá (Daisy) es guanacasteca y un día le hizo empanadas y pastelillos para que vendiera. Mi abuela y ella vendían panes en Guanacaste; entonces ella quiso experimentar y fue algo muy aceptado. A partir de eso quitaron todo lo demás y dejaron solo los pastelillos”, relata William Corella, actual administrador de la soda de La Corte.
Conforme el negocio fue creciendo, a don Otto se le quedó pequeño el local del Carmen y decidió buscar otro espacio. Desde 1980, abrió su local en La Corte y aunque trabajó en ambas sodas hasta 1985, el restaurante original quedó a cargo de su hermana Dinorah (conocida como Nora).
“Al tiempo, él (don Otto) le ofreció a mi abuela, Nora Corella, quedarse con el negocio. Ella aceptó la propuesta de trabajarlo y lo hizo con sus hijos: Yamileth, Alexander y Rossela. Se quedaron acá y mi abuela siguió con la tradición. De hecho, aquí trabaja hasta la 1 o 2 de la madrugada. Cerraba las cortinas o la ventanita en ese entonces, y se quedaba con los hijos y la gente que estuviera comiendo”, comentó Cristel Fonseca, actual encargada del local del Carmen.
Soda El Sesteo o ‘La Corte’
Los pastelillos de ‘La Corte’, como media Alajuela los conoce, en realidad se llaman Soda El Sesteo. Este nombre, comenta William Corella, fue ideado por su padre. En aquel tiempo, se denominaba ‘sesteo’ a un lugar rural de descanso, y en las cercanías de los tribunales, donde se crió el fundador del local, existía uno de estos sitios. Allí reposaban quienes trasladaban el ganado y productos agrícolas.
Desde los años 80, don Otto Corella trabajó junto a su esposa, Daisy Ruiz; moliendo ardua y lentamente el éxito de un negocio emblemático en Alajuela.
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Kenner, un vecino de Itiquís de Alajuela, atestigua con su fuerte historia la importancia que tiene este negocio para los clientes y los vecinos de la ciudad.
“Estoy a punto de internarme porque soy alcohólico. Le he hecho mucho daño a mi familia, a mis tíos; ellos me aman por sobre todas las cosas. Hoy me sentí que ya no podía más, así que pidámosle ayuda a Dios y a la familia e internémonos”, relata conmovido Kenner, segundos antes de darle un tremendo bocado a su pastelillo.
“Eso sí, antes de internarme, tenía que comerme un pastelillo de La Corte”, finaliza el comensal.
Don Otto y doña Daisy, quienes actualmente tienen 77 y 71 años, involucraron en el negocio a sus tres hijos. Don Otto se mantuvo vigente hasta hace aproximadamente un año y solo se alejó de su local por un problema de salud.
“Yo nací comiendo pastelillos casi (risas). Nosotros somos tres hermanos y siempre desde chiquillos ayudamos bastante. En las vacaciones de la escuela nos veníamos a trabajar con él; siempre quiso enseñarnos a ganarnos el cinquillo, como dicen”, cuenta William Corella, quien es el único descendiente activo en la empresa familiar.
William se formó como panadero y tuvo una panadería durante 15 años. Él mantiene la receta de los pastelillos de papa y de pollo, así como empanadas de frijoles y los frescos naturales de frutas, naranjilla, horchata y cas.
La pandemia por la covid-19 fue uno de los momentos más retadores para esta empresa; incluso, casi le ponen fin a cuarenta años de historia y a la fuente de trabajo de 8 personas.
“Pensamos en cerrar al principio, pero pensamos en que si cerrábamos los trabajadores no podían llevar sustento a sus familias y dijimos: ‘Diay probemos’. Se abría solo una cortina, se ponía una cinta amarilla para que no pasaran y una mesa afuera donde entregábamos. Trabajábamos solo para llevar”, rememoró William.
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Aunque varía por épocas, aproximadamente se venden entre 300 y 400 pastelillos por día. Sumado a esto, desde hace casi un año tienen a la venta pastelillos congelados, los cuales distribuyen a otros negocios comerciales.
Los pastelillos de La Corte están en todas las plataformas de pedidos y usted puede seguirlos en sus redes sociales como Soda El Sesteo.
Soda Riojana Nora’s: ‘El Carmen’
La soda Riojana Nora’s, conocida popularmente como los Pastelillos del Carmen, está ubicada a 25 metros de la plaza del barrio carmelita. Fue el punto de inicio de ambos negocios y aunque inició con la receta original de Daisy Ruiz; una vez que Nora Corella tomó las riendas del local, le puso a los pasteles su propio sello.
De acuerdo con Cristel, su abuela Nora pasó su renovada receta a través de sus trabajadores, que a su vez la fueron legando a los más nuevos. Siempre se ha mantenido en el menú los pastelillos de pollo y papa y los frescos de frutas, horchata, naranjilla y cas.
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Cristel comenta que su tío, Alexander Herrera, fue el miembro de la segunda generación que siempre estuvo activo en el negocio. Oficialmente, él tomó las riendas en el 2008, cuando Nora, quien falleció en 2014, se retiró debido a su estado de salud.
Ella estuvo en la soda desde que tiene memoria, pues este local culinario era parte de la propiedad donde vivía su abuela. Toda su vida ha estado involucrada con los pastelillos, pero desde hace seis años es la mano derecha de su tío Alexander.
“Yo casi que crecí aquí, mis papás vivían como a los 100 metros y este era mi lugar favorito. A veces mi abuela me ponía a vender helados, me decía que le ayudara a vender pastelillos; de todo. Ella fue un pilar muy importante en mi vida, nos enseñó el valor del trabajo y a cuidar la calidad de este negocio”, recordó Cristel, quien es docente de secundaria.
Cuando inició la pandemia retomaron la producción de pastelillos de carne, los cuales se habían retirado anteriormente. Este periodo, tan complejo para muchos negocios, no los golpeó tan fuerte como para hacerlos cerrar. De hecho, se mantuvo la totalidad del personal, conformado por seis personas, incluyéndola.
“No podemos quejarnos. Aunque estaban los días de cierre, cuando se podía abrir no se daba abasto con los pedidos. El alajuelense de verdad no puede estar sin los pastelillos, era algo increíble. Hubo momentos que bajó un poco con los cierres, pero se recompensaba cuando se abría”, afirmó Cristel.
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Actualmente, en la soda Riojana Nora’s venden entre 600 y 700 pastelillos diarios, los cuales siempre están recién hechos, pues se producen en tandas de 16 conforme se van acabando. Cerca de diciembre la demanda aumenta y han llegado a vender hasta más de 1000 pasteles diarios.
Los pastelillos del Carmen están disponibles en todas las aplicaciones de entrega a domicilio y usted puede seguirlos en sus redes sociales, donde aparecen como Soda Riojana Nora’s.