A mediados de la década de los 80, una joven pareja formada por una tica y un chileno llegó hasta las montañas de Monteverde en busca de un lugar en donde asentarse. Ellos se habían conocido en los Alpes austriacos y el bosque nuboso costarricense fue la señal inequívoca de que habían hallado su nuevo hogar.
No solo les recordaba los bellos paisajes de Europa, sino que también fue donde consiguieron su primer trabajo en un hotel de la zona –la cual no era todavía el destino turístico que atrae a miles de visitantes nacionales y extranjeros cada año– y se fijaron como meta tener su propio negocio.
Con esfuerzo lograron comprar una propiedad y levantar un hotel que más parecía un chalet propio de las montañas de Austria y así empezó un nuevo sueño. Eso sí, desde su fundación tenían muy claro que los turistas que los visitaban venían a disfrutar del verdor de las montañas y, por eso, era fundamental cuidarlas.
Fue así como nació el Hotel Belmar, un emprendimiento familiar que desde su fundación se fijó como norte la protección del ambiente y que gracias a sus esfuerzos en este sentido, acaba de recibir la certificación de Carbono Neutralidad emitida por Inteco, empresa auditora en Sistemas de Gestión de la Calidad
Este negocio familiar ha implementado como filosofía de vida la sostenibilidad a tal punto que se ha convertido en una pasión la cual, según su propietaria, Vera Zeledón, espera sea contagiosa. “Todos los esfuerzos que hagamos cuentan, y ojalá que si uno recicla en su casa que el vecino también se antoje y haga lo mismo”, afirma.
Ese mismo entusiasmo es el que esta familia imprime en todos sus procedimientos y lo cual le valió recientemente dicha certificación, con lo cual se convirtió en el primer hotel de Monteverde en recibir este reconocimiento y tan solo el segundo hotel en el país. El otro hotel que cuenta en la actualidad con la certificación de Inteco es el Reserva Conchal. Según datos de Inteco, hay otros hoteles que realizan esfuerzos similares pero no han sido certificados por esta compañía.
Para que Belmar alcanzara esta distinción se tomaron en cuenta aspectos como el uso de energías limpias, reducción de la huella de carbono y prácticas sostenibles, entre otros aspectos a medir. Sin embargo, desde su fundación, en 1985, la sostenibilidad ha estado en el ADN de este hospedaje que ostenta cuatro estrellas.
“Cuando empezamos a hacer las averiguaciones sobre la certificación nos dimos cuenta de que mucho de lo que solicitaban ya lo hacíamos desde hace mucho tiempo, pero no lo teníamos documentado, así que fue un largo proceso, pero que vale la pena”, afirma Zeledón.
“Nos llena de mucho orgullo saber que sí es posible crecer y tener un negocio de manera sostenible con el ambiente, uniendo esfuerzos para mitigar o minimizar nuestro impacto en la naturaleza. Tenemos un sistema de gestión de sostenibilidad, con estrictos indicadores que nos permitieron obtener este reconocimiento y demostrar nuestro compromiso con la mejora del desarrollo empresarial, ambiental, socioeconómico y sostenible en la región de Monteverde”, afirmó Pedro Belmar hijo, gerente general de Hotel Belmar.
El hotel es en la actualidad de capital 100% costarricense, ya que tras la separación de la pareja ella adquirió la totalidad del negocio y hoy lo dirige junto con sus hijos y sus respectivos cónyuges.
Prácticas sostenibles
Como parte de sus esfuerzos por minimizar el impacto dañino en el planeta y promover el turismo en armonía con la naturaleza la familia, junto con un equipo comprometido con la causa ambiental, creó su propia huerta orgánica en la que siembra muchos de los ingredientes que se utilizan para Celajes, su restaurante. “Nuestra idea es producir todo lo que necesitamos en la cocina, de hechos, nos aflige cuando requerimos algo que no producimos nosotros, pero cuando eso sucede le damos prioridad a productores locales”, cuenta Richard Garro, coordinador de Sostenibilidad de Belmar.
De igual forma, los desechos del restaurante, lejos de ir al basurero, son recolectados en su totalidad y llevados a la estación de compostaje para crear abono, que asimismo será utilizar para enriquecer la huerta.
Los huéspedes son invitados a conocer de cerca la filosofía que los distingue y se les explica de forma creativa el paso a paso que se realiza hasta obtener el abono. Este es una actividad gratuita y opcional para los huéspedes.
La huerta tiene gran variedad de vegetales como unas 65 especies de lechugas, arúgula, rábanos, espinaca, tomate, remolacha, culantro y uchuvas, hasta otros menos conocidos como amaranto, acelga y kale –entre otros– cosechados de forma orgánica sin la intervención de ningún pesticida. De esta forma, se garantizan no solo los ingredientes más frescos bajo el modelo de Farm to Table (De la finca a la mesa) pero, por ejemplo, se elimina la huella ambiental que hubiera significado el transporte de algunos de estos ingredientes hasta el hotel, entre otros impactos al ambiente.
De hecho, la administración le da a la huerta el mismo tratamiento que se le otorga a un proveedor externo con el objetivo de cuantificar cuál es el aporte económico de este proyecto. “Actualmente, la huerta está generando entre millón y millón y medio de colones por mes y va subiendo”, afirma con orgullo Garro.
“El hotel siempre ha operado bajo ese principio de sostenibilidad, es importante tener claro que la gente viene a ver el bosque por eso hay que cuidarlo. Utilizamos productos biodegradables que están hechos por una familia local”, agregó Belmar. Tampoco cuentan con televisores en las habitaciones –con el objetivo de que los huéspedes se conecten con la naturaleza–, ni aire acondicionado.
“Los jardines están llenos de plantas nativas, lo cual atrae a las mariposas y colibríes y hace más atractiva la visita. Lo que se produce en la huerta se utiliza en el restaurante, en el bar de jugos y también en el bar con una mixología a base de hierbas y siropes hechos en el lugar con licores y hierbas”, explicó Jerome Percepied, gerente de Operaciones.
Hay un lago que, además de servir como fondo idílico para la práctica de yoga, funciona como una forma de tratar naturalmente algunas de las aguas del hotel para su reutilización a través de la filtración de plantas sembradas a su alrededor.
Una opción que encanta a los visitantes es la experiencia gastronómica en la cual, hasta un máximo de ocho comensales, disfrutan de una comida en una mesa instalada a un lado de la huerta, y en medio del bosque nuboso de Monteverde, donde el chef Roberto Montoya se encarga de preparar los platillos con base en lo que los invitados recojan, canasta en mano, en la huerta, y con otros ingredientes cuidadosamente seleccionados para que su impacto ambiental sea mínimo o nulo, por ejemplo, se utiliza solo pesca responsable.
La familia también cuenta con otra propiedad adscrita, una finca ubicada a unos 20 minutos de distancia, llamada Madre Tierra en la cual se producen huevos, leche, café, caña y otros cultivos que también se utilizan en la operación del hotel. Los visitantes también pueden conocer de primera mano la operación de la finca y los esfuerzos que realizan para cuidar del planeta.
Aquí se ofrece un tour de agricultura sostenible en el que se puede aprender sobre la forma en la que se elaboran distintos tipos de queso y degustarlos, y se visita la granja de huevos con gallinas de pastoreo, las cuales viven en un ambiente más libre distinto al de una fábrica de producción. También se puede incluir una cabalgata por la propiedad. No es necesario ser un jinete experto para vivir esta experiencia. La duración del tour es de medio día.
Según explicó Andrea Suárez, administradora de la finca, “todo esfuerzo cuenta e incluso no sabemos si lo que hacemos será suficiente, sin embargo, no hay que dejar de dar la pelea por intentar rescatar al planeta”.
En el caso de la finca, que también es carbono neutral, la mayor emisión proviene de las vacas y apenas cuentan con cuatro, según Suárez, las cuales se utilizan para la operación del hotel por lo que gracias a sus esfuerzos se neutraliza su huella. Usted podrá ordeñarlas y alimentar a los terneros, entre otras actividades.
“Estamos en tiempos en que los esfuerzos por reducir y mitigar emisiones de carbono han cobrado una relevancia de primer orden en el mundo, y es muy notable que, en acuerdo con nuestra visión como empresa, hemos sido pioneros en este campo. De igual forma estaremos haciendo aún más esfuerzos este año y los siguientes en la lucha contra el cambio climático, y motivamos a la comunidad y el sector a que se sumen a estas iniciativas y juntos promovamos un turismo sostenible”, concluyó Pedro Belmar.
De forma adicional, el hotel Belmar cuenta con el CST (Certificado de Sostenibilidad Turística) y el reconocimiento Bandera Azul Ecológica.
En lo más alto
El más reciente proyecto adscrito a hotel Belmar es Savia, una reserva privada de ocho hectáreas que busca innovar y generar experiencias siempre dentro de la protección al ambiente.
Andrés Valverde es el director de este proyecto y afirma que el nombre de Savia hace referencia a lo que se conoce como la sangre de las plantas y es asimismo un símbolo de energía.
Uno de sus mayores atractivos es la plataforma Ficcus, la cual es única en el país, y que permite observar el bosque nuboso desde la copa de un árbol, una experiencia única y mágica que le hará ver el bosque desde una perspectiva nunca antes posible, gracias a la construcción de tres plataformas en un árbol de higuerón. “Todo se realizó bajo un profundo respeto a la naturaleza, nuestra idea es profundizar sobre todo lo que está pasando en el bosque”, aseguró Valverde.
La experiencia de Savia busca tener un enfoque más holístico sobre la historia natural del lugar, educación ambiental de la mano de la comunidad científica y guías capacitados. El lugar entrará en operación a partir de noviembre.
El holandés Ernest Minnema, gerente de Operaciones de Savia, es uno de los responsables de curar la información para asegurarse de que los datos que reciben los visitantes tengan una base científica.
Este apasionado de la naturaleza se encarga de capacitar a los guías con el objetivo de cerrar la brecha entre la academia y los visitantes. “Es un proyecto ambicioso a nivel de alcance, porque nos interesa que la gente se lleve un conocimiento veraz de la zona”, afirmó el europeo, quien es experto en manejo de vida silvestre y profesor de biología.
En el lugar es posible observar gran variedad de plantas nativas así como de aves como el quetzal, pájaro campana y la pava negra, entre otros. Sin embargo, Savia es mucho más que una caminata por el bosque nuboso. Está diseñado de manera tal que se estimulan todos los sentidos con olores, colores y hasta sabores. En un área conocida como El Jardín, los visitantes podrán entrar en contacto directo con el bosque gracias a distintas estaciones que permiten darle rienda suelta a los sentidos. “El Jardín es más un espacio para sentir”, resaltó Valverde.
El diseñador paisajista Felipe Negrini fue el encargado de garantizar este aspecto. “Nos aseguramos de que la ejecución del diseño de los senderos utilizara un modelo sostenible con la menor afectación y en el que se pudiera desarrollar la parte sensorial”, aseveró.
En este sentido, se aseguraron de reutilizar la mayor cantidad de plantas al momento de abrir los senderos, así como velar por el manejo de la aguas para no afectar el bosque. Todo implicó más de un año solo en la parte de desarrollo de Savia, lo que se sumó a la etapa de conceptualización.
Según Vera Zeledón, propietaria de Belmar, todos los esfuerzos que estos tres proyectos realizan por contribuir a la conservación del ambiente representan un costo para su operación, sin embargo, ella incluso lo ve más como una inversión, ya que está segura de que cada vez son más los turistas que planean sus vacaciones con opciones de estadía sostenible para dejar la menor huella posible durante su viaje.
Contacto
Dirección: 300 metros al este de la estación de servicio, Monteverde, Puntarenas.
Sitio web: www.hotelbelmar.net
Teléfono: 2645-5201
Correo: info@hotelbelmar.net