El periodista Gerardo Zamora continúa en un largo y aleccionador proceso de recuperación. Luego de que a finales del 2022 se sometiera a una octava cirugía a causa del meningioma (tumor benigno) que está en su cabeza y que en el pasado provocó que le extirparan su ojo derecho, sus días pasan en modo lucha.
Desde hace tres años, Gerardo batalla contra dicho meningioma. Producto de ello, en julio del 2022 se le retiraron cuatro tumores, pero en diciembre anterior se le informó del crecimiento de dos nuevas masas las cuales fueron intervenidas casi de inmediato.
El comunicador asegura que en esta ocasión la recuperación ha sido más lenta, pues ha tenido que lidiar con algunos dolores de cabeza que si bien se le quitan con un medicamento, se tornan “incómodos”, sobretodo si aparecen cuando va a dormir. Además, detalla que su fosa nasal derecha quedó “bastante bloqueada” y la congestión en ocasiones también le dificulta el sueño.
“La recuperación ha sido lenta. Hay que tener mucha paciencia para ir recuperándose. Es decir, las facultades más visibles, como por ejemplo caminar o comer, uno las tiene restablecidas al 100% pero hay otras que hay que tenerles paciencia”, asegura.
En su caso específico Zamora se refiere al aspecto emocional, el cual define como uno de los retos más importantes, pues explica que en ocasiones se levanta y “anímicamente no está al 100%”.
“Yo me siento bien porque uno siente que medicamente se está haciendo todo lo posible y eso a uno lo anima físicamente, pero en la parte anímica es donde tal vez está la batalla más dura en este momento. Tener el ánimo y las ganas de levantarse y de seguir peleando y batallando representa el reto más difícil. Entonces hay que tener paciencia, conocerse un poco más, apoyarse en Dios y en la familia”, asegura.
Agradecido
A lo largo de este proceso, Gerardo Zamora ha aprendido a dejarse “chinear” por su familia. Asegura que ellos siguen siendo lo pilares que le dan la fortaleza para seguir luchando.
De acuerdo con el periodista, su esposa, Ginnés Rdríguez; así como sus hijos Luciana y Marcelo, su mamá, sus hermanos y sus cuñados son esos “bastoncitos” en los que se apoya.
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“Yo sin el apoyo de Dios y sin el apoyo de la familia no podría. Todos han sido vitales en este proceso. Y creo que también hay que entender que en estos momentos uno tiene que dejarse querer y dejarse chinear, porque de nada sirve tener una familia cariñosa, que quiere apoyar y entregarse afectivamente, y que uno sea un paciente que los rechace, que no quiera nada; entonces, creo que yo he aprendido a abrirme un poquito más, a ser receptivo”, comenta.
Además, Zamora se siente muy agradecido, pues en este proceso ha conocido personas que le han brindado apoyo incondicional. Detalla que en muchas ocasiones son personas que ni siquiera conoce y que se encuentra en diferentes lugares a los que va.
“La gente ha sido bellísima. Cuando me ven en la calle o en el pasillo de un hospital me hablan, me dan ánimo o me dicen cosas como: ‘eso guerrero, vamos siempre adelante’, o ‘lo tengo en mis oraciones’, ‘lo tengo en mis pensamientos’ y ‘vamos para adelante’ y eso es muy alentador para uno, porque contar con esas oraciones y esa energía de la gente, que en muchos casos uno ni conoce, es una experiencia muy bonita”, afirma.
El apoyo ha sido tal que ahora el comunicador ve a todas esas personas como “una gran familia”.
“Hay gente que me ve en la calle y me dice: ‘Gerardo he visto su caso, permítame orar por usted...’. y ese tipo de detalles uno los agradece. Qué lindo que la gente saque su tiempo personal para pensar en uno, para enviarle una oración. Eso conforta mucho el ánimo, porque no es solo una lucha física, biológica, médica, sino que también es una lucha emocional, porque hay días difíciles y ese tipo de detalles terminan a uno de motivarlo”, añade.
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