
En una entrevista honesta, pero con muchos tintes de buen humor, como es la característica personalidad arrolladora del cantante costarricense Luisga Loría, voz de Los Ajenos, el artista narró su historia de lucha contra el alcoholismo.
El artista, conocido por ser el alma de la fiesta y por llevar alegría con su voz a miles de personas, tiene siete meses de batallar contra esta enfermedad que ataca a millones en el mundo. Asegura que no se avergüenza de aceptar su condición y que día a día trabaja en mejorar su salud.
“Empecé a tomar muy joven, si no me equivoco, desde los 12 años”, confesó Luisga, por lo que en la conversación con el músico las preguntas sobre su actual condición comenzaron a aflorar.
—¿Te consideras alcohólico? ¿Te diagnosticaron alcoholismo?
—Yo sé que mucha gente le tiene miedo a la palabra, pero sí, soy alcohólico. No me da vergüenza decirlo. Soy alcohólico, no estoy curado, no es algo que se cure de la noche a la mañana.
En retrospectiva, Luisga recordó que siempre fue una persona que decía que nunca iba a dejar de tomar, que la idea ni siquiera le pasaba por la mente.
Sin embargo, hace siete meses, un fuerte susto y un golpe de realidad lo obligaron a cambiar. En ese proceso, su novia —y ahora prometida— Mónica Barboza, jugó un papel clave.
Mónica, quien es microbióloga, comenzó a preocuparse por la salud de Luisga, aunque, según él, no tenía síntomas evidentes de alguna enfermedad. “No me dolía nada. Sí tenía deshidratación, pero era porque no tomaba agua”, recordó.
No obstante, ella, como especialista en salud, sabía que algo no estaba bien. Notó que tenía los ojos amarillos, se alimentaba mal y estaba perdiendo peso.
“¿Cómo me di cuenta de que no estaba bien? Teniendo una pareja microbióloga que me sacó sangre dormido, porque yo no quería hacerme análisis de nada, estaba en contra de los exámenes”, contó entre risas.
“En los resultados salí como una venta de ropa americana, todo a 500. Bueno, también de ropa americana premium, porque algunas cosas salieron a 1.000 y 1.000 y pico”, dijo, combinando broma y seriedad.
El doctor que revisó los análisis preguntó: “¿Dónde está internado el paciente?”, pues, al ver los resultados, asumió que la persona debía estar hospitalizada, recibiendo atención médica urgente.

A Luisga no le quedó más remedio que acudir a una cita. Los diagnósticos, a grandes rasgos, fueron que tenía el hígado muy inflamado, lo que estaba presionando el bazo e impidiendo la producción adecuada de plaquetas en la sangre. Como consecuencia, su cuerpo no podía coagular correctamente.
“Estaba ‘tocho’, ‘tocho leña’”, bromeó.
A esto se sumaba la enorme carga de trabajo y el estrés que manejaba en ese momento.
“Gracias a Dios que puso a Moni en mi camino. Gracias a ella por ayudarme con todo, porque el doctor me dijo que estuvimos cerca de que fuera demasiado tarde”, agregó.
La orden del doctor fue clara: dejar el licor de inmediato. Nada de “un traguito”, porque ya Luisga “se había tomado la cuota de toda la vida”.
Desde entonces, el artista ha estado en un proceso de desintoxicación, con la meta de que haya Luisga para rato y así seguir cantando. “Me he sentido muy bien”, analizó.
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