La pérdida de un ser querido siempre representa un cambio en la vida, más aún si se trata de un hijo. El duelo puede durar meses, años o no tener fin. El dolor que conlleva es intenso. El cantautor costarricense Martín Valverde lo describe como “un golpe a las costillas, no se ve, pero duele respirar”.
Valverde perdió a su hijo menor, Jorge Pablo Valverde, el sábado 22 de junio del 2024. Desde entonces, menciona que la vida ha sido “un día a la vez”, luego de que su hijo muriera en sus brazos.
El compositor de música católica conversó con La Nación desde la intimidad de su hogar en México, mediante una entrevista por escrito.
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Pablito, su hijo, murió tras una larga lucha contra la leucemia. Martín prefiere llamarle la Pascua de Pablito.
“No es mi primer duelo en forma. Primero, mi hermana a sus 21; luego, mi madre a sus 59. El plus que le agrega Pablo es que se trata de un hijo. Ese dolor requiere otro acomodo. Al final, cada persona es un proceso diferente, pero ayuda estar consciente de estar viviéndolo”, señala Valverde, quien compara este cambio con sus días en el conservatorio, cuando debía aprender algo nuevo.
“Después de estudiar a un autor específico por un tiempo, de repente te cambiaban a otro y, además, contra reloj, tenías que aprender a leer y a tocar su música, pues el examen o el concierto estaba a la vuelta de la esquina. Aunque la técnica pueda ser similar, la interpretación y el sentimiento exigen otra forma de hacer la música”, describe.
El duelo lo ha acompañado junto a su esposa, Lizzi. Menciona que han sido pañuelo de lágrimas el uno para el otro, las veces que fuera necesario. También han estado a su lado sus hijos, M. Gerardo y Daniela, y su yerno, Alberto. “Han estado desde el principio y siguen cerca, pues Pablo a todos nos alcanzó con su cariño y su fe”.
Valverde encontró otros refugios en medio de esta difícil situación. Menciona la serie de televisión The Chosen (Los elegidos), porque “compartía el pasaje de Jesús frente a la tumba de su amigo Lázaro, y de cómo lloró con todo su ser frente a la tumba”. También ha recurrido a libros como Cuando Dios guarda silencio, de Pete Greig, a sus amigos y, por supuesto, a la mano de Dios en todo el proceso.
El cantautor de 62 años puso su corazón en letras, como tiene por costumbre, y compartió su experiencia de duelo antes, durante y después de la Pascua de Pablito.
- ¿Cómo fue ese sábado 22 de junio?
Sabíamos que era cosa de días, sin la certeza de cuándo. Esa noche los tíos de Pablo (Cindy y Gabriel) se quedaron a dormir con él en su cuarto, para que pudiéramos “descansar” un poco mi esposa y yo. Muy temprano me despertaron los gemidos de dolor de Pablo, el medicamento con morfina no le estaba ayudando en nada. Mi esposa y mis cuñados se pusieron a ver qué procedía con los medicamentos y hablaron con su doctora.
“Yo lo que hice fue abrazarlo, tenerlo en mis brazos y estar ahí con él. En un momento que se ha vuelto inolvidable, que de paso no le deseo a nadie, pero que lo envuelve todo, lo abracé con tierna fuerza y le dije como pude: ‘Ya Pablo, ya mi amor descansa, toma la mano de Jesús y vete con Él a la Casa del Padre’. Pablo no hablaba, solo se quejaba y no podía abrir sus ojos. Pero en ese momento se calmó por completo, abrió sus ojos y con su mirada, misma que yo conocía muy bien, me decía, ‘Sí papá, está bien’. Y murió en mis brazos”.
- ¿Cómo ha sido el proceso del duelo tras la pérdida de Pablito?
Creo que es importante aclarar que el duelo con respecto a Pablo, mi hijo, no lo empezamos a vivir a partir de su muerte física. Ciertamente a partir de ese momento de la muerte, el duelo tomaría otra forma y color. Pero mucho antes de que partiera, empezamos a aceptar su realidad y de paso la nuestra, empezamos a despedirnos en forma. Antes de que partiera, empezamos a aceptar su realidad y de paso la nuestra, empezamos a despedirnos en forma”.
“Hicimos en casa varias reuniones familiares para cantar con él, para decirle, en su nivel, (era un niño con parálisis cerebral) cuánto lo amábamos, para abrazarlo, darle las gracias y para festejar que se iba a la casa de Jesús. Aún con el tema de la muerte de fondo, celebramos la vida, había de todo, lágrimas, sonrisas de corazón, música, y al final algunos de la familia se disfrazaban del Rey León, o de Mario y Luigi para hacer que Pablo pasara un momento inolvidable”.
- Sabemos que Dios y la música son pilares fundamentales de su vida. ¿Ha escrito alguna canción durante este tiempo y bajo qué significado?
Justo estoy en esas, hay canciones que pueden salir en minutos, pero para eso pueden pasar meses antes de que se logre. Como sea estoy trabajando en una con la que llevo cero prisas, pues es autoterapéutica 100%. Y sé que será de esas canciones que podrán servirle a muchas personas en su momento. Es el resumen de la esencia de lo vivido antes, durante y posterior a la Pascua de Pablo, ya la escucharán, se llama Sin ti... pero por ti.
- Justamente, usted mencionó varias veces esa frase ‘sin él, pero por él’. ¿Qué significa esto en su diario vivir?
Al día siguiente de la misa de cuerpo presente de Pablo, mi hija Daniela, que es total energía y corazón, insistió en que nos escapáramos a un lugar llamado las Piedras de Tapalpa, en la sierra de Jalisco, como a una hora y media de casa en las montañas. Era entre semana, por lo que no había ningún turismo activo en la zona, el lugar es realmente impactante, y vacío lo es más, pues es un encontronazo con Dios en La Naturaleza de frente y sin filtros.
“Nos servía como cambio de aire, de actividad, y como reinicio de otra etapa. Ahí, en un momento que no vi venir, solo salió y lo dejé pasar, tomé aire y como no había nadie en la cercanía, grité con toda mi alma, en una mezcla de sollozos, convicción y fe: ‘Pablo, a partir de hoy, aún con todo el dolor que significa que no estés, decido seguir sin ti, pero también seguir por ti, en tu honor, honrándote con mi ser y mi trabajo’”.
- ¿Cuál es su consejo para quienes hoy atraviesan un duelo?
En lo básico, pidan ayuda, no la pasen solos, no es por ahí. Ya con ese ingrediente, permítanse vivir y pasar por el duelo, sabiendo que están en ese proceso un día a la vez, valga decir que incluso saber y reconocer que están en “negación” es ganancia al final. Lo digo en mis conciertos, y lo reafirmo en tu entrevista: Lo mejor que puedes hacer por aquellos que ya partieron es vivir, es tomar la decisión de vivir.
“Al final de una larga y maravillosa conversación con el gran Facundo Cabral, cuando se despedía de mí, me gritó desde lejos: ‘Che Martín, ¡Que la hermana muerte te encuentre viviendo!’. Estoy, hoy más que nunca, intentando vivir ese maravilloso consejo, estoy viviendo”.
- ¿Cómo recordará a Pablito?
Pablo es inolvidable, su presencia e influencia es total en la familia y en lo que hacemos. Los que somos padres de niños especiales coleccionamos toda una cantidad y variedad de anécdotas que se suman a la memoria del corazón. Cada uno de la familia tiene sus recuerdos y anécdotas con él, cuando estamos juntos siempre sale algún tema y recuerdo que todos agradecemos, revivimos, y con alguna lágrima disfrutamos compartir.
“Yo me quedo con dos recuerdos, son frases que me dijo, y hoy me rodean por completo: ‘Jesús te va a llevar a todos tus conciertos papá, no tengas miedo’ y ‘Cuando les cantes diles que la muerte no tiene la última palabra, la tiene Jesús’”.