Es 1987, una mañana soleada en el redondel Bonanza, en Belén. Es un 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción y 1.500 personas están esperando que Soda Stereo de su primer concierto en Costa Rica, la única aparición del trío en Centroamérica. Cada boleto costó ¢250 y tres días después del concierto, Óscar Arias recibiría el Premio Nobel de la Paz.
Era otra Costa Rica, claro está. Era un país en el que los rockstars venían y se iban, una tierra que todavía no podía contar entre sus celebridades a mechudos con guitarras eléctricas guindando de los hombros. El primer paso para cambiar eso ocurrió ese día de la Inmaculada Concepción, en Belén, una coincidencia que solo se le puede atribuir al destino.
Antes de Soda Stereo, se presentó una banda de chiqui-chiqui. Así lo recuerdan Carlos Pardo y Marcelo Galli. Por aquella época, ellos eran el bajista y baterista de Café con Leche.
“Soda Stereo era rock en español, embajadores de un nuevo movimiento, entonces que escogieran un grupo bailable era cosa rara”, comentó Pardo. Por supuesto, el público mostró su descontento.
El animador del concierto trató de calmarles y falló. Pardo y Galli recuerdan que dijo al micrófono algo así como “ahora viene otro grupo, si quieren silban y si quieren gritan”.
“Yo salí enojado al escenario; estaba empezando mal”, recordó Pardo. Al oír los primeros acordes de una guitarra roquera el público puso atención y dos canciones después estaban contentos. Otras dos canciones después, no había persona en el público que no se moviera con ellos. Era un a banda de rock en perfecta comunión con el público. Era una banda nacional.
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Por ese entonces, Café con Leche era un dúo acústico formado solo por José Capmany (1961 – 2001) y Enrique Ramírez (1962 – 2001), pero a veces se juntaban con una banda de rock llamada “Los de abordo”. Allí participaban Pardo, Galli y Marcos Elizondo (guitarrista).
El público ya conocía temas como Mamá y papá, La modelo y Quiero ser, pero el éxito indiscutible era La historia salvaje (Gloria). En diciembre de 1987, a cuatro meses de la salida del álbum Rock, era difícil que alguna persona de las presentes no hubiera escuchado La historia salvaje.
La rotación en radio era responsable de esto, pero la salida del álbum Rock,que acumulaba este y otros éxitos, se transformó en un clásico del rock nacional, el primer gran álbum de éxito comercial.
El concierto con Soda Stereo concierto fue la coronación de Café con Leche como el grupo más querido del rocanrol criollo y les dejó claro, que la cantidad de público que los seguía ya requería más que a solo dos integrantes en escena.
30 años después, Carlos Pardo y Marcelo Galli confiesan que ni en sus sueños más locos pensaron que ese álbum sería un referente del rock nacional.
Pero lo es.
El guitarrista Marcos Elizondo, Carlos Pardo y Marcelo Galli son los sobrevivientes de la alineación que grabó ese álbum y quienes cargan con los primeros recuerdos que forjara el grupo. Quienes mejor que ellos para revivir esta historia.
Primeros pasos. Nadie sabe muy bien cómo fue que se conocieron Café y Leche, pero sí que sus aventuras fueron muchas, variadas e intensas. “A don Luis Salas, por sacarnos de la pastelería y convertirnos en roqueros”, explica el primer agradecimiento en la contraportada de Rock.
José Capmany –Café, para los amigos– y Enrique Ramírez –Leche– se dedicaban a vender repostería y Salas era el gerente de CBS Indica S.A., fue el responsable de que sus vidas dieran un giro.
Café y Leche animaban cualquier esquina, plaza, pretil o escenario que visitaran. “Jose era el músico y Enrique hacía el show. Nadie hacía tantas maromas como él en el escenario; era incansable. Era como un espectáculo de circo”, señala Galli.
El particular espectáculo y las pegajosas canciones que lo acompañaban fueron suficientes para que el grupo fuera contratado en varias ocasiones. Capmany se encargaba de conseguir conciertos aquí y allá, dentro y fuera del valle Central, donde fuera que tuvieran interés en ver ese circo.
En muchas ocasiones, recuerdan los músicos, compartieron escenario con orquestas de chiqui-chiqui. “A La Banda, La Pandylla, Papel y Lápiz, La Maffia, Coco y Yoyo por su compañerismo y la sincera amistad”, se lee en los agradecimientos del álbum Rock.
La alianza con estos grupos era estratégica. Carlos Pardo recuerda que existían varias bandas de rock, pero ninguna tenía equipos de sonido tan grandes como los de las orquestas.
A grabar. Cuando don Luis Salas le dio una oportunidad a Capmany y a Ramírez, el trato era que todo se haría con banda de rock . Grabaron algunos demos en el estudio B de CBS, en Moravia (“ahora en ese lugar queda un gimnasio gigante”, señaló Carlos Pardo).
“No existía eso de que te pagaban por tocar en estudio. En esa época grabar era más que suficiente, te sentías profesional”, comentó Pardo.
“Y luego, te oías en la radio y te sentías gigante”, completa Marcelo Galli.
La primera canción que grabaron fue Mamá y papá , se publicó en 1986 y ascendió rápidamente en la emisora Radio Uno. “La gente había oído otros grupos rock de Costa Rica en la radio, pero la mayoría tiraban más al progresivo, no eran tan pop”, recordó Carlos Pardo.
“Tener temáticas urbanas y mostrar lo que vivía y pensaba un joven de esa época hizo que mucha gente se identificara con la música”, dijo Marcelo Galli.
Un elepé. Mamá y pap á fue el primer sencillo número uno del grupo. El segundo fue La historia salvaje , un tema tan pegajoso que Carlos Pardo protestó cuando lo grababan.
“Yo sabía que esa pieza la iba reventar y por eso propuse que mejor no la grabáramos ( ríe ). No nos íbamos a escapar, la íbamos a tener que tocar toda la vida”, comentó el bajista.
El resto fue historia. La canción extendió la fama del grupo y empezaron a llegar más contrataciones.
“La gente llamaba a Radio Uno a pedir el número de Café con Leche desde Limón, Puntarenas, Guanacaste, Alajuela...”, recuerda Pardo, quien fue locutor de un programa semanal en la emisora.
La gente pedía más y entonces la disquera propuso grabar un long play . En el estudio se terminaron de formar temas como Quiero ser (que pasó de ser una balada a ser reggae), Canción de cuna para un roquero y Corazón claro .
Al proceso se sumaron Humberto Malavassi (quien grabó saxofones en Ya no sé más), Orlando Blanco (teclados en La modelo ) y Juan Carlos Arguedas (guitarra en Quiero ser).
Con cinco temas en el lado A y seis temas en el lado B, Café con Leche debutó en el mercado en agosto, con dedicatoria a “todos los desprejuiciados de buen corazón”.
Ascenso. Los temas de Rock se popularizaron en la radio y llevó el circo de Café con Leche, a muchos lugares. Al inicio, la idea de moverse por el país buscando y tocando conciertos era emocionante, pero poco a poco, fue complicando las relaciones entre los miembros del grupo.
“Enrique y Jose pasaban mucho tiempo juntos. Viajaban, componían, tocaban, comían y trabajaban en lo mismo. Para todos era cansado, pero había conciertos en lugares largo a los que solo iban ellos, eso los desgató”, señaló Pardo.
Si suena como el tipo de historia que oiríamos en Behind the Music de MTV, es porque así mismo fue. Café con Leche recibía ofertas de conciertos de las siete provincias y la presión subía. Fueron teloneros para Soda Stereo y unos cuatro meses después, en marzo de 1988, Enrique Ramírez salió del grupo. Habían pasado apenas ocho meses de la salida del álbum y la relación personal musical era insostenible, cuentan los miembros que quedan del grupo.
“Era un tipo muy inteligente pero vivía en sun propio mundo. El show se ponía cada vez más intenso y estaba saliendo de control”, señaló Marcelo Galli.
La salida de Enrique, Leche, hizo que el trío de músicos que antes eran conocidos como Los de Abordo, se integrara oficialmente al grupo. Enrique Ramírez armó su propia banda.
“Recuerdo que íbamos a tocar en un concierto sobre la Avenida Central, en la esquina de Radio Monumental y ahí nos lo topamos. Presentaron a Enrique Ramírez y los Percoladores y tocaron Los pollitos ”, recordó Carlos Pardo. El cantante de ese conjunto era Pato Barraza, quien luego integraría el grupo Inconsciente Colectivo.
Capmany, a quien muchos recuerdan haciendo bromas en el monólogo final de La modelo , le daba pena cantar esa y otras canciones tras la salida de Enrique Ramírez.
“Esa parte hablada (en La modelo ) era de José y de Enrique, así se había hecho montones de veces y José se sentía muy mal cuando le tocaba hacerlo solo. Pero la gente no dejaba de pedir las canciones”, señaló Pardo.
Después de Ramírez salió del grupo Marcelo Galli y luego, Marcos Elizondo. Ambos amaban la música, pero Café con Leche estaba pareciéndose cada vez más a un trabajo a tiempo completo y ellos querían enfocarse en sus otras carreras.
En los años 90, cuando entraron al grupo dos músicos jóvenes, Carlos Pardo sintió que su ciclo con el grupo había terminado.
La alineación original de Café don Leche se mantuvo opor cuatro años (de 1985 a 1989), pero su disolución dio paso a nuevas leyendas: la de Capmany como solista y la del rock comercial del país.
Con el tiempo las disqueras se dieron cuenta de que había talento fresco y de exportación en el país y se formó una generación de roqueros criollos.
El álbum Rock fue solo el primer paso, pero como el primer beso, sigue siendo objeto de cariño para quienes vieron a esas leyendas forjarse.
“Creo que hasta ahora nos venimos dando cuenta del impacto que tuvo”, comentó Carlos Pardo. “Pero bueno, todavía hay niños que cantan los pollitos así, como en Rock ”.