El álbum Bajo Marisma, con el que Albastián (Héctor Morales) ha decidido dar su carta de presentación, mezcla muchas ideas: su intención de crear música con texturas suave, la idea de crear un disco con letras honestísimas y su interés de posicionarse, gracias a estas cualidades, como un nombre para tener en cuenta dentro del quehacer tico.
Este músico emergente asegura tener mucho por dar. “Este primer trabajo es un bocado de muchas cosas que quiero hacer. Me emociona que ya esté fuera, al alcance de todos, y que la gente que busca música honesta pueda verse en las letras y en los acordes”, asegura.
Conociendo un nuevo artista
Albastián, músico costarricense de ascendencia venezolana y chilena, encontró su hogar artístico en la mezcla cultural que define su vida. Haber nacido en Venezuela, establecerse en Costa Rica desde su niñez y ser influenciado por la herencia chilena de su padre, marcó el compás de su vida y despertó su pasión por la música.
Desde sus primeros años, Albastián se vio inmerso en un ambiente hogareño saturado de ritmos latinos, sembrando en él la semilla de una vocación artística temprana. Al crecer, decidió estudiar comunicación y diseño gráfico (oficio en el que ya lleva varios años trabajando), pero la música se convirtió en una profesión inevitable.
“Mis papás siempre se preocuparon mucho por meterme en clases, aprender de géneros, desde el pop hasta el jazz... Inclusive estuve en Etapa Básica de Guitarra en la Universidad de Costa Rica. Siempre he querido ser músico y este primer disco es la muestra de mi decisión de dedicarme a cantar y componer”, expresa.
A los 16 años, Albastián dio sus primeros pasos en el mundo de la música al unirse a la banda tica Passiflora. Aquella experiencia lo dejó sediento de un anhelo profundo: publicar sus propias canciones.
“Nunca he detenido mi interés. Todos los días pienso en la música, escribo música, escucho música. Es una pasión que orgánicamente creció en mí y tenía que detonar, finalmente, en canciones”, cuenta el músico.
Finalmente, a los 27 años, al lanzar su primera producción en solitario, Albastián ha dado un paso crucial en su carrera. Este disco representa más que una colección de canciones; es un testimonio personal, una narrativa musical que trata sobre la sanación y la redención personal. A través de sus composiciones, Albastián busca resonar en la experiencia humana, compartir reflexiones íntimas y ofrecer una ventana hacia el crecimiento personal.
Las texturas de Albastián
El disco debut de Albastián es un testimonio sonoro de sinceridad y autenticidad en cada una de sus notas. Este trabajo musical representa una exploración íntima de emociones y experiencias, fusionando texturas atmosféricas que se entrelazan entre acordes de guitarra y arreglos de cuerdas, creando una paleta sonora rica en matices.
¿Las influencias? Albastián cuenta que la banda británica Radiohead es su grupo preferido de toda la vida, por su capacidad de contar historias en canciones y siempre sorprender con sus letras. En el apartado armónico, el músico cuenta que el estadounidense Sufjan Stevens, reconocido por su música sensible y apaciguada, fue una referencia inmediata.
“Fueron sonidos que cayeron solos en las canciones. Todo fluyó de forma muy orgánica porque el disco en verdad es sincero”, agrega.
Las melodías que componen Bajo Marisma evocan paisajes emocionales, a veces más introspectivas y dolorosas, como en el tema Entierro, donde Albastián expone un dolor palpable a través de su letra. Esta profundidad emocional se equilibra con temas conmovedores, como Neblina, que ofrecen una mirada más emotiva, lo cual aporta variabilidad y complejidad al álbum.
Pero allí no queda todo el concepto de Bajo Marisma. Albastián comprende que en la industria musical contemporánea, no basta con la calidad de la música; es crucial construir una identidad que resuene con su audiencia. Consciente de esto, desde la concepción de Bajo Marisma ha sido meticuloso en cada detalle para reflejar su identidad como artista.
El arte de la portada del álbum no es simplemente un retrato suyo, sino que su intención es generar una representación visual del ambiente emocional y sonoro que impregna cada canción. El tono “azul” que domina la portada es una metáfora del matiz presente en las canciones.
“Quería que todo lo que representa el proyecto fuera homogéneo; que la imagen del disco y las canciones dialoguen entre sí”, cuenta.
Este enfoque consciente en la imagen y la identidad visual se alinea con la narrativa sonora del álbum. “La combinación de elementos musicales y visuales busca sumergir al oyente en un universo íntimo y emocional, donde cada aspecto contribuye a la experiencia artística completa. Espero que la gente pueda transportarse a ese mundo de canciones y se encuentre a sí mismo”, finaliza.
Puede escuchar ‘Bajo Marisma’ en su plataforma de reproducción preferida, sea Spotify, YouTube, Deezer, Apple Music y Soundcloud.