Quizá cuando Antonio Orozco tenía 15 años y se compró su primera guitarra, no le pasó por la cabeza la idea de que una canción le cambiaría la vida.
Editó su primer disco en el 2000 –
Fue ahí, en su segundo álbum, donde estaba el detonador:
Hace siete años, este otro lado del “charco”, para efectos de España, se fue enterando de que existía un tal Antonio Orozco. Entró a estos mercados con un disco homónimo, que era un compilado de
Mientras ponía, y aún pone, los pies en Latinoamérica, el hombre nacido en Barcelona va creciendo. Casi a manera de un testigo, ve él mismo su evolución.
Llegó a Costa Rica el domingo y ayer, entre una taza de café y una botella de agua, conversó con
Es imposible que en viajes relámpago pueda conocer cómo piensa y cómo siente la gente de un país. No vengo para que ustedes me conozcan, vengo a conocerlos yo a ustedes. Mi gran afán es tratar de adecuar mi poesía a lo que ustedes viven porque, al final, uno compone para que alguien te escuche; no escribo canciones para cantármelas a mí mismo.
Porque las canciones, al igual que todo tipo de arte, tienen una finalidad: compartir algo. Me gustaría llegar a lo más profundo de tu corazón, pero para eso necesito saber mucho más de lo que sé.
En un momento dado de ese vaivén en Puerto Rico, me rompí un pie y durante cuatro meses dejé de viajar a Latinoamérica. Y es ahí que me puse a componer el
Yo digo “mi pena” porque me es imposible luchar contra la distancia. La distancia me saca de quicio, me obliga a estar en los aviones muchas horas, porque paso mucho tiempo solo. A la soledad, me acostumbro y, en algunas ocasiones, me ayuda a ser más creativo y, en otras ocasiones, me golpea como si fueses un pelele. Me tuve que marchar de España a viajar, a hacer las Américas, y llevo un año y tres meses montado en un avión, pero también estoy feliz .
Pasó lo mismo que con la canción que hicimos con (Luis) Fonsi para el