“Veo a Apocalyptica como una banda que estará tocando dentro de 10 años”. Además de un chelista que ha ido de Sergéi Prokófiev a Pantera, Eicca Toppinen también es profeta.
Aquella frase salida de su boca en junio del 2005 en una entrevista con Viva por el disco Apocalyptica, se hizo realidad. Alcanzando casi la mayoría de edad, ya tiene 17 años y un resto, la banda finlandesa que empezó tocando a Metallica a cuatro chelos llega a su sétimo álbum con algo que empezaron a construir desde su segundo disco, el Inquisition Symphony (1998): material creado por ellos mismos.
Apocalyptica, autodefinida como una banda de rock con chelos, llamó a este lanzamiento 7th Symphony (Sétima sinfonía).
Y con ella, desde el 24 de agosto pasado, Apocalyptica rompe los tres años de silencio que tenía. El Worlds Collide, su último trabajo de estudio, salió en el 2007.
Regresan Eicca Toppinen, Paavo Lötjönen –ambos de la primera alineación de Apocalyptica–, Perttu Kivilaakso y Mikko Sirén – batería, percusiones y contrabajo– con un disco producido por dos figuras fuertes: Joe Barresi, mano responsable de exitosos materiales de Tool, Queens of the Stoneage y Bad Religion, y Howard Benson, quien trabajó con My Chemical Romance, Motörhead y Papa Roach.
De tres maneras. Porque en estos tiempos lanzar solo una forma de disco es obsoleto, Apocalyptica creó tres versiones de su nuevo lanzamiento.
Está la edición normal del 7th Symphony que trae solo 10 temas, entre ellos el tema punta de lanza: End of Me.
La otra edición es una especial y contiene 12 temas, dos canciones extra: Through Paris in a Sportscar y The Shadow of Venus, así como un DVD grabado en vivo en la Academia Sibelius en Finlandia.
No es cualquier lugar donde se hizo ese DVD en vivo: es el sitio donde los cuatro que formaron Apocalyptica originalmente se conocieron y estudiaron.
Fue gracias a los campamentos de la academia que Eicca Toppinen, Paavo Lötjönen, Antero Manninen y Max Lilja se divertían interpretando los covers de la banda que amaban: Metallica.
De esa forma de entretenerse se desprendió el disco debut Plays Metallica by Four Cellos en 1996, que los hizo saltar a la fama.
La tercera forma de consumir el 7th Symphony es de manera digital y tiene dos temas distintos: Return Game y Spiral Architect.
Lo propio. Apocalyptica no tardó mucho –solo un disco– en darse cuenta de que podía hacer mucho más que gracia al tocar de forma estilizada, desde los chelos, la música de bandas de metal.
Para su segundo lanzamiento, el Inquisition Symphony en 1998, se atrevió a componer. Eran tres temas, algo mínimo comparado a un contenido que era para abordar a Faith No More, Metallica, Sepultura, Pantera, pero fue el álbum que les aclaró el camino: debían y podían componer, dejar de ser solo agraciados amigos de lo ajeno.
“En el segundo disco (Inquisition Symphony) descubrimos que podíamos sacarle más al chelo cuando tocábamos temas escritos pensando directamente en el chelo, y no como cover de una banda de rock. Queremos seguir con temas originales porque es eso lo que creemos que nos va a desarrollar como banda”, confesó a Viva Eicca Toppinen en el 2005.
Y eso fue lo que hizo Apocalyptica: irse desprendiendo de los covers y ser ellos mismos cada vez más, disco a disco.
De 13 temas que tuvo el Cult (2000) solo hubo tres covers: dos de Metallica y uno del compositor noruego Edvard Grieg.
Y es que en su historia es a. C. (antes del Cult) y d. C. (después del Cult) porque este disco marcó la tendencia que Apocalyptica seguiría hasta el resto de sus álbumes, incluyendo el 7th Symphony: colaboraciones de peso en temas alternos, sin eliminar lo instrumental.
Fue, además, en el Cult donde se probó la efectividad de las alianzas: Hiili Hiilesmaa, en las percusiones; Sandra Nasic cantando en Path Vol. 2 y Matthias Sayer haciendo lo mismo en el Hope Vol. 2.
“Pasamos de ser los chelistas clásicos que tocan rock para divertirse, a ser una verdadera banda de rock. Al inicio, todo estaba orientado al chelo”, había declarado Toppinen en el año 2005.
Que las canciones se volvieron el eje y el chelo el instrumento para ejecutarlas lo demostró la banda al álbum siguiente, el Reflections(2003), que solo tuvo temas originales.
Metieron violas, violines, más chelos que solo ellos, contrabajos, pianos, batería, trompetas y colaboraciones que quedaron para toda la vida cual pacto de sangre. Ese fue el caso del baterista de Slayer, Dave Lombardo, que siendo fiel a su juramento, colaboró en los tres discos siguientes: el Apocalyptica, el Worlds Collide y el 7th Symphony.
En 7th Symphony, el Slayer toca en el tema 2010. Y como sucedió desde el Cult , para el 7th Symphony, Apocalyptica llamó a voces fundamentales del género. Está Gavin Rossdale, de la británica Bush, en End of Me, y Joseph Duplantier , de la banda francesa Gojira, pone la voz en Bring Them to Light, uno de los más pesados del álbum.
Lacey de Flyleaf, de la banda Sturm, canta en Broken Pieces, y Brent Smith, de Shinedown, interpreta Not Strong Enough.
Apocalyptica no quedó cegado por vender más de cuatro millones de discos y haber probado las mieles de estar en el tope de las listas europeas y de la Billboard, gracias a Apocalyptica y Worlds Collide.
¿Música para la radio? Solo End of Me, Not Strong Enough y Broken Pieces quizás tendrán el impacto mediático de Life Burns! –con el The Rasmus, Lauri Ylönen– o Bittersweet –con Ville Valo, de HIM, y Ylönen–. Lo mejor es que quizá a la banda no le importa.
7th Symphony sigue manteniendo con dignidad a la Apocalyptica que se mueve entre temas melancólicamente sublimes y composiciones aceleradas y densas.
Este proyecto que se entrenó con Stravinsky y Heitor Villa-lobos, hoy puede decir que no le pisa los talones a nadie, que más bien es candidato a ser falsificado.