Han pasado más de 60 años desde que Aretha Franklin decidiera iniciar una carrera como solista. Pero los momentos más importantes de sus casi 75 años de vida han sucedido alrededor de escenarios, de grandes audiencias y claro, de músicos.
El 9 de febrero, Franklin anunció que se retirará de los escenarios. Ella, quien fuera un pilar de la comunidad negra en Estados Unidos por años, encontró en la adolescencia de sus nietos un momento adecuado para partir.
“No será algo fácil”, explicó la cantante a un canal de televisión de Detroit, su ciudad de origen. “Me siento muy enriquecida y satisfecha con mi carrera, y hasta el lugar que me ha llevado”, agregó.
La partida de Franklin dejará un vacío en el mundo de la música: no por nada se le llamaba la reina del soul. Con su ligera voz dominó –sin que se sintiera esfuerzo– el rhythm & blues , el blues en su forma más pura, el jazz , el góspel, el rock 'n' roll y claro, el soul.
Aretha Franklin es la primera mujer que llegó al Salón de la Fama del Rock 'n' Roll y recibió de la Academia de Grabación premios especiales como el Grammy Legend Award, Lifetime Achievement y el MusiCares Person of the Year.
Si tenía algo que probar, lo hizo. Si alguna vez se propuso dejar una huella, también lo hizo.
La hija de un reverendo de la iglesia bautista, llegó mucho más lejos de lo que se había imaginado, solamente con su talento y su voz.
Su voz es vibrante, conmovedora y espiritual; tres calificativos que aplican a su historia.
Más que respeto
El 14 de febrero de 1967, hace 50 años, Aretha Franklin grabó Respect , una versión propia de un tema de Otis Redding. Esa canción se convirtió en su primer sencillo número uno en Estados Unidos, número 2 en Canadá, número 10 en el Reino Unido y número 11 en los Países Bajos.
¿Cuál era la magia que logró todo esto? “Ella encarna la espiritualidad afroamericana, el blues , el rocanrol, la forma en que las dificultades y el dolor se transformaron en algo lleno de belleza y vitalidad”. Así lo explicó el expresidente de EE. UU. Barack Obama, a la revista The New Yorker .
Todos esos ingredientes están ahí, en la canción Respect . Para iniciar, el tema original trataba de un hombre trabajador que le pedía respeto a su mujer al llegar al hogar.
Aretha, que para ese entonces ya había grabado nueve álbumes de estudio, tomó la arriesgada movida de cantarla como mujer, apropiarse del contenido del tema.
No estuvo sola en su empresa: en la canción la acompañan unas coristas, siguiendo la tradición del góspel con la que fue criada.
Por ese entonces, no era común que un un grupo de voces femeninas, mucho menos negras, pidieran respeto desde los surcos de un vinilo o desde la radio. Pero ellas lo hicieron, lo gritaron, lo disfrutaron, y lo deletrearon.
El resultado fue una vuelta de hoja en el significado de una canción que gracias a su voz y su intención cambió su significado. A partir de ese punto y de esa canción, Aretha Franklin se ganó un Grammy por año desde 1968 hasta 1975.
La historia recuerda Respect como un tema feminista, directo, pidiendo respeto en igualdad de condiciones. Unos años después de su lanzamiento, el Movimiento de Derechos Civiles en Estados Unidos tomó el tema como uno de sus himnos.
Quizá por eso es que su retiro ha sido recibido con tanto pesar. En el clima político de Estados Unidos, en el que las desigualdades parecen solo ensancharse más, su música es consuelo y también fuerza para caminar hacia un nuevo día.
Alma
Para Aretha, la música y la espiritualidad eran una sola cosa indivisible, el impulso para vivir el día siguiente. Lo aprendió desde niña viendo a su padre, un famoso reverendo bautista: C. L. Franklin.
El reverendo viajaba por todo Estados Unidos dando sermones y así lo hacían también sus seis hijos. Su tercera hija, Aretha, admiraba su trabajo, la forma en la que se subía a un escenario y con una simple parábola, contada con palabras sencillas y de alguna manera, seduciendo con su voz, se ganaba al público.
Con su padre viajó por Detroit, por Nueva York, por el oeste y por el sur, cuando los negros tenían prohibido entrar a ciertos lugares “para no ensuciarlos” (o eso decían) y tocar música en ciertos teatros.
A los 14 años firmó con el sello Columbia Records buscando que el producto se pudiera distribuir en todo el mundo, según lo quiso su mismo padre. Aunque era un hombre de fe, él no desestimaba la música pop.
De hecho, sus sermones lo volvieron una figura reconocida en la comunidad negra en Estados Unidos y cercano a cantantes como Nat King Cole, Art Tatum o Sam Cooke.
Además del góspel, que se transformó en la espina, la piedra angular de su obra, Aretha creció influenciada por la música R&B de estos amigos y también el jazz .
Sus primeros álbumes tantearon entre estos dos ritmos, con especial peso en el jazz . Para su tercer álbum, a los 19 años, Aretha ya era conocida como una de las voces privilegiadas del jazz .
Pero su ciclo con la disquera y con el género cerró cuando cumplió su contrato de diez álbumes y luego inició negociaciones con Atlantic Records.
En esa disquera estaban firmados Ruth Brown y Ray Charles, conocidos por ponerle voz a temas bailables de R&B y soul . Franklin aceptó el reto y en su primer disco con Atlantic, colocó de primera la canción Respect.
Legado
Dentro de las definiciones de buena cantante, no cabe Aretha Franklin; ella es espectacular. Quizá por eso muchas personas quisieron aprovecharse de su talento y quizá por eso ella aprendió a mantener distancia del mundo.
Por esta distancia se le ha llamado diva, un señalamiento que se le puede hacer a muchas por actitud pero pocas, como ella, la usan orgullosas como armadura.
Aretha Franklin siempre ha sido recelosa con su vida privada. Cuando hace unos años se esparció el rumor de que podría tener cáncer, su respuesta a cualquier consulta fue el silencio.
Su despedida de los escenario se ha sentido inevitable ante sus pocas presentaciones (unas dos o tres por mes) y las cortas apariciones especiales que ha hecho en televisión, siendo la más memorable su interpretación del himno nacional de Estados Unidos en Ford Field, Detroit, durante el Super Bowl.
No se sabe si se despedirá con una gira o solo un concierto. Si acaso se sabe que trabaja en un disco junto a Stevie Wonder, otro gran talento.
Pero la huella de Aretha está hecha. Cualquier persona que quiera entrar al soul , el jazz o el góspel, tiene una barra alta por superar. Y no es para poco.
“Ser la Reina no se trata solamente de cantar y ser una diva no se trata de eso, tampoco. Tiene que ver con tu servicio a la gente y tus contribuciones a la sociedad”, dijo Aretha en unas de las pocas entrevistas que se permitió en su carrera.
Su mayor alegría era subir a un escenario y compartir con la gente. Lo supo desde que vio a su padre hacerlo y lo confirmó años después, cuando visitara la Iglesia Bautista de Los Ángeles para dar un concierto.
El disco Amazing Grace fue grabado en esa presentación y se ha sostenido durante el tiempo como su obra cumbre, el momento en el que Aretha se volvió indispensable.
Sus canciones R&B y de rock ‘n’ roll fueron interpretadas por músicos de góspel y así se cerró el ciclo: la niña que había crecido soñando con mezclar todos los mundos, usar una voz como un puente entre lo bailable y lo espiritual, lo blanco y lo negro, lo logró. Amazing Grace vendió dos millones de copias.
No por nada, ese sería uno de los discos que Barack Obama se llevaría a una isla desierta. “Su música me recordaría mi propia humanidad”, dijo el expresidente. “Y es que suena tan bien”.