“La música me ha perseguido desde que nací. Soy músico y cantante desde el vientre de mi madre”, así resume su vida artística el cantante y productor musical costarricense Arnoldo Castillo, quien este año festeja sus primeros 20 años de carrera profesional.
Y no es para menos, ya que de su padre heredó la pasión por la música y, a lo largo de su vida, Arnoldo se empeñó en pulir su talento vocal para convertirse en un referente de la industria. No solo lo quiere hacer como artista e intérprete, sino también con un aporte a la cultura costarricense desde la trinchera de la producción y el apoyo a otros artistas.
Han pasado cuatro discos de estudio como solista, conciertos acompañado de grandes orquestas, padrinos especiales –como el maestro mexicano Armando Manzanero –, muchos proyectos, una familia, más amigos y colegas que se han sumado a aportar a la trayectoria de este artista que celebra, este sábado 31 de octubre, sus dos décadas como artista con lo que mejor sabe hacer: cantar.
Castillo presentará un concierto virtual en el que hará un repaso por su trayectoria y aprovechará para presentar su más reciente producción musical: el disco Live Sessions Vol. 1. El show se transmitirá por las páginas de Facebook de IQ Radio y de la emisora Omega, a las 8 p. m., y en él estará acompañado por una banda especial conformada por Carlomagno Araya (batería), Daniel Morera (saxofón), Nelson Segura (bajo), Ricardo Alfaro (teclados) y Gerardo Porras (guitarra).
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Insistente, trabajador
Como decíamos antes, la música estuvo al lado de Castillo desde que nació. Aunque desde pequeño tenía esas ganas insistentes de cantar (obligaba a su papá Rodrigo Castillo a que lo invitara a cantar cada vez que ocaba su guitarra en algún lugar), la idea de Arnoldo al crecer no era ser artista profesional.
Estudió Mercadeo y Administración, pero sabía que tenía un talento y también quería expresarlo. Su personalidad es inquieta y trabajadora, es un hombre insistente que busca cómo cumplir con sus cometidos y así fue como siendo un muchachito de apenas 17 años logró audicionar para cantar en comerciales de radio y televisión.
“Me las agencié para llegar a quien había grabado un anuncio de un jabón de baño, era William Porras, un productor y músico muy importante. Le pedí que me hiciera una prueba y me dijo que era muy difícil tanto por los años como porque ya tenía a sus cantantes profesionales. Le insistí y aceptó; llegué al estudio, toqué la guitarra y canté y me dijo: ‘Ah, no, usted mañana viene a grabar el primer comercial’”, recordó Castillo.
Así se dio a conocer en el medio como cantante de estudio. Lo llamaron más productores y su voz fue abriéndose campo en la escena, con comerciales o jingles que todavía hoy están en la memoria colectiva. ¿Se acuerda de la canción de galletas soda que decía: ‘Acompañame, ¿eres toda tentación’? Es la voz de Arnoldo. De la canción, ¿Siempre con usted de Teletica? Arnoldo hizo una de sus versiones.
El paso del tiempo, el roce con músicos del país y el estar metido en la industria lo llevó, poco a poco, por la música. Ingresó al grupo Ángelus y después fue parte de la agrupación Kayros; pero fue en el año 2000 cuando de la mano del gran Fidel Gamboa decidió grabar su primer álbum en solitario.
Siempre buscando la manera de salirse de lo convencional, Castillo decidió grabar el disco Dialoguemos con canciones del folclor costarricense, pero reinterpretadas con nuevos aires.
Caña dulce, Luna liberiana, Pampa, Eso es imposible y otros grandes temas ticos revivieron gracias a la voz de Castillo. “Fue un disco concepto. No fue convencional, de un género y repertorio específicos. Fue novedoso”, recordó Castillo.
“Dios me hizo un apasionado de la música, un cantante. Eso lo entendí y no puedo darle la espalda a algo que Dios me dio tan precioso como lo es la música, que es mi alimento diario, no solo espiritualmente sino también económicamente”, comentó Castillo.
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La música siguió insistiendo y desde que Arnoldo se dejó llevar ha encontrado grandes cómplices para llevar a cabo sus metas. Edín Solís y Ricardo Ramírez (de Éditus), Armando Manzanero, el cubano Francisco Céspedes, Danilo Montero, Fidel Gamboa, Martín Valverde y, por supuesto, sus colegas Joaquín Yglesias, Ricardo Bernal y Rodolfo González (Los Tenores), son parte de la historia de Castillo.
“Me llena de mucho orgullo del bueno el hecho de que ellos quieran hacer cosas conmigo, que les guste lo que hago. Les agradezco que hayan puesto sus ojos en mi trabajo, eso me confirma que voy por buen camino, que lo que he hecho no ha sido en vano”, agregó sobre su relación con estos artistas.
Aporte
Ese ímpetu, su conocimiento de la industria y la experiencia que cosechó durante su labor como ejecutivo de grandes empresas transnacionales, incluso como director regional de mercadeo de la disquera Sony Music; los ha usado en su faceta como productor de espectáculos y de artistas.
“Me encanta producir porque puedo visualizar desde el nacimiento de una idea hasta la implementación de un concierto, discos o proyectos. Es precioso saber que no existía un proyecto y verlo presentándose en un escenario; a veces digo: ‘Dios mío, qué arriesgado’, pero Dios siempre me ha apoyado”, dijo.
“Me encanta producir a otros artistas, yo tengo cero egoísmo en ese sentido, me encanta apoyarlos y decirles que por aquí es la procesión, que hagamos esto o lo otro. Tengo una gran ventaja y es que tengo experiencia, gracias a Dios", agregó.
A la pasión por la producción y la música se suman otras muy importantes en la vida de Castillo. Dios es su guía, su apoyo y también su inspiración. “Desde el primer concierto que yo hice solo le rendí un espacio y un tributo a Él, porque considero que todo lo que tengo es prestado, que Él me lo dio y lo tengo que administrar de la mejor manera”, expresó el artista.
Además, se suman a la ecuación su esposa Mariamalia Jacobo y sus hijos Felipe y María José, quienes son pianistas profesionales.
Los muchachos heredaron el talento y la pasión por la música y se han convertido en grandes artistas gracias a las enseñanzas de Arnoldo y Mariamalia en cuanto al trabajo arduo y constante para lograr metas. Su esposa, reconoce, es su más grande fanática y además su más fuerte crítica.
“Son jóvenes y al mismo tiempo son grandes pianistas clásicos. Ahora combinan con la música contemporánea, están en su charco disfrutando. Yo lo que hice fue decir que si tienen talento les iba a darles todo lo que pudiera para que lo desarrollaran”, explicó sobre sus hijos.
“Mi esposa siempre me ha apoyado. La música no ha sido un impedimento o problema en el matrimonio. Me acompaña siempre y es la más crítica cuando sabe que fallé en algo”, agregó sobre la relación con su esposa desde hace 21 años.