Quizá no había entrada para Bad Bunny, pero la ilusión era la misma afuera del Estadio Nacional, en La Sabana.
Las mujeres con sus trenzas, con escarcha y con diademas de orejas de conejo con luces que encendían y apagaban, y los hombres con sus looks preparados especialmente para el día fueron la breve confirmación de que muchos querían estar dentro del recinto, pero simplemente no lograron conseguir la entrada.
”Lleve las orejitas, lleve las orejitas”, gritaba una vendedora ambulante en el lado sur del parque, donde había cientos de costarricenses conglomerados escuchando al Conejo Malo.
Su venta parecía que no había terminado, pues había algunas personas que se acercaban a comprar sus orejitas o coronas luminosas. No faltaron los vendedores de pizza, hamburguesas y camisetas, los cuales estaban haciendo el negocio.
Unos estaban con bolsas con comida y su bebida en la mano. Otros se sentaron sobre una manta compartiendo mientras reían. Algunos más simplemente hablaban mientras estaban recostados en el zacate.
El ambiente era relajado y la espera no era tan larga.
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Hubo quienes llevaron su silla para sentarse a disfrutar placenteramente, o se dispusieron a disfrutar el show en su bicicleta.Y como era La Sabana, no importaba si había o no cédula: había niños, adolescentes y adultos esperando la salida del afamado cantante puertorriqueño.
Aquellos fans sin boleto no ocultaron su inevitable decepción hacia la tiquetera que vendió los más de 40.000 boletos para el show de Benito Martínez Ocasio.
Mientras esperaban a que el concierto comenzara se lamentaban no haber conseguido un boleto.”Yo me quedé sin entrada y, diay, tuve que venir aquí afuera no porque no quisiera comprar la entrada, sino porque no pude; no me quedó de otra. La página no sirvió”, dijo Karly Montero, una de las tantas jóvenes que se quedó sin entrada.
Esta misma noche, ella conoció a Oswald Potoy y Mayela Matarrita, quienes viajaron desde Cariari de Limón para escuchar el concierto de Benito Martínez Ocasio desde afuera del Estadio Nacional.
”Es que es Bad Bunny”, dijo Mayela. Mientras Karly se ríe y le dice: “Esa es la actitud”.
Este era considerado uno de los espectáculos del año y aunque la producción había dicho que intentó realizar una segunda fecha en el país, esto no fue posible, por lo que muchos se quedaron sin su boleto.
Palco gratuito
Al lado sur del parque La Sabana había dos puntos donde los fanáticos sin entrada podían ver a la perfección el concierto: en uno se veía una de las graderías, en otro una de las pantallas del concierto.
”Hay que buscar palco”, le decía un muchacho a su joven acompañante, quien se reía mientras ambos caminaban rápido buscando acomodarse en el sector que llamaremos gradería externa.
Entonces, las luces se apagaron: era hora del show, que forma parte de la gira World’s Hottest Tour. ”Cárgueme, cárgueme”, le dijo un fan a otro, quien lo subió sobre sus hombros.
Los gritos eufóricos adentro provocaron que quienes estaban afuera sin entrada en mano corrieran a las vallas para ver por la pantalla la salida del Conejo Malo.
Gritaban y cantaban Moscow Mule, el primer tema de la presentación de Bad Bunny, como si estuvieran viendo el show completo. ”Mae, ahí debería estar yo”, le decía un joven a su amigo.
No obstante, el pequeño espacio donde se veía la pantalla no era el único por el que los seguidores veían el concierto afuera del Estadio. A lo largo de la zona sur del recinto, los fans se colgaban de las mallas y bajaban la cortina negra que evitaba ver hacia dentro.
Efecto, Neverita y Titi me preguntó fueron, sin duda, las canciones que desataron la euforia afuera del recinto, pues no había quien no cantara y bailara los éxitos de su nuevo disco, Un verano sin ti.
De lejos, fuera del tumulto, se veían familias completas caminar por el parque con sus niños pequeños y sus perros. Mientras los fuegos artificiales lanzados sobre el recinto los obligaba a detenerse para apreciar el espectáculo.
Afuera no había quien no viviera el concierto: bailaban con libertad y cantaban como si no hubiese un mañana.
Era algo así como el concierto afuera del concierto… Y aunque no pudieron observar el show al 100%, por lo menos pudieron regresar a su casa con la satisfacción de haber escuchado a Bad Bunny, el artista más amado por muchos otros y más odiado por otros.