Banda española Ska-P encabezó una fiesta rebelde en el estadio Saprissa

La agrupación española supo exponer su discurso y poner a bailar a miles de almas en Tibás. El repertorio se basó más en los clásicos infalibles de su discografía que en su nuevo álbum, 99%

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Coordinando sus cuerpos con los de los demás, con el ritmo demandante de la música, varios miles de costarricenses disfrutaron, la noche del miércoles, del segundo concierto de Ska-P en el país.

La agrupación española se presentó, en punto a las 8 p. m., en el estadio Ricardo Saprissa, en Tibás, en el marco de la gira de promoción de su nuevo material discográfico,  99% .

Antes, las bandas locales Un Rojo y La Milixia estrenaron la tarima, ubicada a la mitad del estadio. El segundo grupo tuvo que terminar abruptamente su presentación luego un fuego inesperado en el escenario.

"¡Carroñeros!" –parte del tema Casposos – gritaba, al unísono, el público, minutos antes de que Pulpul, cantante de Ska-P, saliera al escenario, tomara el micrófono y anunciara dos noticias: una buena y una mala.

“Pipi ( showman y corista de la banda) tiene una infección en los intestinos, que no para de cagar”, admitió, sin asco, el cantante. “Teníamos dos alternativas: suspender o tocar, y por respeto a ustedes aquí estamos”.

Los aplausos se apropiaron del estadio enseguida, y las primeras notas del concierto continuaron. Full gas , un ska instrumental de nuevo disco, se encargó de calentar el ambiente, previo a la interpretación del clásico A la mierda , con el que se empezó a armar la rueda, el baile y la comunión.

Con dos gigantescas vallas del arte de 99% , los siete miembros presentes de Ska-P tejieron, durante las siguientes dos horas, un sentimiento de bienestar entre los presentes.

Había un común denominador entre el gentío: ese sentimiento de felicidad máximo que genera la oportunidad de cantar algo con lo que se identifica hasta las entrañas.

Críticos. Ska-P es un ícono dentro del ska-punk con crítica social, suscrito al manifiesto anticapitalista y con un discurso anti establecimiento.

“A través de los medios de comunicación, desde que eres pequeño, te inyectan el miedo. El día que perdamos el miedo seremos libres”, exclamó, benevolente, Pulpul, para introducir su más reciente sencillo, Se acabó , que sonó más potente que en la grabación en estudio.

Al flamante sencillo le siguieron varios clásicos del disco ¡¡Que corra la voz!! , uno de sus más populares. De esa producción, sonaron, en orden, los temas Casposos , N iño soldado e Insensibilidad .

Sediento de polémica, el cantante preguntó por el nombre de la presidente. “Quiere poner una estrella en Norteamérica. Mendiga democracia, al igual que en España”. Los vítores llegaron automáticos.

Si bien Pipi no podía participar, los disfraces igual estuvieron presentes en el concierto. Durante Crimen Sollicitationis , una cúpula con la cruz cristiana explicó mejor el significado de aquella crítica al papado católico.

Cannabis , Romero el madero , Canto a la rebelión y Sexo y religión fueron otros de los temas interpretados.

Tras despedirse por primera vez, luego de El vals del obrero , Ska-P descansó un rato, antes de rendirse al público que no le permitió despedirse.

Welcome to Hell y Mis colegas precedieron a El libertador , canción pro Hugo Chávez, en defensa de la revolución bolivariana. "Esta va dedicada al comandante. ¡Cerremos el grifo al neoliberalismo!", gritó Pulpul.

Con todo y técnicos en tarima, luego de Estampida , El gato López e Insistimos , a las 9:58 p. m., la banda dijo adiós. “¡Hasta siempre, Costa Rica!”, repetía el cantante, correspondido con un profundo agradecimiento.