Quien haya tenido la curiosidad de buscar los primeros pasos de Daddy Yankee, fácilmente llegará al videoclip de Mi funeral, una pieza lanzada hacia el hip-hop donde un joven y bigotudo Ramón Luis Ayala -su nombre de pila- mostraba cualidades especiales. Tal vez no tenía la afinación espectacular que un oído del 2022 esperaría, pero desde ese momento era claro que tenía una hipnótica habilidad para rapear que cautivaba en el ya lejano 1996.
Un año antes, desde el Puerto Rico más underground, Ayala había sonado con otros temas como Qué bien te ves, un beat intenso que ya empezaba a travesear con distintas sonoridades que combinaban el frenetismo de rapear con pulsaciones más bailables.
Todas aquellas grandes proyecciones se concretaron con el nuevo siglo, donde primero sorprendió con los discos Los homerun-es y El Cangri.com, joyas que se nublan ante la efervescencia que tuvo Barrio Fino, el disco insigne no solo de su carrera, sino de todo el reguetón que conocemos.
Precisamente, Daddy Yankee se retira de la música este año con la gira Legendaddy, 18 calendarios después de aquel álbum que construyó su mito.
LEA MÁS: Daddy Yankee: ‘Si yo no hubiera existido ¿cómo se llamaría este género?’
La historia que creció
Hay una anécdota que es inevitable al repasar la historia de Daddy Yankee. Era una tarde más en San Juan de Puerto Rico, cuando empezó a escuchar a gente hablando en un apartamento cercano al suyo, donde compartía con su esposa e hijos.
“¡Cómo le gusta la gasolina!”, gritaban las voces debajo de su ventana, quienes se burlaban de las chicas que aceptaban viajes de los muchachos que paseaban con los autos más caros. " ¡A ellas realmente le gusta la gasolina!”, escuchaba.
Fue entonces que en su cabeza cayó, por sí sola, la receta para el éxito. “A mi me gusta la gasolina”, comenzó a cantar Ayala rítmicamente. “Dame más gasolina... Me gusta la gasolina, dame más gasolina”. El resto es historia.
LEA MÁS: Bad Bunny regresa al ‘perreito triste’ en ‘Un verano sin ti’, su nuevo disco
Barrio Fino incluyó el éxito de Gasolina en un colosal álbum de 24 temas, que también incluía Lo que pasó, pasó, King Daddy, El Muro, No me dejes solo, Tu príncipe, ¿Qué vas a hacer?, entre otros grandes temas.
En infinidad de entrevistas, las estrellas actuales del género como J Balvin y Bad Bunny han admitido que Barrio Fino fue su principal inspiración para incursionar en la música. También, en documentales como El Ganador y Conocerás La Verdad, Nicky Jam y Héctor ‘El Father’ cuentan cómo la figura de Daddy Yankee era sinónimo de idolatría; todos querían colaborar con él y pertenecer a un grupo de músicos que haría historia al llevar los ritmos de la calle de la isla del encanto hacia muchísimas latitudes.
“Sin Daddy Yankee no habría reguetón”, dijo J Balvin al lado de Ozuna, Zion y Lennox, Wisin y Yandel y otros grandes nombres del género en los Premios Lo Nuestro 2019, donde reconocieron su carrera. No podría tener más razón.
Ayala, para el 2004, no era un fenómeno menor, pero Barrio Fino internacionalizó su música. El propio cantante contó a UMOMAG que con este disco “el mundo entero, no tan solo el Caribe y la Costa Este y Oeste de Estados Unidos, escucharon lo que significaba el reguetón con Gasolina. El globo terráqueo se enteró del reguetón”.
En esa misma pieza periodística, el redactor José Manuel González describe por qué el disco marcó al planeta. “La primera canción oficial del álbum, King Daddy, nos enseñó en qué se diferenciaba de Don Omar y Tego Calderón, las otras dos puntas del mítico tridente del reggaetón; Yankee podía equilibrar rimas rápidas y coros pegadizos con su estilo callejero. En el resto del álbum incorporó una voz de patuá jamaiquino, cantó RnB en inglés, entonó baladas, rapeó con fiereza y colaboró con el respetado cantautor de salsa, Andy Montañez. Incluso puedes discutir que en el perreo de El Muro se escuchan acordes de flamenco”.
Barrio Fino llegó a ser número uno más allá de Estados Unidos y, en general, de América. Es posible encontrar versiones del disco compacto en Gran Bretaña y en Asia. Fue un fenómeno del que nadie pudo escapar.
Algunos señalan que al comienzo de la década del 2010, el reguetón sufrió un bajonazo en popularidad, pero curiosamente fue el propio Daddy Yankee quien “resucitó” un género que realmente no estaba muerto, sino que necesitaba otro hitazo. En el 2017 lanzó Despacito con Luis Fonsi, una propuesta mucho más digerible que toda la carga callejera con la que se hizo con un nombre, pero que sirvió para demostrar que, durante todos estos años, hemos estado frente a una leyenda.
¿Qué capítulo falta por escribir? A Ramón Luis Ayala no le queda por demostrar nada a nadie. Se retirará (al menos en un principio) con 45 años y convertido en una leyenda viviente: quien quiera perrear, que ponga a Daddy Yankee.