“¡A cachete!”, gritó Bloke. Y se hizo la luz. Desde que publicó, en el 2014, la canción A cachete, con su respectivo video, es común que la gente detenga al rapero de 25 años para pedirle una fotografía o le grite en la calle: “¡A cachete!”. Los tatuajes lo delatan y el carisma que transpira es suficiente para que el público se quiera acercar.
El video A cachete en el hotel acumula más de 600.000 reproducciones y tiene comentarios –buenos y malos– de todo el país, de México, de República Dominicana... Todos coinciden en que es un placer culposo. A cachete tiene un ritmo infeccioso de trap, género que nació en Atlanta y en el que se habla casi siempre de drogas, mujeres y dinero. Las experiencias que Bloke había tenido en Jacó no eran tan distintas y, por eso, sus letras y su voz se acoplaron perfectamente.
“Esa canción no la escribí en la computadora, en el celular o un book –como sí lo había hecho antes–. Solo puse la pista, le di ‘grabar’ y dejé que fluyera. Estaba influenciado por diferentes energías, positivas y negativas. A cachete es reflejo de todo lo que estaba pasando en el momento”, detalló Bloke en entrevista.
Oriundo de Jacó, Bloke sigue cantando sobre temas “tabú”, pero con distancia y con reflexión. Redujo las malas palabras, redujo el consumo, redujo la cantidad de pertenencias y se mudó a una cabaña en las montañas de Heredia. Allá encontró un respiro de la capital y de Jacó. Allá grabó un nuevo álbum y le puso Rehabilitación.
Pasar un día en la piel de Bloke no es sencillo, pero ayuda a entender de dónde viene y hacia dónde va el rapero de 25 años, el príncipe del trap tico. “Es fácil regresarse a todo lo que ya uno había sido. Pero lo que se estanca no sirve”, afirma Bloke.
Spencer. Recorrer junto a Bloke las calles de Jacó es ver con agudeza todo lo que esa pequeña ciudad representa. Como a cualquier otro local, le son habituales las sutiles escenas de narcomenudeo o de prostitución. Bloke no los juzga y no los celebra, solo los ve como parte del paisaje.
Sin embargo, para hacer la entrevista, él eligió mostrar otro lado de su pueblo natal, y a la vez, otro lado de sí mismo. Nos topamos en la mañana en Villa Mariposa, un hotel bed & breakfast en la montaña, con una vista privilegiada de toda la costa. Allí trabaja Óscar Arguedas, padre de Bloke. Ambos nos recibieron sin camisa, con sonrisas amables y repostería.
La primera pregunta que se hizo en la entrevista es “¿cómo empieza su camino en la música?” y terminó siendo la única. Bloke contó de un tirón la historia de sus padres, sus inicios en la música y lo que ocurrió hasta llegar a Rehabilitación.
Sus padres, un hombre de Atenas y una mujer de Dinamarca, se conocieron en playa Jacó y allí se establecieron. Cuando Bloke –que en esta parte de la historia se llama Spencer– tenía cuatro años ellos se divorciaron, pero ambos continúan viviendo en Jacó.
“Siempre andaba con otros niños, no sé si decir desamparados, pero niños igual que yo”, contó Bloke. “En ese momento había mucho revoltijo, muchas familias que se separaban y muchas cosas que uno ve en la calle –y sigue viendo en Jacó–. Quizá los niños empezaban a meterse en cosas de grandes, pero yo no quería eso”, agregó.
Como alternativa a esa vida, Spencer decidió ir a la escuela, aunque ahí nunca calzó. Sin embargo, la escuela lo introdujo al mundo de las letras y allí, fue en donde encontró “el don de hacer música”, como él lo llama.
Allá en Jacó. Bloke empezó a hacer rap con sus cuadernos. En ellos, las canciones de la radio, del discman o la tele podían transformarse, podían cambiar tanto que se transformaban en otras canciones.
“Cambiaba la canción de Heidi y la usaba para decir otras cosas. Agarraba la canción My Name Is de Eminem y con la misma melodía cambiaba la letra por ‘Hola, me llamo Hi-C from the block’; ese era mi nombre de rapero en ese momento”, contó entre risas.
“En la adolescencia tuve la etapa rebelde, pero no tanto, yo siempre tuve mentalidad de pulseador. Con mis amigos vendíamos pipas, echábamos el agua en una bolsa y las vendíamos. También vendíamos mangos paratener nuestros ingresos”, recordó.
A los 15 años Bloke empezo grabarse él mismo en la computadora. El dinero que llegaba a sus manos se iba directo a comprar equipo y armó un estudio en la casa de su mamá, llamado Del Bloke Music. El nombre del estudio pronto se tradujo en su nombre artístico.
Su gusto por tomar prestados ritmos y melodías no cambió. Descargó instrumentales y grabó algunas canciones propias, canciones con Jahricio y Shell y las de algunos raperos de la zona. Después de un par de años Bloke dejó el hábito, pero se encontró con el interés de J Leon (Jonathan León) productor originario de Cartago.
Juntos trabajaron en los álbumes Conduciendo por el Bloke (2012) y Algo pa’ la mente (2013). A finales del 2013 Bloke se topó con el trap y decidieron grabar Traptico (2014), disco en el que viene A cachete.
“La canción se grabó como en media hora, pero el proceso para llegar hasta ella tomó más de diez años. Siempre va a ser la canción que me piden en todos los conciertos”, señaló.
Giro. El éxito de A cachete se le consiguió más conciertos, más grabaciones, más personas que querían estar cerca. “Algunos llegan con buenas intenciones y otros con unas no tan buenas”, señaló Bloke.
A cachete se volvió sinónimo de Bloke y las letras de la canción, que celebran el sobre consumo de drogas y alcohol atrajeron a personas que estaban interesadas en ese estilo de vida.
“Cuando yo estaba en Jacó, todo ese mundo de excesos me rodeaba, pero luego en San José fue cuando lo probé en serio. Estaba fumando demasiada marihuana y vivía en la fiesta”, confesó Bloke.
Después de Traptico vino Todo el día, pero el punto de giro de Bloke, en su música y su vida se pronunció en Independiente (2015). Las canciones aún hablaban de fiestas, pero su relación con las personas que lo invitaban a estas, ya no era amistosa.
“Me tuve que sacudir esas pulguillas, y por eso quise declararme independiente. Me saqué todo eso de adentro, porque por eso hago música o pinturas (…). También quería decirles a los chamaquillos cómo conseguir un menudo, cómo dar el paso para que ellos mismos se independicen”, explicó el rapero.
El mensaje ya había sido grabado y enviado al mundo, pero Bloke quería ir más allá y desligarse de todo lo que había sido antes. El año pasado, se alejó de las fiestas, cambió el número de teléfono y cortó en seco el consumo de marihuana.
Bloke recordó el efecto terapéutico de la naturaleza, un efecto que había conocido desde niño y que ahora probaba en Heredia. “La gente no sabe, pero Jacó tiene también mucha naturaleza. Ese es un espacio que he aprendido valorar. Ahí está la mejor recepción wi-fi, ahí se reciben las mejores energías”.
Bloke, quien fue el reflejo de playa Jacó mucho tiempo, se cansó de serlo y ahora quería ser montaña. “Me fui a una cabaña allá por San José de la Montaña (Heredia)”, dijo el rapero. “Me lo tomé como una rehabilitación”
Así surgió su álbum más reciente, titulado precisamente Rehabilitación, que cambia el sonido agresivo de trap por pistas de rock psicodélico. El álbum fue producido por Faddy Karzilden de Hustlin Productions y utiliza pistas de lugares inesperados, como canciones de Lana Del Rey.
“Lana Del Rey fue como mi compañera durante este proceso. Conocí su música por mi hermana menor”, comentó Bloke.
La nueva vida en Heredia le permitió nuevas conexiones. En el centro del pueblo herediano, hablando con “viejitos” que se topó en el parque, conoció la música de Facundo Cabral. Gracias a Cabral conoció las una frase de san Francisco de Asís.
“Me gustó la frase ‘deseo poco y lo poco que deseo, lo deseo poco’. Empecé a vivir con menos chunches. Tenía un closet lleno de tenis y empecé a regalarlas. Pasé por todo ese episodio de rehabilitación y es lo que estoy viviendo en este momento, es de las mejores cosas que he vivido, estoy más activo”, dijo Bloke.
El rapero sigue viviendo en la montaña, pero cuando sale de allí, lo hace contar. Sale de casa varias veces al mes para ver a sus padres, da conciertos en distintas partes del país, para hacer conciertos o para ejercer sus nuevas formas de pulsearla: la venta de frutas orgánicas y el DBM Skate Tour, una competencia de patinetas en la que también hacía conciertos.
“Este año fuimos a Orotina, Cartago, Alajuela, Heredia y finalizamos competencias en mi pueblo natal, Jacó. En esas fechas recogimos a los mejores de cada categoría y los vamos a reunir en una actividad final de la que aún no tenemos fecha”, explicó Bloke.
* * *
Todo lo que contó Bloke en la entrevista requirió una sola pregunta: “¿Cómo empieza su camino en la música?”. Después de la entrevista caminamos hacia un mirador en la montaña de Jacó. En el camino se escuchan ríos y lapas. “Esa es la música original, en todo esto hay musicalidad”, dijo Bloke.
Oyendo su nuevo modo de hablar y las experiencias que lo cambiaron, faltaba una pregunta por hacer: ¿daría un giro radical en su vida? ¿Se unirá Bloke a lista de cantantes urbanos que, llegada la hora, “se convierten” a una vida religiosa?
“Yo no soy religioso ni fanático, así que no creo que me vuelva un pastor o algo así, pero bueno, no se sorprendan si me ven congregando a la gente como en una misa. Quiero reunir a la gente, que celebremos la vida, si nos unimos podemos ser mejores”, expresó.
“Creo que vamos a llegar al punto en que haremos fiestas en las que no se va a vender entradas: simplemente que usted traiga una sandía, el otro una papaya, que el otro traiga agua –aunque sea de la montaña–, que esa sea la forma. No quiero que un concierto de Bloke sea una reunión de fans , sino una reunión de hermanos”.