“El tiempo pasa muy rápido”, fue lo que me dijo el maestro Carl St. Clair hace cinco años, cuando conversábamos sobre su primer lustro al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN).
En aquel momento me dijo, una y otra vez, que él siempre piensa en proyectos y no en años; que la vida es muy corta para dejarse llevar por el tictac de los calendarios que pasan.
Ahora, diez años después de su llegada al país como titular del ensamble, su discurso no ha cambiado. Sigue considerando el proyecto como algo emocionante y en el que espera seguir mucho tiempo más, cultivando su propia energía en la orquesta.
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El director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional nació en Estados Unidos, el 5 de junio de 1952. Es hijo de una familia de granjeros que se dedicaban a la siembra de algodón en Hochheim, Texas, un pueblito que apenas tenía 35 pobladores a inicios de la década de los años 50, cuando creció.
Su tía fue su primera maestra de piano, el instrumento de su preferencia. Pasó por una banda de rock y al tiempo se dejó llevar por los encantos de la música de cámara, pasión que lo convenció de hacerse conductor de orquesta.
Durante ese proceso hubo una figura medular para su formación. El tejano fue discípulo directo de Leonard Bernstein, maestro de maestros, quien realizó una completa modernización dentro del campo de la música clásica, haciendo que se volviera más accesible al público con obras de culto como West Side Story (1957), Candide (1956) y On the Town (1944).
Cuando St. Clair llegó al país le correspondió enfrentar un ambiente turbio. El último director titular de la Sinfónica Nacional, el japonés Chosei Komatsu, se había ido en el 2011 del ensamble por problemas con los músicos locales.
Pasaron tres años y no se logró contratar a ningún director. En ese periodo, la orquesta sobrevivió con directores invitados.
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En medio de la confusión, apareció el nombre del director indio Daniel Nazareth como posible fichaje. La contratación se anunció pero la firma del conductor nunca se concretó.
St. Clair, para ese momento, ya conocía a la Sinfónica Nacional, pues había dirigido al ensamble en condición de director invitado en dos ocasiones anteriores.
La imagen de St. Clair dejó buena impresión en el país y, tras ser entrevistado para el puesto, el tejano expresó sus intenciones de convertir a la Sinfónica “en una familia”.
Además, el currículo de St. Clair es jugoso: maestro en el conservatorio el Thornton School of Music USC, también director de la orquesta Pacific Symphony y alumno directo de Gustav Meier en la Universidad de Michigan y, como comentábamos antes, discípulo del gran compositor Leonard Bernstein en el Tanglewood Music Center.
Una década después de aquella llegada, St. Clair ha debido enfrentar reducciones presupuestarias, una pandemia, un relevo generacional y una exigencia dentro del ambiente artístico de variar el tradicional repertorio clásico de la orquesta por uno que incluyese nombres contemporáneos y de mujeres (una deuda histórica).
Sobre los cambios que ha visto y experimentado, el maestro conversó con La Nación.
—Usted cumple diez años al frente de la orquesta y me gustaría preguntarle: ¿este fue siempre su plan? ¿Cómo se siente llegar al décimo aniversario?
—Estoy muy orgulloso y bendecido de haber tenido la oportunidad de liderar la OSN durante la última década. ¡Ha sido un honor! En cuanto a mi plan sobre cuántos años pasaría aquí debo decir que no vivo mi vida por tiempo, días o años, solo por hechos.
—A usted le ha tocado ser el director de la orquesta en tiempos complejos, de recortes presupuestarios y de pandemia. ¿Qué ha sido lo más complejo de este proceso?
—Todos tenemos que vivir dentro de varias limitaciones y fronteras. Sí, es cierto que hemos sufrido reducciones presupuestarias, pero también gozamos de muchas instituciones maravillosas que hay en Costa Rica.
”Nos enorgullece que aún con menos presupuesto hemos seguido programando gran repertorio y presentando a solistas y directores nacionales e internacionales. Esta temporada es un ejemplo perfecto. Incluso con una fuerte reducción presentaremos una de nuestras temporadas más fuertes.
”Dicho esto, no podemos contar con que esto se convierta en la norma. Hay límites a lo que podemos soportar en cuanto a reducciones en el presupuesto para seguir siendo el faro cultural y artístico del país. La Sinfónica Nacional es la embajadora cultural de Costa Rica en el mundo. La OSN define los logros artísticos de Costa Rica ante el resto del mundo. Debemos permanecer fuertes y bien apoyados. El pueblo de Costa Rica merece y espera esto”.
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—¿Cuáles considera que son sus mayores logros al frente de la Sinfónica? ¿Cuáles son algunos pendientes que quiere retomar?
—Las actuaciones de la OSN a través de los años han seguido alcanzando niveles cada vez más altos de integridad artística. El cierre de nuestra temporada, con la monumental Sinfonía No. 9 de Mahler, fue solo un ejemplo de estos logros.
”Que hayamos protegido a la Orquesta para que siga siendo casi un 100% de músicos costarricenses es un verdadero testimonio de la importancia del sistema de educación y desarrollo musical de nuestra nación. De hecho, durante los últimos años se ha iniciado un relevo generacional en el personal de la OSN.
”La educación musical y todos los programas nacionales que apoyan la música en las escuelas deben ser protegidos y fuertemente apoyados. Por favor no quitemos los instrumentos musicales de las manos de nuestra juventud costarricense. Todos deben cuestionarse que cuando se quita una flauta, violín, violonchelo, trompeta, baquetas o cualquier instrumento musical de las manos de nuestra juventud, ¿qué reemplazará esos instrumentos musicales? ¡Tu sabes la respuesta! Sería un momento lamentable con resultados devastadores e incalculables”.
— Históricamente, el repertorio de la orquesta ha sido criticado por la ausencia de autoras y mujeres costarricenses. ¿Cómo considera que en su gestión ha manejado este criterio?
—A nivel internacional todas las organizaciones artísticas están comprometidas con la participación de minorías y mujeres artistas, solistas, maestras, directoras y compositoras. En cada reunión de planificación artística nosotros también vemos esto como una prioridad.
”Para extender nuestros esfuerzos del pasado, en esta temporada hay avances en esta área de programación y tenemos la intención de continuar con esta práctica aún más”.
—¿Cuál es la realidad de la Sinfónica hoy? Mucha gente teme que tengan un presupuesto muy limitado para giras nacionales e internacionales. ¿Qué posibilidades ve para llevar la orquesta más allá del Teatro Nacional?
—En momentos en que hay muchas situaciones que enfrenta la OSN, mi sensación es que nunca ha sido más importante ser la orquesta más “aclamada localmente” y “respetada”.
”En este momento, necesitamos servir al pueblo de Costa Rica. Nuestra reciente gira por el sur de Costa Rica con la OSN y nuestro Coro Sinfónico es un perfecto ejemplo de nuestro compromiso de ser la Sinfónica Nacional no solo de nombre, sino en nuestro servicio a todo el país. De esto se trata cuando hablamos de llevar a la OSN más allá del Teatro Nacional.
”A nivel internacional, las giras de orquestas se han reducido considerablemente debido a las restricciones de viaje, la pandemia y las finanzas. Además, con YouTube y otras plataformas de medios similares, escuchar casi cualquier orquesta en todo el mundo es más accesible. La OSN tiene muchas actuaciones de este tipo disponibles en las redes sociales. Le aseguro que somos conocidos más allá del Teatro Nacional”.
—Muchos melómanos quieren que la orquesta vuelva a grabar un disco. ¿Es esto posible?
—Estamos discutiendo planes para hacer otra grabación, pero, al igual que las giras, hacer un CD es casi una cosa del pasado. Las plataformas de redes sociales son más frecuentes en estos tiempos. Hay muchas personas que ya ni siquiera tienen reproductores de CD. Hay formas más impactantes de presentar la OSN al mundo.
—Después de tantos años al frente de la orquesta, ¿qué hace especial a la Sinfónica Nacional? ¿Cómo la compara con el resto del continente?
—Comparar una orquesta con otra orquesta no es un ejercicio productivo. Una pregunta evaluativa más importante es: qué tan bien sirve una orquesta a quienes la apoyan y merecen esa música.
”Esta es una pregunta mucho más apremiante para reflexionar. Estamos haciendo todo lo posible dentro de las diversas limitaciones de financiamiento para servir a los costarricenses en todo el país. ¿Podríamos hacer más? ¡Será mejor que sepas que podemos! Podríamos hacer mucho más. Los músicos y yo queremos hacer más y haremos todo lo que sea financieramente factible. Estamos dispuestos, pero si no hay financiación para los autobuses, estamos limitados”.
—¿Quiénes son los invitados de los que se siente más orgulloso de haber traído al país?
—Estamos muy orgullosos de presentar músicos dentro de la OSN como solistas. Nuestros solistas de la OSN son muy exitosos y merecen la oportunidad de estar frente a la orquesta presentando un importante repertorio de conciertos. Esto ha sido y seguirá siendo una parte vital de cada temporada.
”Para complementarlos, tenemos la suerte de haber hecho muchos amigos especiales y conexiones con solistas de todo el mundo. Para comenzar a enumerarlos, seguramente me olvidaría de algunos músicos especiales. Basta decir que los solistas que invitamos están muy contentos de venir a Costa Rica y siempre disfrutan mucho de su tiempo haciendo música con la OSN. Actuar en nuestro hermoso e histórico Teatro Nacional es siempre lo más destacado de sus visitas”.
—¿Cuánto tiempo más se ve al frente de la Sinfónica Nacional? ¿Cuáles son sus prioridades para el futuro inmediato?
—Como dije en la respuesta a su pregunta anterior, vivo mi vida por las obras que realizo, no por la cantidad de días o años que Dios me da.
”Le cuento que finalmente nos han dado permiso para realizar audiciones para las vacantes de personal que tenemos en la OSN, debido a la jubilación de algunos de nuestros ilustres y distinguidos compañeros. Muchos de nuestros compañeros habían actuado en la OSN durante más de 40 años. Se avecina un cambio generacional.
”Entonces estamos realizando audiciones importantes y estratégicas a partir de mayo. Mientras aplaudimos y ofrecemos nuestro agradecimiento a nuestros músicos que se retiran, también esperamos dar la bienvenida a la OSN a nuevos y emocionantes instrumentistas que asegurarán el brillante y exitoso futuro de la OSN”.
—Finalmente, ¿cuál ha sido su momento favorito en estos diez años con la orquesta?
—Mi relación con la OSN tiene en realidad 12 años, desde que llegué como director invitado. Tengo una foto que fue tomada el 2 de octubre de 2011 frente al Teatro Nacional y eso me llena.
“Que mi presencia en Costa Rica con la OSN de alguna manera haya sacado una sonrisa en el rostro de un joven o haya inspirado a alguien a entender mejor el poder de la música y como esta puede iluminar el valor de la vida, ese sería mi favorito momento. En los corazones de nuestra juventud, todos nuestros sueños pueden seguir viviendo”.
Vea a Carl St. Clair en vivo
El maestro volverá a la batuta de la Sinfónica en el IV Concierto de Temporada Oficial, que se realizará el 26 y 28 de mayo. Se presentará la legendaria obra Réquiem, de Giuseppe Verdi. Los invitados son el Coro Sinfónico Nacional, la soprano Anna-Maria Kalesidis, el tenor Carlos Galván y el bajo Andrew Stuckey.
Los boletos para este concierto se pueden comprar por medio de la página web y la boletería del Teatro Nacional, con precios que oscilan los ₡7.200 y ₡24.000 según la localidad seleccionada. Se brindará un 40% de descuento para adultos mayores y estudiantes con carné en la boletería.
Habrá un concierto el 26 de mayo, a las 8 p. m., y un segundo concierto el 28 de mayo, a las 10:30 a.m.