Redacción
"Refleja a Beethoven en toda su dimensión", comenta el pianista cubano Leonardo Gell del nuevo ciclo que presentará en la Universidad de Costa Rica junto al violinista costarricense Erasmo Solerti. Las sonatas son un mundo que sonará íntegro en cuatro fechas de noviembre.
Todo Beethoven, ciclo de cuatro recitales con las Sonatas para violín y piano de Ludwig van Beethoven se presentarán desde este viernes a las 6 p. m. en la Sala María Clara Cullell, en la Escuela de Artes Musicales. Todos los conciertos serán gratuitos.
Empezarán con las Sonatas Op. 12 nos. 1, 2 y 3. Continuarán el jueves 12, el lunes 16 y el jueves 19 (a las 7 p. m. cada día). Este ciclo "encierra en cada obra una historia, es un caleidoscopio", opina Solerti. Ambos son colaboradores de la Orquesta Sinfónica de Heredia.
¿Por qué siguen resultando interesantes las sonatas para los intérpretes de hoy?
Leonardo: Es un repertorio que nunca morirá; refleja a Beethoven en toda su dimensión. Por suerte para nosotros, él se dedicó casi exclusivamente a la creación instrumental, no tanto así a la ópera u otros géneros vocales. Sin embargo, encuentras aquí una simbiosis perfecta entra la factura orquestal y la expresividad propia del canto, principalmente en sus movimientos lentos.
Erasmo: La música de Beethoven representa un pilar indispensable en la música clásica, para cualquier músico es un reto interpretarla y someterse a la exigencia que demanda su obra, tanto desde el punto de vista técnico, como emocional. Desde este punto de vista, además de que ya el hecho de tocar, así como de escuchar dicha música, es una experiencia exquisita, y resulta muy atractivo y tentador para nosotros realizar este ciclo.
Varias parejas de músicos han grabado estas sonatas, con diferentes colores y aproximaciones. ¿Cómo confrontaron ustedes estas composiciones? ¿Qué deseaban explorar?
Leonardo: El ejercicio cotidiano del intérprete consiste en explorar, investigar, hurgar, buscar esa interpretación que perseguimos. En el trabajo directo con una partitura, considero que la pregunta clave que nos debemos hacer es "¿Por qué?". ¿Por qué el compositor hizo esto o aquello, por qué puso esto en este sitio, cómo se presenta dentro del contexto y la construcción global de la obra...? ¿Por qué?, siempre, ¿por qué? Entonces, el trabajo con este repertorio se ha convertido en eso, en la búsqueda de esos "por qué", pero ya vistos de una forma global como ciclo.
Erasmo: No podemos compararnos a dúos de antología como los de los legendarios Yehudi Menuhim y Wilhelm Kempff, o más actuales, como Gidon Kremer y Martha Argerich. Cada interpretación tiene un contexto histórico y estilístico. En nuestro caso, afrontamos las partituras con gran compromiso y respeto, y nuestra intención es crecer como ensamble y asumir el reto artístico.
Usualmente, lo que se busca en estas sonatas es un balance entre delicadeza, introspección, e intensidad y dinamismo. ¿Cuáles son, para ustedes, los principales desafíos de estas sonatas?
Leonardo: Para cualquier pianista o violinista, estas sonatas son un desafío, más aún si se interpreta el ciclo de manera íntegra. Son pocos los que se han atrevido a enfrentarlo y presentarlo en público. A nosotros nos ha movido, primero, la conexión que tuvimos hace un año cuando presentamos, en la Sala Cullell de la Escuela de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica, un recital en el cual incluimos las Sonatas Op. 12 no. 2, Op. 24 "Primavera" y la Romanza en Sol Mayor. Luego, la pasión por la música de Beethoven, algo que compartimos Erasmo y yo. Presentar el ciclo completo esta vez conlleva, quizás, una pequeña dosis de osadía, propia de la juventud. Considero que, gracias a esa osadía, se pueden construir cosas importantes: es parte del crecimiento cotidiano. Hablar de dificultades en estas obras es redundar un poco en lo que siempre se dice. El mayor reto, al menos para mí, ha sido llevar a un alto nivel las diez sonatas, lograr ese equilibrio en todos los recitales, y que las interpretaciones sean altamente depuradas y encarnen el espíritu y el estilo del compositor.
Erasmo: Para mí, el mayor desafío que encuentro en este ciclo, no es tanto la oposición o el contraste, sino poder mantener la concentración durante todas las obras para no descuidar el discurso musical ni el espíritu que cada una de las sonatas encierra, además de encontrar un balance entra las demandas técnicas y artísticas.
Desde las primeras sonatas, estas composiciones nos permiten apreciar la originalidad que buscaba Beethoven. ¿Cómo podremos apreciar esas búsquedas del compositor a través de este ciclo?
Leonardo: No podemos hablar de una evolución, ni siquiera de un orden ascendente en cuanto a dificultad. Cada sonata debe analizarse desde su individualidad, descifrando los códigos que él nos ofrece en cada una. Sin querer ser absolutos, para la mayor parte del público que asistirá a los recitales esta será la primera vez que apreciarán el ciclo completo en vivo. Por tanto, cada quien podrá llegar a sus propias conclusiones, cada uno experimentará y apreciará desde su propia percepción la dimensión de este repertorio; es, precisamente, esa oportunidad lo que queremos ofrecer.
Erasmo: Justamente, el otro día en un ensayo, conversábamos de la correspondencia de las Sonatas para violín y piano con las Sinfonías de Beethoven: a lo mejor coincidencia, a lo mejor premeditado por el maestro. Por ejemplo, la Tercera sonata y su tonalidad de Mi Bemol mayor es muy virtuosa, como la Sinfonía Eroica también está en esa tonalidad; el estado anímico de tranquilidad y gracia de la Sexta sonata recuerda la Sinfonía Pastoral; la apoteosis de la Novena sonata, "Kreutzer", tiene unas dimensiones que recuerdan la Sinfonía Coral, y ni qué decir de la más famosa es la Quinta sonata, "Primavera", cuya fama también ostenta la Quinta Sinfonía. Este ciclo de Sonatas para violín y piano encierra en cada obra una historia. Es un caleidoscopio en el cual se parte de las formas musicales establecidas: forma sonata, tema y variaciones, rondo, etc., donde el compositor tuvo el genio de jugar con dichos esquemas establecidos, para crear universos sonoros, con una gran capacidad de síntesis, ahorro de recursos musicales y un impresionante poder imaginativo.
¿Existen planes para grabar o registrar estas interpretaciones en disco o video?
Leonardo: Plantearse la grabación de este repertorio no es un objetivo en este momento. Habrán de pasar varios años para madurarlo y encontrar una versión propia del mismo. Quizás es esa la meta de un intérprete, alcanzar un sonido, una manera personal de decir la música, cuidando y respetando siempre la esencia del compositor. Es el trabajo de nunca acabar. Teniendo en cuenta las grabaciones precedentes, algunas de ellas convertidas en iconos, no podemos grabar esta música sin tener algo nuevo que decir, realmente auténtico. Al menos, ya vamos a dar el primer paso, que es presentar el ciclo por primera vez en público.
Erasmo: Tocar todo el ciclo de sonatas es una empresa que pocos músicos enfrentan. Sin embargo, existen muchísimas y excelentes versiones en el mercado con grandes músicos. Por el momento, nuestros proyectos de grabación se destinan al rescate del patrimonio musical costarricense y latinoamericano. Con respecto a Beethoven, estamos a la espera de poder compartir dicho trabajo lo más que se pueda en las salas de conciertos, dentro y fuera del país.
¿Cuáles son las sonatas preferidas de cada uno y por qué?
Leonardo: Hay varias, pero sin lugar a dudas, la "Kreutzer" es mi favorita, porque tiene una fuerza interior que me apasiona.
Erasmo: Como decía anteriormente, cada una de las sonatas es un mundo, y pues, es como sentarse a leer una novela diferente. Podría decir que me fascinan la Sétima y la Novena, pero más escucharlas que tocarlas, ya que son bastante complejas técnicamente. Es una difícil decisión, no podría escoger sólo una... Uno de los momentos más especiales para mí es el segundo movimiento de la sexta, donde están resumidas la sencillez y la belleza.
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