Redoble del tambor, golpe a los platillos... de inmediato suenan la trompeta, el trombón, la tuba y el saxofón... El inconfundible farafarachín comienza y, al ritmo de sus alegres notas, bailan los gigantes, mientras los niños corren con una mezcla de sentimientos entre susto y felicidad.
Las emociones se rinden ante el contagioso sonido, sinónimo de tradición, pero la imagen se ve un poco distorsionada al fijar la mirada en los artífices de tan coloridas canciones. Con cabello largo dreadlocks, y edades que no sobrepasan los 30 años, seis músicos son los encargados de amenizar la corrida de los payasos por las calles de Santo Domingo de Heredia.
Juan José Carazo, Carlos Ocampo, Doryan Unfried, Anthony Cordero, Johel Mora y Andrés Villalobos; son los integrantes de La Original Domingueña , una cimarrona atípica que da de qué hablar adonde quiera que vaya a tocar.
La Original se fundó en el año 2004 por un grupo de chiquillos que, enamorados por el folclor de sus barrios, quisieron tomar en sus propias manos la difusión de una de las costumbres más queridas por los costarricenses.
Lo que se hereda no se hurta: la música corre por las venas de estos domingueños, quienes desde sus primeros años andaban jalando instrumentos y metidos en medio de los más grandes, desde allí aprendieron de ojo y oído un arte que identifica por todos lados al tico.
“La cimarrona primero fue de mi abuelo; él se la pasó a mi tío y ahora soy yo el único de la familia que sigue con la tradición. Es un honor y una responsabilidad muy bonita que hemos tomado nosotros para mantener viva esta fiesta”, comentó Ocampo.
Estos domingueños aprendieron la música de sus abuelos, de sus papás, de sus tíos y hasta de los vecinos. Cada uno se especializó por su cuenta, estudiando el instrumento que más le llamó la atención.
Comenzaron de a poquitos: que unas mascaradas por un lado, que en un barrio los invitaban a una fiesta... y, de forma progresiva, su trabajo ha ido en aumento hasta convertirse en una de las agrupaciones más conocidas en el ámbito popular.
Durante su existencia, La Original Domingueña ha buscado la forma de profesionalizar al género y acabar con los estereotipos que por muchos años han arrastrado los músicos que pertenecen a este tipo de grupos.
Fruto de sus esfuerzos fue la publicación, en el 2015, Once , disco compuesto por 10 canciones. En él, interpretan éxitos de la música latinoamericana con el formato de cimarrona.
“La gente se queda impresionada al ver a estos mechudos cuando llegamos con los instrumentos, pero cuando empezamos a tocar, les gusta ver a muchachos jóvenes y diferentes manteniendo una tradición”, comentó Juan José, encargado del redoblante, y quien junto a Carlos es uno de los fundadores de esta diferente agrupación.
Son conocidos por las calles de su pueblo como “La cimarrona de los rastas”, ya que Juan y Carlos (bombo y platillos) utilizan su cabello largo y revuelto por los conocidos dreads .
“Ya somos así como figuras públicas en el cantón: la gente nos reconoce y hasta los más chiquillos andan con camisetas de La Original”, afirmó Carlos.
Es normal verlos en medio de las mascaradas, participando en procesiones, tocando en bodas, eventos privados y hasta festivales de arte. Son incansables y aseguran que tienen mucho más para dar, todo con la finalidad de ennaltecer a los músicos folclóricos y las raíces de su pueblo.
Serio y popular. “No somos ni espantaperros ni desafinados”, aseveró en un tono muy serio Juan José.
Son músicos profesionales, y con su experiencia se han dedicado a lo largo de estos 11 años a darle un estilo diferente a la música popular. Se definen a sí mismos como una “cimarrona experimental”.
“Cada cantón tiene su propio toque. Lo que hemos hechos nosotros es tomar el de Santo Domingo y fusionarlo con otros géneros”, explicó Johel, el trompetista.
La Original Domingueña suena con seis instrumentos: bombo y platillos, redoblante, saxofón, tuba y trombón. Los artistas también buscar formas de emular sonidos que son más complejos en su composición y, con talento e ingenio, interpretan reggae , samba, mambo, salsa y otros ritmos contagiosos del panorama musical latinoamericana.
“Con el mambo, por ejemplo, que tiene timbales, conga, bongó y campanas, lo que hago es bajar la bordonera del tambor para poder imitar esos sonidos”, aseguró Juan José Carazo. “La trompeta es la encargada de hacer los sonidos de los vocales y con el sax se hacen los pianos”, agregó Johel.
Ahora, entre sus planes está complementarse como una brass band , al estilo de las orquestas de Nueva Orleans, así como de Macedonia y otros países del este de Europa.
“Tenemos la necesidad de salirnos del círculo y experimentar con todos los sonidos, sin perder de vista el folclor, que es lo más importante para nosotros”, dijo Carlos.
“Innovar es una de las motivaciones que tenemos como grupo, pero la principal meta es el rescate de nuestra cultura. Es sumamente inspirador sentir el cariño de la gente y el respeto de otros artistas”, agregó Villalobos, quien toca la tuba.
Por su parte, el miembro más joven de la cimarrona, Anthony Cordero, el saxofonista, recordó que muchas veces hay comentarios despectivos sobre esta pasión, pero él los rechaza con una idea que defiende: “La gente no se da cuenta del trabajo profesional que estamos haciendo. Somos distintos y luchamos por rescatar las tradiciones”, dijo.
Algo es seguro: escucharlos es recordar la niñez, rememorar con sonidos las vaciladas de chiquillos, de más de una correteada por las calles del cantón y las fiestas patronales de la comunidad.
La Original Domingueña tiene entre sus planes la grabación de más producciones con música original y rescatando los mayores éxitos de antaño. Además, tomaron en sus manos la misión de seguir con las mascaradas en Santo Domingo con el fin de no dejar morir esta tradición.
Contacto:
La Original Domingueña asiste a eventos privados y actividades comunitarias, puede contactarlos a los números 8350-1715 y 2244-6206 o al correo electrónico laoriginaldominguena@hotmail.com