Anaís Rojas quiso ser una de las cuatro chicas que acamparon más de 36 horas —en las afueras del Parque Viva, en Alajuela— para ver a CNCO, su banda favorita. Pero Rojas tiene tan solo 16 años, y por obviedades su mamá no la dejó.
“Lloré mucho cuando no me dieron permiso”, dijo, hecha un saco de emoción y nervios. Entre brincos explicó por qué esta agrupación de pop y reguetón la tenía tan inquieta.
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“Es que son los mejores. Es la música que escucho con mis amigas en el cole. Tenemos varias coreografías planeadas para hoy”, aseguró Rojas, quien esperaba por su séquito entre un gentío.
A las 6 p. m. el Anfiteatro Coca-Cola del Multiparque comenzó a cobrar vida.
La noche se comenzó a mover cuando sonó Más allá, la canción con la que la boyband se introdujo al público, y el nombre de la gira que están presentando. Para ese entonces, ya Rojas y sus amigas estaban abrazadas y cuasi llorando de la emoción.
Los chicos, sobre la tarima que se transformó en lo que parecía el interior de una nave espacial, jugaron con sus fans, quienes desde la primera fila tenían carteles escarchados y cartas para tirar.
La euforia que emanaban las voces más chillonas de los últimos tiempos, era imposible de apaciguar. Ni siquiera en los intermedios, los integrantes pudieron silenciar a la gran masa que tampoco paró de bailar.
Una gozada para todas las edades.
La noche no solo estuvo dedicada a los adolescentes, entre el público se asomaban grupo de amigos, algo más mayores, que también disfrutaron cada canción.
“Ayer pasé todo el día pensando qué ponerme”, contó Raúl Pineda, de 35 años. A su lado estaba Mario Arce.
“El concierto ha estado increíble, qué bailada. Estos chiquillos tienen todo. Alguna gente piensa que esta música es solo para el vacilón, pero está con nosotros todos los sábados, en todas nuestras reuniones con personas queridas”, continuó Arce, de 27 años.
A las 8: 30 p. m. ya el grupo había deleitado con canciones como Para enamorarte, Tu Luz, y el cover más coreado de la noche Una propuesta indecente.
Amor de madres.
En una esquina, un poco escondidas pero con los pompones que sus hijas ya no querían usar, estaban Rocío Hernández y Carlota Pérez.
“Nos tocó venir. No queda de otra”, contó Carlota.
“Pero lo hacemos porque entendemos lo importante que es esto para nuestras niñas. Al final lo que nos importa es que estén felices, y esta música la escuchamos todo el día, si no es en el carro, es mientras comemos, entonces digamos que ya nos gusta”, añadió Hernández.
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Ciertamente, no parecían estar ahí a regañadientes. Apenas sonó Hey DJ, las mamás se pusieron de pie en busca de sus hijas para acabar la noche bailando. Los chicos de CNCO agradecieron a su público. “Que viva el baile, y la música. ¡Gracias Costa Rica!”. Así despidieron la noche con el reguetón más lento de todos.