Redacción
Todas las noches de fiesta se saborean con ritmos distintos, pero, desde hace unos años, el plato fuerte lo canta Romeo Santos. Con una voz aguda y apasionada, un pulsante ritmo y sensuales rimas, el cantante de origen dominicano ha inundado de bachata la vida nocturna de las grandes ciudades de un mundo que ya no reconoce idiomas distintos.
Lo que ha alcanzado el exlíder de la banda Aventura, Anthony Santos (su verdadero nombre), no es poca cosa, aunque sea el tipo de artista que todo el mundo oye sin estar seguro de quién es.
Sus dos discos, Formula, Vol. 1 y Formula Vol. 2 han conquistado listas con sencillos como Eres mía y Promise .
El video de Propuesta indecente ha sido visto más de 417 millones de veces en YouTube –más que cualquiera del último disco de Beyoncé, por ejemplo–, y otros cuatro clips superan 50 millones de visitas.
En julio, el músico de 33 años logró un hito en materia de conciertos en Nueva York, su ciudad natal: llenar el Yankee Stadium dos noches seguidas, con más de 50.000 espectadores cada una.
The New York Times reseñó la hazaña y destacó: “Santos es uno de los relativamente pocos intérpretes latinos con la habilidad de tender puentes sobre la tradicional brecha musical entre la costa este, mexicoamericanos y centroamericanos”.
Seductor. “Romeo” es su personaje en el escenario: un hombre seductor, orgulloso y entregado a la conquista amorosa. “No hay otro hombre que te ame como Romeo”, canta con su porte casual y elegante.
Sin embargo, cuando acaba el show , Anthony Santos dice ser tímido. “No me gusta mi voz y no disfruto mi voz al cantar. Hago lo que hago para llevarles placer y diversión a los fans”, dijo a Latinpost.com . A quienes esa voz no seduce, los irrita, especialmente porque desde hace unos años es ubicua en las calles y las fiestas.
A la fecha, tiene más de 25,5 millones de fans en Facebook , 2,5 millones de seguidores en Twitter y otro millón en Instagram . Con la inyección de hip-hop y R&B que le dio a la bachata y el auge de otros cantantes como Prince Royce, hizo que este género dejara de ser una curiosidad y, ahora, es un éxito internacional.
Enrique Iglesias (Loco, del español), Drake (Odio), Nicki Minaj (Animales), Usher (Promise) y Tomatito (Mi Santa), corren felices a grabar con él, una de las estrellas más brillantes del crucial mercado hispano de Estados Unidos, de más de 50 millones de personas. Aunque es del Bronx, dice que no se pasaría a cantar en inglés: le basta con el spanglish . Desde la época de Aventura, su voz se hizo conocida en Europa (Italia, España y Francia).
La bachata nació en el campo y se consolidó en los barrios de República Dominicana. Como sucedió en otras islas caribeñas, los músicos de la isla interpretaron el bolero, con guitarra, bongos y güira.
Por años, fue considerada música vulgar; en los años 70, ni siquiera sonaba en las radios dominicanas. Era música de patio y de barrio: sonido de callejuelas y también de fiestas populares.
“Los temas seguirán siendo exactamente los mismos : bachatas de despecho, de enamoramientos no respondidos, de traiciones, de conquistas y de competencias por un amor”, explica Alberto Zúñiga, especialista en música.
En los años 80 y 90, la bachata vio su popularidad en alza, con Raulín Rodríguez, Luis Vargas, Frank Reyes y otras estrellas, así como el apoyo tácito de merengueros como Juan Luis Guerra. Con mezclas electrónicas y sonidos más contemporáneos, alcanzó la forma que el grupo Aventura popularizó en América Latina.
Aventura no fue la primera banda famosa en incursionar en este género, ciertamente, pero con sus letras románticas y pegajosas melodías alcanzaron la fama.
Anthony Santos, su primo y dos amigos formaron ese grupo, que empezó en las calles de Bronx y firmó pronto con BMG. En el 2010, llenaron el Madison Square Garden cuatro noches consecutivas. Un año más tarde, la banda se separó.
Del patio al club. A la bachata le decían música “de amargue” por la nostalgia que tiñe sus letras. En las canciones de Romeo suele haber una arrogante insistencia en la superioridad romántica: siempre es mejor que el nuevo novio (o prometido) de la mujer, lo mejor que le pasó o la sorpresa mayor de su vida.
En otras piezas, se percibe esa resignación furiosa del amante despechado, una energía que enciende las cuerdas de la guitarra y calienta la pista de baile.
La bachata se baila muy pegado a la pareja y sin descanso. Los pies no dejan de moverse y la cadera se contonea con las espirales sonoras que trazan las guitarras, punzantes tonos metálicos que ahora son la banda sonora de cualquier fiesta popular en América.
A esa calidez, Romeo agrega letras que son claras en sus intenciones ( Un beso significa amistad, sexo y amor ), ese notable y sedoso falsete, y un persistente romanticismo un tanto frágil, delicado.
Críticas contra Santos se centran en su interpretación de la bachata, si se quiere, más suave, menos poderosa que sus antecesores (quienes ahora cantan a su lado).
Algo alejado del machismo de la cultura callejera, también ha respondido a frecuentes rumores sobre su sexualidad –dedicó una canción al tema: No tiene la culpa –.
De su vida personal se conoce poco. Actualmente, mantiene una relación romántica con una mujer, pero dice que, si abriera la puerta a su vida privada , no podría cerrarla de nuevo.
A los 20 años, tuvo un hijo. “Pensé: ‘No estoy listo para tener un hijo. Estábamos por obtener un contrato de grabación. No sabía qué sucedería, profesionalmente. En retrospectiva, estaba siendo egoísta y no tomaba en cuenta la verdadera prioridad: mi hijo”, declaró a la revista Latina .
Es difícil determinar cuánto podría durar el auge de Santos. Hace 10 años, muchos pensaban que el reguetón jamás se iría de las estaciones de radio y, ahora, se ha integrado y mezclado con tantos géneros más que es irreconocible. Quizás a la bachata moderna le espere un camino similar. Si es así, Romeo Santos podría continuar siendo uno de sus grandes seductores e innovadores.