Hace ya varios años que Residente dejó atrás a su Calle 13, pero siempre irreverente y con la necesidad de decir muchas verdades, hace una semana que el puertorriqueño presentó música nueva.
El disco Residente es su primer trabajo en solitario, la obra no solo viene con un álbum, sino que se conformó por un trabajo audiovisual mucho más amplio que incluye un documental, un libro y un sitio web interactivo. La investigación humana que hizo el artista lo llevó a visitar varios países para absorber culturas y generar experiencias, algo que logró muy bien.
Musicalmente, Residente suena en muchos aspectos parecido a Calle 13, ritmos, sonidos y letras recuerdan al dúo que lo llevó a la fama al lado de su hermanastro Eduardo Cabra; pero si se escucha con detenimiento, se puede disfrutar de una amplia gama multicultural combinada con mensajes políticos, reflexivos y hasta cierto punto románticos.
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Detalladas
La introducción del disco está a cargo del rapero, productor y actor Lin-Manuel Miranda (ganador de varios premios, entre ellos el Tony y el Grammy por el musical Hamilton), quien narra que él y Residente (René Pérez) descienden de una estirpe de luchadores sociales de Puerto Rico como Wisin Miranda y Gilberto Concepción de García. "Nacimos con revolución en las venas. Entre ritmo de bomba y plena. Y estamos conectados en las malas y en las buenas", dice Lin-Manuel.
Somos anormales y su video explícito: La punta de lanza de Residente iba con todo. Directo en su intento de analizar las imperfecciones y anormalidades que nos hacen humanos e iguales en esencia. Fuerte y confrontativo, Residente fue explícito en el video de esta canción para hacer una regresión al origen de la vida; al final de cuentas el ADN es el mismo en cada uno.
Por su investigación, Residente recorrió diferentes continentes y aprovechó las riquezas artísticas de los pueblos que visitó. Eso se nota a la perfección hasta en los interludios del disco (algo que acostumbraba a hacer con Calle 13) como lo es Entre montañas siberianas donde destacan los sonidos guturales. Así también aparece Una leyenda china en la cual sobresalen instrumentos como el laúd, el gong y el pipa. La letra de nuevo hace referencia a la simplicidad y el origen de la vida, eso sí, analizada desde las distintas creencias de las diferentes culturas. "Con nuestras patas creamos nuevas melodías y saltamos por encima de todas la dinastías. Venimos de lo simple, de lo que no se sueña. Somos la grandeza de las cosas pequeñas y nos reproducimos en miles de formas cada vez que nos besamos nuestro cuerpo se transforma".
Dagombas en tamale es una oda al grupo étnico del norte de Ghana. Canción alegre que narra algo de las tradiciones y la manera de vivir de este pueblo que, de nuevo, en su sencillez demuestra una calidad envidiable de vida y de cultura. "Sin tener jabón hacemos espuma. Bajo la lluvia y sin paraguas vamos remando en una laguna sin agua. Aprendimos a colar café sin cafetera y a subir aunque no hayan escaleras. Nos inventamos los inventos. Aquí hay que bailar porque pa' sentarse no hay asiento".
Podría decirse que de corte algo más romántico llega Desencuentro, el segundo sencillo de la producción discográfica y que también viene acompañado de un video. En esta pieza Residente se hizo acompañar por la cantante y actriz francesa Soko. La voz de esta mujer, que canta en francés, inunda la balada con un toque romántico que acompaña a la letra que puede interpretarse desde muchos aspectos diferentes: el amor, la vida, las relaciones interpersonales o entre políticas y sociedades.
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En Guerra, Residente interpreta desde su perspectiva la problemática militar mundial. Describe la visión que tiene la guerra que ataca comunidades y que desarticula creencias. Con una letra incisiva alza la voz para generar consciencia. Algo similar trata de destacar en Apocalíptico, pieza que describe la apocalipsis de diferentes seres y situaciones. Cada uno tiene su propio final, cada cosa llega a la muerte a su forma; pero asegura Residente que, al final de todo, se mantiene el origen de las cosas y así de nuevo hace una regresión a la teoría que defiende en el disco: todos venimos de un mismo lugar: África.
Al lado del guitarrista Bombino, Residente muestra en La sombra que, al final de cuentas, somos iguales. La sombra no distingue raza, contextura o sexo y defiende una vez más el origen africano de la humanidad. El sonido de este tema se siente suave en su esencia gracias a la actuación del músico originario de Níger que le agrega destellos de world music a la partitura.
Milo descubre una etapa poco conocida de Residente. Dedicada a su hijo Milo, la pieza es una combinación de amor por su retoño, pero no se aleja del sentido del disco. Habla sobre la naturalidad del nacimiento y de que, al principio, llegamos al mundo no con las mismas oportunidades, pero tal vez con las mismas esperanzas.
El futuro es nuestro sigue con la tónica de una lucha por igualdad y define lo que va a pasar más adelante en la sociedad como si hubiera una igualdad total. Hijos del cañaveral cierra la producción, insiste Residente que todos descendemos de la misma cultura, de la misma raíz, pero que a pesar de las diferencias exclusivas, terminará la humanidad en el mismo lugar.