Decir que Justin Bieber es la estrella pop de los adolescentes está tan lejos como asegurar que Pitbull es el rey del reggaetón. Con el paso de la década, y la extinción de los adolescentes paridos en la generación millennial, la industria musical ha buscado nuevos ídolos que releven a las sensaciones del momento.
Posiblemente, quien sea más fácil de ubicar entre las figuras más jóvenes de la escena es Billie Eilish, atrevida cantante estadounidense de 17 años que ha conquistado portadas de revistas, festivales y las listas de artistas más escuchados en el mundo.
Pero como siempre aparecen figuras en primeras planas, surgen otros artistas que convocan al lado B de una generación, esa vertiente que, por afiliación propia o por intenciones desesperadas de salirse del cánon, encuentra a un símbolo alternativo en el cual refugiarse.
Es en este submundo críptico donde aparece Claire Cottrill, cantante que bajo el nombre de Clairo cobija a esos muchachos amantes de lo lacrimógeno y a los que las canciones tristes les hace bien. A punto de cumplir sus 20 años, Clairo toma el pop y lo filtra desde su mirada melancólica y alucinógena y, con su reciente disco debut publicado llamado Inmunity, termina de amarrar a su público.
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Pop desde la cama
¿Qué mejor que describir la adolescencia desde la adolescencia? Como muchas de las más honestas letras, el caso de Clairo comenzó en su habitación, donde empezó a escribir versos que nunca imaginó que serían publicados.
Así nació Pretty Girl, una balada con la que Cottrill se obsesionó al punto de grabar un video desde la cámara de su computadora, en el verano del 2017. Con una pésima definición, la muchacha se grabó en pijamas mientras sincroniza sus labios con unos subtítulos al estilo del peor karaoke posible. Clairo juega con la canción junto a un café y una figura de los Gremlins, con tanta inocencia que deja ver su frente cargada de espinillas. “Yo podría ser una chica hermosa, usaría una falda solo para ti”, canta desde su habitación sin inhibiciones.
Con tan solo una semana en su canal de YouTube, el video se viralizó y la hizo una cara conocida en el mundo adolescente. “Yo solo se lo agradezco al algoritmo de Youtube”, dice entre risas Cottrill cuando se le pregunta sobre el origen de su fama. Actualmente el video oscila los 37 millones de reproducciones.
Para el año siguiente, y tras graduarse del colegio, Clairo entró a la Universidad de Siracusa para estudiar gestión de música, enfocada en negocios. Muchas dudas rodearon el comienzo de su carrera, nacidas a raíz de exámenes médicos que le diagnosticaron artritis reumatoide, enfermedad que le provoca inflamaciones en sus articulaciones, en especial en sus rodillas.
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Finalmente, Claire se abrió camino y para el 2018 lanzó su primer EP llamado diary 101, basado en canciones que comenzó a garabatear durante su pubertad, cuando aprendió a tocar la guitarra viendo tutoriales en YouTube.
En esa producción, además de Pretty Girl, brilló el tema Flamin’ Hot Cheetos, una balada impregnada de R&B que fue acompañada por un videoclip de mayor presupuesto, en el que Claire baila junto a bolsas gigantes de aperitivos.
Pasaron los meses y Clairo se arrepintió de su video. Le pareció un audiovisual artificial, marcado por la presión que le había provocado la fama inesperada. Incluso eliminó el video de su cuenta de YouTube y, acto seguido, contrató entrenadores vocales para mejorar su técnica.
Después de este desfase personal, la honestidad regresaría.
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La vulnerabilidad
Como muchos adolescentes, la consolidación de amistades fue uno de los puntos de quiebre para Claire. Además, si se cuenta su ascenso mediático, la posibilidad de crear relaciones entrañables le resultó asfixiante.
Así nació Immunity, su disco debut que fue publicado el pasado 2 de agosto. Las piezas, que se separan significativamente del tono onírico ochentero, abordan el desangramiento emocional de una muchacha que recién entra a la vida adulta.
“Sentí que estaba atrapada, como si nadie me entendiera. Posiblemente yo tampoco entendía a los demás. Un tema importante en Immunity es regresar en el tiempo y decirle a mi yo de octavo grado las cosas que desearía haber sabido en ese momento”, contó la artista al portal Pitchfork.
El disco comienza con Alewife, una canción sobre el momento en que su amiga Alexa la llamó y logró contener un intento de suicidio por parte de Claire cuando tenía 14 años. Su amiga estaba tan preocupada que llamó a la policía. “Ellos llegaron a mi puerta, mis padres no sabían para qué. Juro que podría haberlo hecho, si no hubieras estado allí cuando golpeé el suelo”, canta.
Las piezas continúan adentrándose en sus problemas internos, como en Sinking donde explora su problema con la artritis reumatoide. En otros temas, explora su sexualidad al asegurar que no se reconoce como heterosexual.
Es así como Claire construye Immunity, el diario de una adolescente escrito en la entrada a la vida adulta. De paso, escribe una carta terapeútica que se transforma en un himno para muchos.