Durante la noche del jueves, tocó en Costa Rica Steve Aoki, denominado como el octavo mejor DJ del planeta en el listado del 2013 de DJ Magazine , encima de luminarias como Daft Punk y Paul van Dyk.
En la actividad –coproducida entre las promotoras Empire y Flevent–, el estadounidense de estirpe japonesa presentó su particular espectáculo en uno de los salones techados del Centro de Eventos Pedregal, en San Antonio de Belén.
Allí, unas 2.000 personas perdieron la cordura durante menos de dos horas, gracias a la utilería rimbombante con la que el DJ y productor maquilla sus conciertos de electronic dance music , o EDM .
Aoki, uno de los DJ actuales más populares del globo terráqueo, no gasta mucho tiempo sobre las tablas en asuntos meramente musicales, pues el máximo objetivo de su show es que el público obtenga una vital dosis de entretenimiento.
Para ello, utiliza varios ganchos: lanza –con puntería de beisbolista profesional– queques al aforo; provee balsas de plástico para que algunas personas surfeen sobre las demás; escupe y arroja champán al público, y dedica algunos minutos a divertirse con pistolas de agua.
No solo los seres humanos allí congregados –ya fuera por su música o por su fama– disfrutaron la actividad a plenitud, sino que el mismo Aoki parecía alimentarse sanamente mediante esta interacción.
Festín. Más que concierto, lo del jueves fue una fiesta de proporciones desmesuradas; la música retumbaba concisa en el recinto, los bajos y los beats eran como pequeños ataques al corazón, el alcohol iba y venía, y la gente bailó desde muy temprano con la música de los otros DJ invitados: Portilla, Sotela, Bartosz Brenes, Ale Q. y Michael Brun.
Durante todas las presentaciones de la noche, los DJ se sudaron la camiseta para que sus temas sonaran bien, salvo Aoki, quien –como muchos saben– se dedica a producir canciones y, cuando llega el momento de tocarlas en vivo, básicamente les da play y empieza a interactuar con el público, mostrando muy pocas mezclas en directo.
Su música genera una suerte de demencia momentánea en los fans, lo que se traduce en un espectáculo excéntrico. Él salta como canguro en cada canción, y los demás lo secundan, mientras el suelo vibra y se menea en todo momento.
Es un vuelo con turbulencia que no se detiende durante las dos horas que dura el show , mientras suenan temas como Beat Down , Get Me Out of Here , Pursuit of Happiness , A Light That Never Comes y un par de adelantos de Neon Future , su próximo álbum en estudio.
A pesar de lo poco musical que resultó ser su presentación, los méritos de Aoki en la industria son espléndidos: si bien muchos lo conocen como DJ , el artista empezó en la música hace más de dos décadas y fue el fundador de Dim Mak Records, una de las disqueras indie más influyentes de los últimos años, con lanzamientos de Infected Mushroom y Bloc Party, entre otros.
Luego de Aoki, en la madrugada del viernes, el DJ local Lawrence Casal se encargó de cerrar la actividad bombardeando buen techno .