Anoche, al ser las 8:17 p. m., Aerosmith volvió a probar las mieles de la fanaticada costarricense, en el Estadio Nacional, en La Sabana, donde se celebró el tercer concierto en la historia de la banda estadounidense de rock en el país.
Luego de una intermitente lluvia y algunos desaciertos por parte de la organización, el quinteto –liderado por el excéntrico Steven Tyler– alimentó con energía y melodía al escaso público que pagó la entrada para ver el show, y lo hizo de manera tan magistral que su actuación pasaba por alto el hecho de que era su concierto menos taquillero en el país.
Como invitando a aprovechar la íntima cita en el coloso, Tyler y los suyos fueron cálidos y cercanos con el público, que recibía pólvora humana empacada en canciones desde el puro inicio, cuando la agrupación interpretó Let the Music Do the Talking.
Telón arriba. Let the Music Do the Talking es una canción escrita por el talentoso guitarrista Joe Perry en 1980, durante la época en la que se separó la banda, y que luego Aerosmith regrabó en 1985, convirtiéndola en uno de sus tantos manifiestos y en un tema que ha sido aliado de sus conciertos desde hace lustros.
El tema resonó luego de una introducción a la banda que se pudo percibir en las pantallas centrales y laterales a la tarima, y las primeras notas musicales llegaron justo en el mismo instante en el que Tyler y Perry se ubicaban al filo de una extensa pasarela al medio de la tarima, la cual los acercaba todavía más con su público.
Con sus movimientos pélvicos, Tyler hacía del micrófono su esclavo, mientras Perry rasguñaba su guitarra con la sensibilidad que siempre lo ha caracterizado.
En el propio escenario, sus compañeros –el guitarrista Brad Whitford, el bajista Tom Hamilton y el baterista Joey Kramer (además del tecladista Russ Irwin, que no es miembro oficial del grupo)–, le terminaban de dar forma al que apenas era el primer tema de la velada.
Desde los monitores en tarima y hasta la última silla de la gradería del estadio, las notas de Aerosmith fluyeron con potencia y energía, un hecho que había que aplaudir si se partía del hecho de que los que estaban sobre el escenario son –literalmente– abuelos, o bien tienen la edad para serlo.
Love in an Elevator y Toys in the Attic fueron las siguientes partes del cancionero, pero la mayor porción del público todavía no entraba en calor; le faltaban éxitos más memorables y permanecían fríos.
Claro está, los que veían a Aerosmith por primera vez tenían los ojos aguados, mientras que los que los veían por tercera vez en el país no dejaban caer el ritmo en ningún momento.
Niños y adultos, melómanos y perseguidores de tendencias, músicos y vendedores de hot dogs; todos le sacaron algo de provecho al concierto ofrecido por una bestia que lleva más de 40 años de rodar al son del rock and roll por los mayores escenarios mundiales.
Oh Yeah y Lover Alot fueron los temas que siguieron, ambos de Music from Another Dimension!, el disco que Aerosmith publicó en el 2012 y el culpable de que exista la gira de conciertos Global Warming Tour, de la cual formó parte la fecha en Costa Rica.
“¡Gracias, baby!”, gritó Tyler al final de Lover Alot, antes de preguntarle al público cuáles canciones querían escuchar esa noche (a pesar de que la lista de temas fue prácticamente la misma que la del 28 de setiembre, en Venezuela).
Acto seguido, con el clásico Dude (Looks Like a Lady) como banda sonora, la bandera de Costa Rica hizo un paseo justo por la entrepierna de Tyler, quien la movió de arriba para abajo, y de lado a lado, por el extremo frontal y trasero de su pantalón de múltiples texturas y colores, mientras cantaba.
Esa, señoras y señores, es una imagen para el recuerdo, siempre y cuando nadie acuse a Aerosmith con Pacífica Fernández.
Combinadas con otras canciones menos populares, los puntos más altos de emoción por parte de los fans vinieron con Cryin' y Jaded, dos de los mayores éxitos comerciales de Aerosmith.
Dada la poca afluencia de público y que la pasarela permitía el acercamiento con los músicos, muchos trataban de posar con los ídolos en pleno acto para las fotografías de sus teléfonos celulares, como si se tratase de objetos turísticos.
A Tyler aquello no le quitaba mucho el sueño. Lo suyo fueron las muecas, las notas bien colocadas, las que llegaron tarde, los gritos inentendibles y los movimientos ondulados de su cabellera, tan llamativa como nunca.
De hecho, el cantante parece caminar con un ventilador en los pies durante cada minuto del show , pues su cabellera nunca dejó de moverse cual anuncio de champú.
Infalible. La fórmula del concierto fue muy básica: tema poco conocido se mezclaba con algún gran éxito de la banda, y en algunos casos una explicación contextual de los temas. Así las cosas, Aerosmith tocó temas como Last Child y Combination , y los alternó con éxitos como Jaded, Livin' on the Edge y I Don't Want to Miss a Thing.
El grupo también interpretó su cover de Come Together, de los Beat-les, así como Walk This Way, el himno que Aerosmith creó junto a Run DMC.
Luego, vino una pausa, y no se sabía si la banda regresaría a cantar otra canción.
Finalmente, Tyler volvió a la tarima acompañado de dos jóvenes, diciendo: “¡No se puede poner mejor que esto!”, se sentó en su piano y empezó a tocar su primera gran canción de la historia, Dream On , secundada por el estadio entero.
La velada finalizó con Sweet Emotion , en una versión alargada, y con el cantante presentado a los músicos en tarima, para finalmente ser presentado por Perry. El show llegó a su final, cuando Tyler bailó frente a la cámara por unos minutos y dijo: “¡Hasta la próxima, baby!”.
Actualización, 02/10/13, 7:33 a. m.: Por error, el redactor confundió las canciones Crazy con Cryin', y afirmó que Aerosmith había tocado Crazy en su concierto del martes, en lugar de Cryin'. El detalle fue modificado en la versión web del artículo. / 10:18 a. m.: Walk This Way es una canción de 1978, del disco Toys in the Attic, a la cual Run DMC le hizo un cover junto a Aerosmith en 1986, para el álbum Raising Hell.