Con estrenos mundiales de sendas obras sinfónicas de dos compositores costarricenses, la Orquesta Sinfónica Municipal de Heredia (OS MH), conducida por su director titular, maestro Eddie Mora, finalizó la temporada de presentaciones en San José, el jueves 20, en el teatro Eugene O’Neill (TEO).
Programa. Los estrenos del poema sinfónico El susurro de una brisa , de Andrés Soto (n. 1986), y de El canto ahogado, capricho y fuga para orquesta , de Carlos Castro (n. 1963), se complementaron con estrenos de arreglos orquestales de Vladislav Soifer, compositor ruso radicado en el país, de otras dos piezas de autores nacionales: de Julio Fonseca (1885-1950), el tango Clemencia ; y de la compositora y escritora guanacasteca Brunhilda de Portilla (n. 1929), Dos villancicos:Fantasía sobre temas de Brunhilda de Portilla .
El programa se completó con el conocido cuento musical Pedro y el lobo , opus 67, de Serguéi Prokófiev (1891-1953), uno de los principales compositores rusos del período soviético, obra escrita y estrenada en 1936, en Moscú. En ella, el cuentacuentos Rodolfo González actuó como narrador.
Los estrenos. El susurro de una brisa y El canto ahogado reflejan dos enfoques distintos, pero igualmente válidos, en relación con la narrativa musical. Andrés Soto se dedica principalmente a la música para cine y en su poema sinfónico son primordiales los elementos ilustrativos y descriptivos corrientes en la música que acompaña imágenes fílmicas.
El poema sinfónico El susurro de una brisa se inspira en un versículo del Antiguo Testamento (I Reyes, 19:11-12) que relata manifestaciones ante el profeta Elías de la potestad de Jehová: un vendaval fuerte, un terremoto, un fuego y el silbo de un viento apacible.
Soto estructuró la obra en seis secciones que ilustran el versículo mediante primorosos efectos orquestales e instrumentales y cambios en ritmo y tiempo para provocar en el escucha el misterio y las sensaciones de los fenómenos descritos en el pasaje bíblico.
En El canto ahogado , Carlos Castro asume un enfoque más abstracto y absoluto en lo musical, aunque análogamente imaginativo en el empleo de los recursos instrumentales y sonoros del conjunto sinfónico. Castro me ha proporcionado un iluminador análisis de la pieza:
“ El canto ahogado está dividido en dos secciones, ambas basadas en el mismo sujeto melódico: una melodía lírica y expresiva, que en el capricho tiene tintes dramáticos y en la fuga adquiere aires de bolero. Dentro de mi metáfora compositiva, este sujeto melódico quiere convertirse en un canto, en un bolero. En el capricho, el sujeto permea casi toda la sección pero es contrapuesto de modo antagónico por elementos contrastantes que lo desfiguran o lo aplastan bajo varias capas sonora. El capricho tiene forma circular y termina como empieza, con una atmósfera sombría y misteriosa.
En la fuga el sujeto se convierte en bolero, pero está sometido a la camisa de fuerza de una de las formas musicales más severas. La fuga está escrita a 5 voces, con los contrabajos pizzicato en aumentación y el acompañamiento típico de un bolero. Empiezan las cuerdas con sordina, poco a poco se van añadiendo todos los instrumentos (a la manera del Bolero de Ravel), hasta llegar a un fortísimo tutti , donde se le añade a la estructura una sexta voz. En el momento del clímax vuelve el material espectral del principio del capricho, asfixiando el canto, y terminando en un dimi nuendo a la nada.”
Los arreglos. Julio Fonseca es uno de los más destacados compositores costarricenses de la primera mitad del siglo XX y dejó un legado prolífico de música de arte, en géneros orquestales, de cámara, vocales y escénico-musicales, pero también cultivó otras formas y estilos más populares, entre los que se encuentran el tango Clemencia , arreglado para conjunto sinfónico por Vladislav Soifer de modo atractivo y elegante (sin polemizar, la pieza me sonó más milonga que tango).
Brunhilda de Portilla es autora de la música y letra de numerosos villancicos y canciones infantiles que forman parte del repertorio de agrupaciones corales nacionales.
Los dos villancicos sagazmente arreglados por Vladislav Soifer en la Fantasía sobre temas de Brunhilda de Portilla son muestra de las considerables dotes melódicos de la compositora.
Prokófiev. En Pedro y el lobo , la OSMH y el maestro Eddie Mora forjaron una versión pulida en el desempeño de los solos instrumentales y, como en las obras anteriores, las secciones se oyeron precisas e integradas en sus respuestas e intercambios, la sonoridad del conjunto plena y a tono. Como narrador, Rodolfo González tuvo una participación aceptable, bien que, en ocasiones, una exposición algo más sobria del relato me hubiera sido preferible.