La verdad es que estos viejos roqueros españoles son bastante divertidos en escena. Nunca les había visto ni oído (aunque sigo sin oírlos y ya sabrán porqué) después de varias visitas al país. Me llegó el turno, finalmente, de enterarme sobre el fenómeno Mägo de Oz que tanta algarabía produce en nuestra escena musical, especialmente la de los más jóvenes.
Estos españoles proceden de la segunda mitad de la década de los años 80 del siglo pasado y en su discografía se encuentran algunas producciones que perfectamente podrían engrosar la lista en la historia del
La propuesta musical, desde el ya lejano y casi mítico primer álbum (1994) y que lleva el nombre del grupo, siempre me pareció curiosa, aunque nunca me conquistó del todo como, por ejemplo, el proyecto Afro Celt Sound System que apareció unos dos años después. Lo traigo a colación pues se trata de otro ensamble que fusiona la música celta con otras músicas, novedad que brotó del resurgimiento de la música
De todas formas, Mägo de Oz tiene el crédito de ser el primer grupo de
Si no fuera por la existencia de estos adultos roqueros, mucha de nuestra juventud estaría escuchando solamente esos productos edulcorados que salen de las fábricas de ídolos Disney. Después de todo, estos magos españoles traen mensajes más claros respecto al mundo que nos rodea. Nunca va a ser posible no lamentarse por un amor de adolescencia, cierto, pero nunca estará de más alimentar la noción de donde vivimos, el planeta que habitamos y los compromisos que hay que adquirir para que el caos nunca sea pleno.
Los de Mägo de Oz saben cómo encantar. Su energía escénica es impresionante. La dinámica es agitadora, tanto que, ciertamente, el
Lo cierto es que se trata de un gran defecto en ese espacio y que no entiendo cómo, después de tantos conciertos realizados allí, los administradores del lugar y los empresarios de espectáculos no se hayan puesto de acuerdo en invertir en telones acústicos que cubran paredes o cuelguen del andamiaje. Está comprobado que funcionan. ¿Por qué no lo hacen? El 50% de un buen espectáculo musical depende directamente de la calidad de sonido ¿Acaso no les importa el público? Me parece que ya es hora de que el Palacio de los Deportes no sea más el palacio de los rebotes' de sonido; porque las bolas, esas sí, que sigan rebotando.