Aunque que no me agradan sobremanera los programas compuestos por muchas piezas breves, entre las cuales no hay coherencia artística o una relación histórica significativa, he de reconocer, no obstante, la importancia de rescatar la labor creativa de las compositoras de diferentes épocas y así poner en evidencia una de las formas de discriminación más perjudicial a la que la mujer se ha enfrentado y aún se enfrenta: la exclusión en actividades profesionales de alto prestigio social.
En ese sentido encuentro encomiable el programa “Compositoras del siglo XIX al XXI”, que presenta la Sinfónica Nacional este mes.
Vedadas las voces femeninas en la iglesia, el papel de la mujer se limitó durante siglos a la música doméstica y, cuando mucho, al entretenimiento cortesano; es hasta finales del siglo XVIII que surgen las primeras divas operáticas. En el siglo XIX aparecen algunas solistas virtuosas del piano; sin embargo, su trabajo creativo se limitaba, en buena medida, a la música de salón, razón por la cual la gran mayoría de sus obras son piezas breves para piano, canciones o música de cámara. Muy significativo es el hecho de que de todo ese siglo existan poquísimas partituras sinfónicas compuestas por mujeres y de la primera mitad solamente conozcamos la Obertura en do mayor de Fanny Mendelssohn-Hensel, compuesta alrededor de 1830, razón por la cual considero muy acertado incluirla en este programa.
Gabriela Mora, desde el podio, ofreció una lectura clara y proporcionada de esta obra que, por su importancia histórica, debería de haber encabezado el programa del viernes pasado, en el Teatro Nacional. La propuesta interpretativa se mantuvo acertadamente enmarcada dentro del estilo y estructura de las oberturas de la época, con rasgos tradicionales mozartianos y efectos orquestales relacionados con la escuela de Mannheim, así como elementos operáticos rossinianos.
Del mismo modo, la versión de Mora del interludio La nuit et l’amour, de Augusta Holmès, de 1888, gozó del impulso romántico y gracia chispeante característicos de este estilo de pieza. Sin embargo, en esta obra y en la siguiente fueron evidentes pasajes sucios y descuidados en los violines y las maderas.
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Escogida para finalizar el concierto, la pieza orquestal impresionista D’un matin de printemps (1917), de la legendaria compositora francesa Lili Boulanger, es la obra más relevante del programa desde el punto de vista de la técnica de composición, sin menoscabo de la Sinfonía N.° 1 (1968), de la distinguida compositora estoniana Ester Mägi, y la pieza Blue Cathedral, de Jennifer Higdon (1999).
No obstante las virtudes de las obras y versiones anteriores, lo mejor del programa fue, a mi juicio, las ejecuciones de la cubana Winnie Camila Berg, violista principal de la orquesta. A su cargo estuvieron las partituras más recientes de la velada: Purple Rhapsody (2005), de Joan Tower y Déjà vu (2017), de Yadira Cobo. Un sonido amplio y profundo de su instrumento, así como una técnica precisa y flexible le permitieron a la solista lograr un acercamiento pleno en dos composiciones contemporáneas de gran dificultad y muy diferente estilo. Lástima, sin embargo, una pobre preparación del acompañamiento orquestal que, en ambos casos, sonó desajustado y con frecuencia cubrió los solos de la viola.
La nota discordante de la velada la puso el hecho de que pocos minutos antes del inicio, con toda la orquesta ya en su sitio y sin dar mayores detalles, se informó al público de que la costarricense Pilar Aguilar retiraba su obra Pinceladas del programa. Comprendo que pudiera haber críticas sobre la idoneidad de la partitura que motivaran el conflicto, ya que la compositora tiene muy poca experiencia con música orquestal. Sin embargo, la partitura, compuesta a solicitud de la orquesta, había sido entregada a la directora invitada con varios meses de anticipación y cualquier discrepancia debía haber sido resuelta por ella con la antelación y profesionalismo apropiados.
Orquesta Sinfónica Nacional , IV Concierto de Temporada 2019
Viernes 14 de junio, 8 p. m.
Teatro Nacional
Gabriela Mora, directora invitada
Solista: Winnie Camila Berg, viola
IV Concierto de Temporada
Música de compositoras del siglo XIX y XX