Tragaluz es, fácilmente, uno de los discos de rock más completos que se han lanzado en el país en los últimos años. El trabajo se aprecia en las composiciones sustanciosas, los arreglos bien pensados, la producción fina y la presencia de un grupo que muestra una faceta nueva, más afilada que nunca.
Durante el concierto de su lanzamiento recordé la presentación de Gandhi en la Antigua Aduana, cuando salió el Arigato No! (2009). Esa noche, a pesar del paso de los años, todavía la siento fresca, relevante y, porqué no, hasta histórica, pensando en el contexto local. Diría que el concierto de estreno de Tragaluz puede representar todo eso también.
El principal mérito de MagPieJay esta vez no fue abrirse un espacio en el Teatro Nacional. En realidad, el logro más importante fue haber producido y protagonizado un concierto que realmente merecía ocurrir ahí.
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Al menos por los últimos 21 años, ningún grupo de rock local o de un género afín había tenido a su disposición el recinto para presentar un disco. Ahí, las puertas se han abierto de manera excepcional para este tipo de ofertas culturales.
Magpie no lo tuvo a disposición solo una vez, sino dos, en un mismo día, con una tanda agotada y otra con importante asistencia. Estas observaciones a continuación pertenecen a la primera presentación, la de las 4:00 p. m.
El quinteto eligió para la primera parte hacer un recorrido de todo su nuevo disco (disponible en plataformas hace menos de una semana). Fue una sabia decisión que, además de los miembros del grupo (Apéstegui, Brandt, Garita, González y Suñol), invitaran a otros vocalistas para algunos temas y que sumaran a instrumentistas que entraron y salieron dándole colores adicionales a varias de las piezas.
Así fue agradable oír, por ejemplo, seis voces masculinas armonizando líneas de LetGo. O el contrabajo y la bailarina que acentuaron el dramatismo de Swim, la pieza más suave del álbum; una hermosa melodía cuyo sentimiento está alineado a la perfección con la introspección de la lírica.
Algunos momentos permitieron apreciar detalles que, sin duda, son aportes adicionales a las versiones en el disco: elriff principal de Simple, subió en decibeles, con una interpretación pesada en cada instrumento, o la dinámica del coro de FortuneTeller, donde varias voces responden a la melodía principal. Destaco también el cierre de Puzzle of Love, que se sintió aún más intenso, como cierre perfecto para otra de las piezas mejor construidas en este disco.
Por un cambio en la dinámica, se hizo evidente cuando terminaron las canciones pertenecientes a Tragaluz y vinieron las correspondientes a los álbumes anteriores del grupo,Monte Claro (2015), Islita (2016). La evidencia saltó a la luz por la misma naturaleza de las composiciones.
Quizá sea muy atrevido decir que el nuevo álbum es radicalmente superior a lo que hizo antes MagpieJay, pero lo que sí es cierto es que se nota un quiebre entre los dos primeros discos y el más reciente. Las obras nuevas se sienten mucho más pensadas, con una intención más clara y con arreglos más llenos.
Para esa segunda parte del show varió el norte de la música,mas la atención no disminuyó. Además de la ejecución limpia, siempre sobresalió la pulcritud de cada uno de los elementos técnicos: sonido, iluminación y el detalle visual en la escenografía, con un llamativo mapping demarcado en una estructura de madera basado en el arte de la tapa de Tragaluz.
Hubo errores de interpretación, pero, curiosamente, el grupo las aprovechó para reírse de ellas y salir avante con naturalidad y distensión. Desde la butaca eso se agradece.
Ahora queda claro el Teatro Nacional es un lugar al que una agrupación nacional puede aspirar. Pero no basta con que sea nacional, por supuesto, evidentemente importa también que sea talentosa, ordenada, productiva y visionaria. Si el concierto doble de este sábado es histórico, es por esa visión que tuvo una joven banda, y la hizo realidad.
Así como Tragaluz marca un punto y aparte para MagpieJay, espero que su lanzamiento en este lugar marque un punto y aparte para la relación entre el Teatro Nacional y el rock local. Hay quienes se merecen llegar ahí, y que, a la vez, su llegada sea vista como un lujo para el teatro.
EL CONCIERTO
ARTISTA: MagpiJay
LUGAR: Teatro Nacional
FECHA: 16 de febrero