“Su muerte no fue diferente de su vida: una obra de Arte”. Con estas palabras, el productor Tony Visconti despidió a su amigo y colaborador David Bowie la mañana del lunes a través de un perfil en Facebook.
Visconti colaboró en varias producciones con Bowie, siendo la más reciente Blackstar , un disco de siete canciones que Bowie lanzó dos días antes de morir. Lo lanzó el 8 de enero, el día de su 69. ° cumpleaños.
Blackstar , cuyo nombre oficial es el caracter de una estrella negra, fue el vigésimo quinto álbum de un catálogo inigualable. Su mayor objetivo como artista, dijo una vez Bowie en entrevista, era ser respetado en el campo creativo (música, cine y moda), al costo que fuera.
Así, no extrañó que su último disco de estudio fuera un giro inesperado; él se convirtió en experto en darlos.
Blackstar , una colección de temas oscuros y enigmáticos, ha adquirido un matiz distinto después de la muerte de Bowie: se siente como una despedida, la última obra que preparó tras el pronóstico de su muerte.
Las declaraciones de Tony Visconti apoyan la teoría: “Él hizo Blackstar para nosotros, fue su regalo de despedida. Supe, por un año, que esto sería así.”
Misterioso. El lunes por la mañana se supo que David Bowie había batallado con el cáncer durante 18 meses, desde junio del 2014. Esta fecha coincide con el inicio del interés de Bowie por hacer un disco.
Un artículo de la revista Rolling Stone narra como, en esa época, Bowie, Visctonti y el baterista Zack Alford, se reunieron para elaborar demos .
El tema de la muerte estuvo presente desde primer sencillo de Blackstar , que recibió el mismo nombre que el disco.
En el video, David Bowie encarnaba a un sacerdote ciego que gracias a un poder sobrenatural, recobraba la vista.
La letra de Blackstar describía un ritual (“En la villa de Ormen / se sostiene una candela solitaria”) y un deceso (“Algo pasó el día en que él murió / el espíritu se separó un metro y luego se hizo a un lado /alguien tomó su lugar y dijo / soy una estrella negra”).
Bowie, según el artículo de Rolling Stone , insistió en que esta canción fuera un sencillo e inclusive cortó una parte de la canción, a sabiendas de que la tienda digital iTunes no aceptaría vender individualmente un tema de más de diez minutos.
El video de Blackstar ilustraba el rito y la transformación, además de marcar el regreso musical de Bowie.
El segundo sencillo escogido por Bowie, Lazarus , sonaba como una marcha fúnebre. La referencia al personaje bíblico Lázaro de Betania –que resucita por voluntad de Jesús–, también apuntaba al tema de la muerte.
Lazarus inicia con el cantante diciendo algo casi autobiográfico: “Mira hacia arriba, estoy en el cielo / tengo cicatrices que no pueden ser vistas / tengo drama, que no puede ser robado / todos me conocen ahora”.
El videoclip de Lazarus fue mucho más escolofriante. Bowie pasa gran parte del audiovisual tendido en una cama de hospital agonizando y solo se levanta para dar su último baile y guardarse a sí mismo en un armario.
En Dollar Days , el artista habla de despedirse de los parajes ingleses donde creció y de cómo se está muriendo por engañar a todos de nuevo, como quizá lo hizo a través de sus tantos looks y facetas musicales.
I Can't Give Everything Away , canción que cierra el disco, inicia con un Bowie diciendo que algo está muy mal y que “el pulso regresa por los hijos pródigos”. “Los corazones del apagón traen noticias con flores / con diseños de calaveras en mis zapatos”.
Otro detalle interesante es que David Bowie dice en la canción principal “Soy una estrella negra / no soy una estrella de pop / soy una estrella negra”, refiriéndose a sí mismo. Más adelante también dice “No soy un estrella porno” y “No soy una estrella que merodea”, quizá dejando en claro que él es la estrella negra (¿la oveja negra?) que estará ahí siempre aunque no se vea con facilidad.
Además, la portada del disco es una estrella negra, la primera carátula en su carrera que no incluye un retrato.
Un adiós. No podría decirse que el artista planeó morir dos días después de la salida del disco, pero quizá ver publicada su obra fue su último deseo.
Bowie dejó un extraño testamento en Blackstar , uno en el que, como de costumbre, las interpretaciones y los significados siempre abundaron.
Existe una expresión en inglés usada para las canciones de despedida: Swan song , o canción del cisne. La frase nace del mito de que esas criaturas cantan una hermosa canción antes de morir.
La observación probó, desde los tiempos de la la antigua Roma, que ese canto no era más que una leyenda, pero la expresión se hizo famosa en la poesía y luego en la música.
El canto del cisne nunca existió en el mundo material, pero se hizo inmortal en el imaginario. De la misma forma, David Bowie se fue del mundo dejando una estela de ideas y sueños que, gracias a los registros y su genialidad, se harán inmortales.