Decir que Camilo Sesto marcó una época no es exagerar. Hubo un momento de su carrera, en los años 70, en que cada canción que le compartía al público se volvía un éxito en su natal España. Luego, cruzó el Atlántico con temas como Ayúdame y Quieres ser mi amante y luego se planteó hacer una versión hispana la ópera rock Jesucristo Superestrella, protagonizada por él mismo. Su legado quedó sellado desde hace décadas.
Este domingo 8 de setiembre, cuando despertamos con la noticia de que falleció a sus 72 años, más de uno recordamos alguna de sus canciones y quizá la tarareamos en silencio. Laura De León, denominada la reina de la plancha, publicó en su perfil de Facebook que con la partida de Sesto, la plancha está de luto.
“Era capaz de transmitirnos un amor dulce y obsesivo gracias a sus metáforas, arrastrarse de dolor en medio de la desesperación que produce el abandono, castigarnos con el látigo del desprecio por el odio a quien una vez amó, hacer uso de sus poderes manipulación personificados en sus letras y no tener reparo ni descaro a la hora de pedir una noche juntos”, escribió De León de los talentos del español.
Con cariño también lo despidió el Elvis Tico, quien le ha dado voz a muchas de sus canciones en los escenarios.
“Gracias maestro por convertirte en la voz que nos permitió hablar a millones a través de tus canciones. ¡Te amamos Camilo! Gracias cantor, gracias ídolo, gracias monstruo, gracias ángel de Dios que vino al mundo a enamorar a tantos corazones”, escribió en su página en Facebook.
El programador de radio Alfredo Chino Moreno recordó un encuentro con el español.
“Tuve la oportunidad de hablarle en una ocasión, cuando vino al hotel Cristal, en 1974. Era un tipo muy formal y serio, pero un gran músico, gran cantante y con buen toque para hacer música que le gustaba a la gente", recordó Moreno.
“Él siempre pegaba varias canciones de un solo disco, y puede haber tenido como 35 canciones número uno. En Radio Titania nos llegaba la música de él directo por un corresponsal y casi nunca había que revisar lo que nos enviaba: él entendió bien que esto es un negocio de canciones”, dijo el programador.
La vida artística de Camilo Sesto fue eso: escribir las canciones que tocarían los corazones de miles y cantar, cantar y cantar como si no hubiese un mañana.
Camilo Sesto tenía una voz privilegiada: ni muy grave, ni muy aguda, pero capaz de llevar a su público por toda clase de sentimientos. Con él no había puntos medios. Era la voz de un amigo y la voz de un amante, una voz que con toda tranquilidad o todo el sentimiento nos confesaba sus más oscuros secretos. Al inicio de su historia, su voz era potente e indomable. Hacia el final de sus días, le era imposible cantar e incluso hablar. No hubo puntos medios.
LEA MÁS: Seis canciones para celebrar la música de Camilo Sesto
En su vida personal no faltaron polémicas, pero sobre todo especulaciones, considerando que el cantante siempre quiso mantenerse lejos del ojo público y sin dar muchas explicaciones a la prensa. Los recuerdos más recientes de él eran fotografías en las que su rostro lucía notorias cirugías plásticas, dolorosos procesos que pretendían ocultar lo que no puede esconder ningún humano: el tiempo.
El tiempo también es generoso: hoy nos permite apreciar de Camilo Sesto su música, su talento y por qué no, sus excentricidades.
Su historia: Rompiendo barreras
Camilo Blanes Cortés nació en el seno de una familia humilde de Alicante, España, un 16 de setiembre de 1946 (estaba próximo a cumplir los 73 años). En esos años formativos adquirió esa calidad “sencilla y humilde” con la que le caracterizó su mánager, Eduardo Guervos, quien difundió la noticia de la muerte.
Camilo Sesto vivió sus últimos días en su querido chalé en Torrelodones, Madrid, una casa de los años 70 con paredes blancas pero abarrotadas de recuerdos de su carrera. En el 2013 su casa fue asaltada y él fue dejado amordazado por un grupo de ladrones por cuatro horas, aunque no resultó herido.
Los asaltantes se llevaron joyas y unos 2.500 euros en efectivo, mas no se llevaron ningún recuerdo de su santuario. Cada recuerdo revivía las dos décadas doradas en las que Camilo tuvo su auge, llegando a publicar hasta un álbum por año, y que le llevaron a amasar la venta de unos 100 millones de discos.
Se inició en la música en los años 60 con el grupo Los Dayson, con el que cantaba en bodas y actividades sociales en Alcoy, el poblado donde creció. Es gracias a este grupo que Camilo llega a Madrid, donde participa en un concurso de la Televisión Española. Su grupo no logra conseguir conciertos y todos deciden regresarse, excepto por Camilo.
En 1970 gana algunos festivales de la canción con el nombre Camilo Sexto, con equis, pero su primer disco, publicado en marzo de ese año, sale con su nombre final, el que lo hizo leyenda. El disco se llamaba Algo de mí y contenía un sencillo con el mismo nombre, su primer tema número uno.
Unos años después, en 1972, se entera de su éxito en Argentina y decide cruzar el Atlántico. En Buenos Aires le entregan su primer disco de oro. Luego publica el disco Solo un hombre (1972) que contiene el tema To be a man, nominado al Grammy como mejor canción extranjera.
De América regresa a España con la seguridad de que tiene fanáticos en Chile, México, Brasil, Venezuela y Estados Unidos. En Londres ve el musical Jesucristo Superestrella y ahí tiene la idea de hacer una adaptación española, que decide financiar él mismo.
El plan era muy costoso, pero Camilo apostó en grande y terminó actuando el papel de Jesús de Nazaret por cuatro meses de funciones. Posteriormente se graba un disco oficial que extendió el éxito por toda Latinoamérica.
Se hace amigo de José José y juntos lanzan los temas Si me dejas ahora y Dónde vas. Más que rivalidad, Camilo Sesto buscó la amistad de figuras como esta o Juan Gabriel, sabiendo que juntos estaban haciendo historia en la música en español.
La década de los años setenta lo despidió con la noticia de que había vendido la cifra récord de 13 millones de discos alrededor del mundo y era recibido en el Madison Square Garden o en festivales de Italia y Alemania como un héroe, algo nunca antes visto por un cantante español. En los años 70 se encarga de escribir canciones y lanzar artísticamente a otro talento español: Miguel Bosé.
Su éxito continuaría rompiendo barreras durante los años 80, cuando cantó el dueto My love con la actriz de la serie Dallas, cantó en la BBC de Londres, en la televisión holandesa e incluso en Japón en 1985. En marzo del 1987 le anuncia a la revista ¡Hola! que se retirará de los escenarios. “Me voy porque quiero hacerme mayor viendo hacerse mayor a mi hijo”, le dijo a la publicación. El cansancio era evidente: entre 1970 y 1987 hizo unos 6.000 conciertos.
Sin la sonrisa del público
A Camilo Sesto se le conocieron pocas parejas, pero quizá la más recordada fue la mexicana Lourdes Ornelas, quien trabajaba en la oficina que lo representaba en México. Él le propuso hacer un viaje a las Islas Canarias y allí vivieron un intenso romance. Con el tiempo, Lourdes quedó embarazada y su hijo Camilo Michael nació en noviembre de 1983.
Siempre reservado, Camilo Sesto tardó varios meses en reconocer al niño, pero luego dispuso que los tres vivieran en su casa en Torrelodones. La pareja se separó en 1984 y ahí empezó una disputa por la custodia del niño. Ornelas acusó al cantante de agresivo verbalmente y su imagen de ícono romántico empezó a erosionarse.
El retiro musical de Camilo duró poco y regresó en 1990, cuando ya el panorama musical había cambiado. Decidió retirarse y regresar en otras ocasiones de esa década, esperando causar una reacción en el público, pero lo cierto es que ya no había tanta demanda por cantantes de su estirpe. Aquí iniciaron algunos de sus episodios más difíciles.
En el 2000 debió recibir un hígado nuevo y tras un rechazo de ese primer trasplante, sufrió una nueva cirugía que le dejó en un estado de salud delicado, incompatible con las andanzas de las giras y las largas noches en los escenarios.
En esa década fue cuando se empezaron a notar sus cirugías faciales, con las que pretendía mantener el aspecto de un artista joven que le cantaba a los jóvenes. Con miras a conquistar a una nueva generación lanzó el tema Mola mazo, con influencia de pop estadounidense.
Ese fue su último gran éxito, y lo aprovechó para aparecer en televisión y plantearse nuevas giras, pero era evidente que los años de grandes convocatorias habían terminado, aunque no había duda de su talento.
Conforme avanzó su edad y se fue retirando más del ojo público, empezaron las especulaciones. Se esparcieron imágenes de su supuesta colección de pelucas, de su rostro operado e incluso rumores de su muerte, todo difundido como quien quiebra un vaso con agua.
Camilo Sesto, enojado, solicitó en varias ocasiones que le dejaran en paz, pero el amarillismo calaba más en el público.
Sus dos últimas apariciones importantes fueron en el 2016, cuando llegó en silla de ruedas a una iglesia de Madrid a presentar el tema Padre nuestro, intepretado junto al Papa Francisco. La última aparición fue en el 2018 cuando publicó el disco Camilo Sinfónico a la que llegó en pie pero con dificultades para caminar y no pronunció palabra alguna a la prensa, ante sus rumorados problemas de voz.
Este álbum, en el que aprovechó las grabaciones originales de su voz en tiempos de gloria, fue anunciado como su gran despedida del público. La edición en vinilo del disco (como en los viejos tiempos) llegará a las tiendas el próximo viernes 13 de setiembre. No es arriesgado decir que así, con su voz potente y aún joven, cantando al frente de una gran orquesta, es como Camilo Sesto quería ser recordado.