Escuchar cantar a Debi Nova siempre es una alegría, pero verla en concierto es algo memorable. La entrega de la cantautora costarricense en el escenario, al interpretar sus obras, es un desborde de talento. Presenciar un show suyo es una caricia al corazón y así fue la noche de este jueves en el primero de tres conciertos que la tica planeó en el teatro Melico Salazar, en San José, para presentar su nuevo disco Dar vida.
Acompañada por una banda de músicos costarricenses y destacadas coristas como Kumary Sawyers y Sharow Granera, la cantautora hizo un repaso de su carrera, interpretando temas como Club, No nos sobran los domingos, Cupido y Bola de cristal. Además, aprovechó la oportunidad para interpretar con dulzura y pasión su nuevo material, un álbum gestado bajo la inspiración del amor maternal.
Dar vida es una oda a todos esos sentimientos que afloran en una mujer cuando carga en su vientre un corazón extra. Y así precisamente se sintió el espectáculo cuando sonaron temas como Seguirte queriendo, con el que abrió el show al piano, y Diosa style, ambos parte de este disco.
El espectáculo, cuidadosamente planificado para llevar al público en un viaje de emociones, fue intenso desde el principio. Los músicos, con sus instrumentos, fueron la compañía perfecta para las melodías de Debi, expresando sentimientos como el dolor, la alegría, el amor e incluso la tristeza. En su música reside esta capacidad de manejar los corazones a su antojo, siempre cuidando que los sonidos sean un vehículo para el amor
El teatro recibió a Debi con un llenazo, como sucederá también este viernes 17 y sábado 18, en los otros dos recitales que dará. Sin embargo, además de fans, amigos y familia, en las butacas del recinto había una persona de suma importancia para la artista: su hija Paloma, de dos años, quien estaba junto a su papá John Osborne viendo a su madre cantar. Paloma es la más grande inspiración de Debi en este nuevo disco y así lo demostró en el show.
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Debi Nova, cercana, dulce y emotiva
Algo que destaca a Debi Nova en concierto es la cercanía que muestra con su público. Siempre amena y conversadora, la artista narra las historias de cada obra suya, les cuenta a sus fans el por qué de las letras y las razones de la música.
Los fans, en respuesta a estas muestras de cariño, le aplauden, sonríen con ella y la piropean al llamarla diosa.
En una de esas intervenciones aprovechó para presentar Barco del tiempo, que grabó con su amiga la puertorriqueña, Kany García, y que es la canción que falta por publicar de Dar vida. Sentada en el suelo, con ritmos muy caribeños y un dolor dulcito, así cantó Debi este estreno.
Más adelante en el show, una poderosa interpretación de 3:33 con un grupo de bailarinas, fascinó al público. Y como si no fuera suficiente, Debi otra vez al piano, cantó la dolorosa Emergencia y al ritmo del tema se encendió el teatro con las luces de los celulares. Al ver este gesto del público, Debi no pudo contener una gran sonrisa de agradecimiento.
“Qué precioso se ve el teatro. Gracias”, dijo en medio de la canción.
Y siguiendo con eso de mover emociones a su antojo. Debi tocó Luciérnagas, pieza que escribió durante su embarazo, pero no quiso cantar sola así que dio una gran sorpresa al invitar al escenario a acompañarla a la también cantautora nacional MishCatt.
Todavía con más de una hora de recital por delante, ya el show de Debi había llevado a sus fans por la alegría del reggae, por la intensidad de la balada y hasta por la fiesta del pop. La tica, una de las grandes estrellas de la música nacional prometió un gran concierto para estrenar Dar vida y cumplió con su palabra.
El cierre del concierto de Debi Nova
La segunda parte del concierto de Debi Nova estuvo cargada de más sorpresas. En Maleza, Debi expresó las dudas que en algún momento ha tenido en su carrera y contó que en el camino hubo personas que la hicieron cuestionarse sobre lo que hacía. A ellas, la cantante les escribió esta canción, para demostrarles que la hicieron todavía más fuerte.
Para reforzar el mensaje de Maleza, apareció en escena la rapera tica Nakury con toda su potencia y fortaleza femenina.
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Seguidamente, la intensidad de la velada bajó las revoluciones para que sonara Un bolero para Lola.
Con el tercer cambio de vestuario de Debi se generó un momento distendido y cercano con el público: “Me acabo de dar cuenta de que se me rompió el vestido, pero si se me cae todo bien, ya estamos en confianza”, bromeó la artista.
Más adelante, llegó un momento de tranquilidad e intimidad al lado de sus músicos, a quienes presentó y agradeció por acompañarla en tarima. Ella, con la guitarra, se sentó en unas gradas dispuestas en el escenario junto a Pepe Campos, Rafa Campos, Juan Manuel Ugalde, Guido Fernández y Juan Carlos Pardo para tocar en acústico temas como Pajarito, Ciclos y Pasajera.
Cuando volvió al piano, en solitario, Debi presentó Paloma, un tema dedicado a su hija. Según ella, se trata del tema “más importante que ha escrito hasta ahora”.
El repertorio siguió con Bachata Rosa, de Juan Luis Guerra, Primer Beso, Quédate y Baño de luna.
El adiós definitivo llegó con Superpoderes, canción en la que se hizo acompañar por las bailarinas, las coristas y la chelista Sonia Bruno. Al final, todas bailaron al ritmo de la alegre Dale Play, con un mensaje claro: “Unamos nuestras vidas, cuando nos unimos la magia sucede. Hay quienes nos ponen etiquetas, que nos tratan de dividir, pero cuando estamos reunidos hay que cantar”.
La artista dejó claro que la música nacional es de calidad, su carrera ha dejado una huella y sigue más que vigente que nunca, sobre todo después de la maternidad y de Dar vida.