Fuerza Bruta es teatro inmersivo. En vez de experimentar cada acto desde una butaca, el público es rodeado por los actores quienes están en el suelo, en las paredes e incluso flotan en el aire.
“En el 2002 nos propusimos hacer un espectáculo que tomara todo el espacio, que el público formara parte y que pudiera ser algo muy festivo y muy contundente”, dijo Diqui James, argentino que creó junto a un equipo de artistas Fuerza Bruta.
“Eso es Fuerza Bruta, un viaje sensorial en el que cualquier cosa puede suceder”, agregó.
Esa experiencia se vivirá en Costa Rica a partir del 2 de mayo, en el Palacio de los Deportes de Heredia. Fuerza Bruta tendrá 20 funciones, de una hora y diez minutos cada una, en la que el público será sorprendido de muchas formas.
“Aquí el espectador puede estar abajo de una pileta (una piscina) y estando abajo tiene contacto con una chica, que le ve a la cara a diez centímetros de distancia.
”De repente, esa misma chica está corriendo por una pared a 20 metros de distancia. Es como una película, en ese sentido”, contó Diqui James.
Será la primera vez que el espectáculo de Diqui James visite Costa Rica, después de haber sido estrenado en el 2005 y tenido éxito en más de 50 ciudades alrededor del mundo.
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Las entradas para el espectáculo ya están a la venta en la página http://nvivo.cr/fuerza-bruta, de la productora Nvivo, o bien, en la boletería del palacio.
Cuestan ¢22.500, general, y ¢38.500, para experiencia premium (con acceso a un lobby. Ambos boletos dan acceso al mismo espacio del espectáculo (la planta principal del palacio), en donde el público se mantiene de pie.
La experiencia premium ofrece acceso a una zona exclusiva, 40 minutos antes del espectáculo con una bebida de bienvenida y contacto con el elenco. El espectáculo es apto para mayores de 6 años.
James contestó una entrevista desde su natal Argentina, mientras se encontraba preparando un nuevo concepto de espectáculo.
“Estamos en un momento interesante, tratando de armar cosas que hace tiempo queríamos hacer”, contó el libretista.
– ¿Cuál fue el mayor reto de crear Fuerza Bruta?
– El gran desafío fue inventar las máquinas escenográficas que generan acción. Queríamos que la acción partiera de las máquina y no del actor; que el actor tenga que luchar con las cosas que suceden y que de ahí vienera la teatralidad. Entonces el actor debe correr, se suspende en el aire y finalmente está en una pileta (piscina) que es la que le da el movimiento.
”Fue todo un viaje de descubrimiento. Empezamos a finales del 2002 y lo estrenamos en el 2005 y de ahí fue evolucionando, cambiamos muchas cosas hasta el 2007; fueron varios años de prueba y error.
– ¿Cómo ha cambiado con el tiempo?
– Es una producción tan grande que es difícil tener el juguete armado de una sola vez, ¿viste? Cada vez que hacíamos un show, y estaban los actores, las máquinas, la música y el público, era cuando realmente podíamos ver lo que estábamos haciendo.
”Fueron dos o tres años de algo así como ensayos con público, en donde íbamos sacando, poniendo, ajustando tiempos, porque es un show de un ritmo vertiginoso y la escenografía que se mueve es muy grande, así que es un desafió técnico muy grande.”
– Generalmente los espectáculos tienen distancia entre público e intérpretes. ¿Qué los motivó a borrar esa distancia?
– A mí me da mucha envidia el cine, porque logra que vos, como espectador, tengás diferentes puntos de vista, que podás viajar. Podés estar cerca de la cara, de un suspiro o un ojo y al otro segundo podés estar viendo desde un helicóptero una ciudad en llamas. Desde la butaca podés viajar y moverte.
”Eso en el teatro no funciona. Me desespera un espectáculo en el que el espectador está quieto en una butaca y yo estoy atrapado en el escenario y nunca podés mover el punto de vista del espectador, es como hacer una película con la cámara quieta.
– Es más libre para la perspectiva...
– Sí, y también para la experiencia. Cuando voy yo con mi cuerpo y me meten en una butaca en la que no me puedo mover, no puedo hablar, no puedo ver el teléfono, ni fumar, tomar, ni bailar, pues no disfruto, todo es sentarse como ir a la iglesia, casi.
"Para mí el teatro debe ser lo opuesto a eso. Es fiesta, acción, alegría, y no algo intocable. Me gusta que la gente haga lo que quiera, que sea un carnaval, en ese sentido, que tenga el espíritu de la fiesta, que se pueda participar".
De alguna forma, su espectáculo le ganó al cine...
– El cine se ha vuelto algo más individual, incluso ya podés ver videos y series desde tu casa, y las podés compartir con redes sociales, pero en el momento sos vos, solo, viendo una pantalla.
"Nosotros proponemos un evento y tu reacción y tu vivencia es colectiva. Si los ves en Japón, en Costa Rica o Argentina, y la experiencia va a ser distinta, porque el público le da calor al espectáculo y la reacción, en cada cultura, es diferente.
"Eso es fundamental en nuestro lenguaje: el público modifica el espectáculo. Y da mucha satisfacción ver a las personas interactuando, a veces suceden cosas que uno nunca se imaginó cuando se lo planteó".