Vicente Fernández sabe ganarse al público muy fácil y sus seguidores sencillamente lo idolatran. Así quedó demostrado y confirmado anoche, en el Estadio Nacional, cuando el popular Chente recibió, una y otra vez, ovaciones y aplausos de los presentes.
Sin mucha pirotecnia, el charro se hizo presente en el escenario. Eran las 8:32 p. m. y el público completo se puso en pie; era la hora de escuchar al mexicano, quien ofrece su gira de despedida por el mundo.
Con la popular
Luego, se dirigió a su público como un amigo que regresa, luego de varios años de ausencia.
“Buenas noches, a toda mi familia costarricense; vengo a cantarles por última vez. Quiero agradecer a todos por su cariño, a todos ustedes por ver mis películas, por escuchar mis discos. Esta noche, mientras ustedes no dejen de aplaudir, su Chente no dejará de cantar”, dijo el charro.
Vicente Fernández llegó de muy buen ánimo, se mantuvo pidiéndole al público que cantara junto a él.
El repertorio que les presentó a los ticos era lo mejor de su carrera, con temas como
La conexión entre el mexicano y los asistentes fue total: él dejaba de cantar una estrofa y, de inmediato, un coro de miles de voces completaba cada canción.
Mientras Chente se preocupaba por encontrar dónde estaba la señora presidenta, el público fue menos cortés y le silbaron.
A las 9:15 p. m. parecía que todos los que tenían que entrar lo habían hecho, lo que dejó en evidencia que, si bien la asistencia era numerosa, no fue un lleno absoluto, ya había espacios vacíos en distintos sectores del estadio construido por los chinos.
Sin embargo, la gente llegó por música y esta fluyó generosamente sobre el escenario. Don Chente se tomaba una bebida para aclarar la garganta y en todo el estadio las personas disfrutaban del espectáculo.
No obstante, hay temas que tienen especial conexión entre artista y espectadores,
Uno tras otro, Chente cantó más de sus éxitos;
Vicente Fernández tuvo tiempo para cantar, tomar, leer los carteles que le llevaron sus seguidores y hasta para demostrar que sabe tocar el teclado. Para probarlo, el cantante quitó a uno de sus músicos del piano e interpretó la introducción del clásico
Otro de los momentos para no olvidar llegó con el paso de los minutos.
A la hora de cierre de esta información, Vicente Fernández padre e hijo interpretaban