Estamos a pocos días de volver a ver en Costa Rica juntos a dos viejos lobos de la música, poetas españoles, leyendas de la bohemia. Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina se quieren tanto y se acoplan tan bien el uno con la música del otro que tuvieron que juntarse una vez más en el escenario para compartir con sus cómplices sus canciones de siempre, también las más nuevas y, por supuesto, ese buen sentido del humor cargado de fisga que los caracteriza.
No hay dos sin tres es la tercera entrega de las giras de conciertos que realizan Serrat y Sabina por varios países para cantarse entre ellos, mientras sus seguidores se encantan con verlos compartir micrófono sobre tarima.
El uno con su taburete, el otro con su bombín. El primero metódico, el segundo más caótico. Serrat con su señorío y Sabina con su pillería; así es como cantarán sus himnos en nuestro país el 17 de diciembre en el Anfiteatro Coca-Cola del Parque Viva.
Los españoles escogieron a su querida Costa Rica como parte de esta gira internacional que los ha llevado a ciudades de Uruguay, Argentina y México y que el próximo año los juntará en su natal España.
Como ellos mismos dicen que no hay dos sin tres, Sabina y Serrat se juntaron en México con una gran cantidad de medios de comunicación aztecas en una conferencia de prensa a la que asistió también Viva por parte de Costa Rica. Después de esa conversación donde se tocaron temas artísticos, otros más personales y por supuesto sobre su espectáculo, los maestros de la música hispana hablaron con nosotros en solitario.
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La cita fue en el mítico Auditorio Nacional de la Ciudad de México, donde cantarían el fin de semana pasado. La conversación con Viva se dio en un espacio más íntimo donde los artistas se mostraron relajados y divertidos, como acostumbran.
Eso sí, con la ansiedad de Serrat por ir a apoyar a su amado Barcelona, que jugó ese día ante el Borussia Dortmund de Alemania por la quinta fecha de la fase de grupos de la Champions League.
A continuación un extracto de la charla con los españoles.
–Vuelven a Costa Rica una vez más juntos. ¿Qué significa nuestro país para sus carreras?
–Serrat: Es un lugar importantísimo porque llegué a Costa Rica en el año 70 y pude debutar en el Teatro Nacional. Fue un inicio extraordinario, ahí se marcó una relación profunda que ha sido siempre constante.
–Sabina: Es un país que me parece muy ejemplar en muchas cosas, la primera es por no tener ejército y haber estado rodeado de guerras civiles y de guerrillas durante una década y, sin embargo, Costa Rica dio una lección al mundo de no infectarse con esas guerras. Es un país muy singular de gente muy tranquila, muy civilizada. Yo amo a Costa Rica.
–Costa Rica también los ama...
–Serrat: Es bueno eso de los amores correspondidos.
–¿Y qué tal los que no?
–Serrat: Los que no, uno hace un paso al costado y se va. Pobres de aquellos que tienen amores no correspondidos e insisten en ellos.
–Sabina: Pero los amores no correspondidos son muy buenos para los artistas, producen las mejores canciones.
–Serrat: Pero igual se puede trabajar en los dos sentidos.
–¿Son mala influencia el uno para el otro?
–Serrat: Sin duda, porque nos amamos y por tanto conducimos al otro por caminos indeseables.
–Sabina: Caminos a la perdición. Él me hace trabajar y ensayar y yo le hago beber.
–Serrat: Pero él descubre que la magia del trabajo produce resultados y dice ¡ah, caramba!, trabajando se consigue esto y esto tal vez te satisface.
–¿Y al revés?
–Serrat: Al revés es fantástico porque descubro el mal humor de mi mujer, una cara que nunca había visto yo.
–Sabina: Nos hacemos reír mutuamente.
–Eso es lo importante, que se aman, se necesitan, se estorban...
–Sabina: A mí me molesta cuando lo aplauden a él, es una cosa que siento adentro tremenda.
–Serrat: No es verdad. (Joaquín) Ha hecho un cambio muy grande, no niego que en un principio podía ser así, pero con el tiempo ha visto que mi éxito le favorecía a él también, que con un porcentaje de mi éxito le iba bien.
–Ese complemento llama mucho la atención porque son el caos y la armonía, la locura y lo metódico...
–Serrat: No es tan radical, pero sí existe un punto de equilibrio.
–Sabina: Pero eso debería de darle pie a la gente a tolerarse más, a ser más amigable, a encontrar la parte buena del otro en lugar de siempre la peor. Nosotros sabíamos desde siempre que éramos muy distintos.
–¿Qué le da el uno al otro?
–Serrat: Mucho amor. Pero no nos damos, yo le doy a él.
–Sabina: Mucha sabiduría. El camino que yo he hecho en América, él hizo ese camino que ningún español había hecho en América Latina, el confundirse con los de allí, de aprender, de oler... todo eso nos lo ha enseñado él a muchos.
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–¿Cuáles son los límites que no cruzarían con el otro?
–Serrat: Los que imponga la naturaleza.
–Sabina: Yo nunca imaginé y creo que él tampoco, porque era la época en que se decía que muere joven y deja un hermoso cadáver y así tendrás una leyenda tremenda, que íbamos a seguir cantando a esta edad.
–Serrat: A mí dejar un hermoso cadáver me gustaría, pero espero que falte bastante.
–¿Es cierto que las esposas les pidieron hacer la gira?
–Sabina: Es verdad, además son una razón muy importante. En las giras por lo general yo viajo con mi mujer porque ella trabaja a mi lado, pero él no siempre. Ellas se quieren tanto y están tan bien juntas que nos dejan en el hotel y se van por ahí, eso nos da mucho gusto. Sobre todo pensamos que si este par de brujas se odiaran, sería invivible.
–Serrat: Se quieren tanto como nosotros.
–¿Cómo celebran el próximo matrimonio de Joaquín, cómo se siente en esta etapa?
–Serrat: Yo como padrino...
–Sabina: Como bocazas, dirás, porque yo no iba a contar eso, pero este cabrón lo contó el otro día.
–Serrat: Yo me siento muy emocionado porque siempre supe que él era un hombre más allá de toda esa fachada de canalla, de tramposo, de embustero, de mesquino y de traidor, había un caballero y ha respondido como tal. De momento le ha prometido matrimonio, esperemos que sí porque ya todos los amigos le hemos hecho los regalos.
–Sabina: Eso era una cosa íntima y privada que no pensaba comentarla, pero también es en gran parte de todo lo que hablamos en esta gira que celebra la amistad, la camaradería, de que las canciones son un género mágico y rarísimo que viajan más rápido que las personas y que es absolutamente un milagro que sigamos llenando sitios.
–Hablando de la música que los reúne de nuevo, ¿qué tan importante es usarla para crear una voz en medio de tanta convulsión en el mundo?
–Serrat: Sería bueno que los que tuvieran una voz social importante fueran los sabios, los grandes pensadores, los hombres que han entregado su vida a pensar no solamente por ellos ni a glorificar sus habilidades.
–Sabina: Creo que la canción y la poesía no van nunca a cambiar el mundo, pero el mundo sería insoportablemente invivible sin canciones y sin música.
–Pero hay una responsabilidad en su trabajo, lo sienten así...
–Serrat: Evidentemente que lo es. Hay una influencia de todos los que de alguna manera somos gente conocida que públicamente podemos crear referencias; debemos de ser responsables. Lo que pasa es que no somos autores, nosotros decimos lo que pensamos, no negamos el derecho a cada quien de contar su verdad, de decir sus historias.
–Sabina: Los países donde tocamos no están pasando ni mucho menos el mejor momento económico; sin embargo, la gente guarda un dinerito para comprar la entrada para vernos, eso a mí me produce un respeto enorme, tanto que a veces me angustio pensando que los voy a defraudar, que no voy a estar a la altura de lo que ellos esperan.
–¿A quiénes escuchan de las nuevas voces y compositores, también es materia de nutrir lo que han hecho en sus carreras?
–Sabina: Yo oigo de todo, no le pongo límites a nada, no tengo prejuicios. Sin embargo, porque sino mentiría, tengo que decir que esta oleada de reguetón latino o de trap o de hip hop, que al principio me ilusionó porque yo decía ¡coño! una gente que habla y rima... pero ahora preferiría que ya no rimaran porque vaya mierda de rimas se oyen ahí.
–Serrat: Estoy bastante decepcionado, pero pienso que como todas las cosas hay que buscar con atención y buscando aparecen cosas destacables en cualquier género y cualquier forma; lo que pasa es que cuando se trata de buscar música, parece que no se han detenido a ver lo que puede ser más destacable y nos pueda ayudar a todos a evolucionar un poco. Con la música me pasa como con la comida: yo como de todo, pero normalmente solo repito de unas cosas determinadas.
–¿Hay algún elemento que en las primeras giras no pudieron realizar y que ahora sí lo pueden materializar?
–Serrat: Cada vez hemos hecho lo que hemos querido. Tratamos de que lo que estamos haciendo esté de acuerdo con nosotros y nuestras circunstancias.
–Sabina: Por si acaso, no existe una casa de discos o unos empresarios que se hayan atrevido jamás a decirnos lo que teníamos que hacer porque sabían muy bien a dónde los íbamos a mandar.
–¿Qué experiencia han ganado con estas giras que les facilite o potencie en sus carreras?
–Serrat: El ir tocando juntos nos ha permitido conocernos mejor, nuestro acercamiento personal ha ido en aumento dentro de las posibilidades que hay de ser amigo de Joaquín, que no son tantas.
–Sabina: Estos conciertos no tienen nada que ver con los que doy solo porque tengo que ensayar y además porque agrupamos gente que no siempre está junta. Agrupamos generaciones, edades e ideologías distintas que se unen alrededor de la amistad y la fiesta.