En 1952, José –Josep, en idioma catalán– Carreras comenzó a cantar en casa de sus padres, en Barcelona, de España.
La imaginación del futuro tenor quedó prendada de la estrella Mario Lanza en la película El gran Caruso , sobre la vida del tenor italiano Enrico Caruso. Tenía seis años.
“Aquello fue un impacto y empecé a cantar en casa. Tan insistente fui que mis padres probaron a ver qué pasaba con clases de música”, dijo Carreras al periódico español El País , en el 2013.
A sus 70 años, el tenor anunció oficialmente el retiro de su vocación, el cual será de todo menos silencioso.
En setiembre , el cantante le dijo al diario estadounidense The New York Times que “el fin está muy cerca” , aunque su agenda tiene comprometidas fechas en el 2018 y el 2019.
“No creo que dure más que esos dos años”, explicó.
En realidad, su último tour comenzó en octubre del 2016, en Alemania. Pero ha sido un desapego lento, un adiós a cuenta gotas. Cada una de sus presentaciones es como si fuera la última.
Costa Rica formará parte de esas interpretaciones .
Será la segunda vez que Carreras cante frente a los ticos –se presentó en 1995 en el Hotel Herradura, durante el mejor periodo de su espectáculo Los Tres Tenores –.
Su segundo (y tal parece último) concierto será en el Anfiteatro Coca-Cola, en Parque Viva, el sábado 7 de octubre, a las 7:30 p. m. Las entradas están a la venta en www.boleteria.cr, con precios entre los ¢25.000 (en gramilla) y los ¢232.500 (Golden Circle especial).
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Sin embargo, dejar de cantar frente el público no será el retiro permanente de la voz de Carreras. Según dijo al servicio de Radiodifusión internacional de Alemania, su voz volverá a la casa familiar.
“Continuaré cantando en la ducha. Cuenten con eso”, bromeó el tenor catalán.
El fenómeno. Antes de su último tour , la carrera del tenor recorrió por casi cuatro décadas los escenarios del mundo.
En 1987, una batalla contra la leucemia dividió permanentemente su carrera.
De un lado quedó su vida como tenor en la ópera europea. Del otro, luego de su regresar a los escenarios, está la fama del espectáculo Los Tres Tenores , junto a los también prominentes cantantes de ópera Luciano Pavarotti y Plácido Domingo.
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Carreras cantó por primera vez para un público masivo, a los 8 años. En Radio Nacional Española, interpretó el aria La donna è mobile de la ópera Rigoletto , de Giuseppe Verdi.
Pero, su gran oportunidad ocurrió en 1970, a sus 23 años, cuando obtuvo un pequeño papel con voz tenor junto a la legendaria soprano catalana Montserrat Caball ( Norma ).
En 1971, Carreras debutó fuera de España junto a ella, en el Royal Festival Hall de Londres, en Inglaterra. El vínculo entre ambos se fortaleció mientras actuaban en varias óperas juntos. Carreras la ha llamado “una de las más grandes” sopranos.
En menos de cinco años, el tenor fue parte de producciones en Italia (Teatro Regio di Parma y La Scala), Estados Unidos (la Ópera de San Francisco y la Ópera Metropolitana de Nueva York, entre otros) y Austria (Ópera Estatal de Viena).
Cuando cumplió 28 años, Carreras había sido el tenor principal de alrededor de 24 producciones de ópera en Europa y Estados Unidos.
“Me reprochaban que no me cogía vacaciones. Cómo iba a descansar si un día me llamaba Claudio Abbado y me proponía una cosa o Riccardo Muti otra (ambos directores italianos). No era la carrera, sino el placer de hacerlo”, describió a El País sobre su ritmo de vida.
Para el público. Más de una vez, el tenor se ha descrito a sí mismo como autocrítico. Sus interpretaciones lo decepcionaban la mayoría del tiempo y continuamente se exigía más en las siguientes.
“Tal vez sueno arrogante pero creo que mi mejor interpretación fue una que tomó un pasó adelante para alcanzar un nivel más alto. Fue mi estreno en La Scala de Milán, con la ópera Un baile de máscaras , en 1975. Esa noche fui muy afortunado. Dar lo mejor durante tu debut en La Scala, es muy afortunado”, aseguró Carreras a The New York Times en setiembre pasado.
El tenor costarricense Gonzalo Castellón asistió a otra de sus presentaciones en La Scala, en 1982, junto al pianista italiano Edoardo Müller. El furor del público fue tal que tuvieron que ofrecer nueve piezas tras terminar el programa oficial.
“Los dos artistas se quedaron sin encore , sin nada más que cantar. Se volvieron a ver entre ellos y algo se dijeron. Edoardo Müller su acompañante, salió corriendo a buscar al camerino y regresó con una pieza y la cantaron. Prácticamente, la cantaron sin ensayos”, recuerda Castellón.
Durante su ascenso, la prensa española lo siguió con fidelidad extrema durante la ópera y, después, en los recitales al aire libre y las grabaciones de algunos discos de música popular.
“Voz hermosa, expresión emotiva, técnica fácil, musicalidad preciosa”, escribía el crítico de música Enrique Franco para el diario El País, en 1980. “Escuchar a Carreras constituye un goce estético ininterrumpido”.
Para 1987, la misma prensa que lo elogió en años anteriores lo siguió hasta Seattle cuando recibió tratamiento contra su leucemia. Pasó Navidad y principios de 1988 en convalecencia.
Durante su tratamiento, el tenor creó la Fundación Josep Carreras contra la leucemia y, tras recuperarse, utilizó su popularidad para recaudar dinero para las cuentas médicas de otros pacientes.
“Creo que todos los que pasan por un periodo extremo de sufrimiento se convierten en personas más maduras. Cuando los doctores me dijeron que iba a estar bien pensé que iba a hacer mucho más con mi vida”, dijo al periódico británico The Telegraph , en febrero pasado.
El mucho más. En 1990, dos años después de que regresara a cantar y contagiado del fanatismo de la Copa Mundial de Fútbol, Carreras se unió a los tenores Luciano Pavarotti y Plácido Domingo para un concierto en Roma.
Las grabaciones del concierto –en video y audio– fueron un éxito comercial.
Para el siguiente mundial, en 1994, se planificó un segundo espectáculo en Los Ángeles, en el que la asistencia estuvo llena de estrellas estadounidenses como los actores Tome Cruise, Arnold Schwarzenegger y David Hasselhoff (todos estrellas del momento), el expresidente George H. W. Bush y hasta el cantante Frank Sinatra.
Los tenores mezclaron arreglos de ópera clásica italiana y alemana, piezas de teatro musical y estándares del pop americano (su primera canción fue My Way , un guiño a Sinatra, recuerda el sitio web de NPR ).
“Además de ser cantante de ópera es belcantista y cantante de musical. Eso dice mucho de la versatilidad de un cantante lírico de primer nivel, que pueda cantar repertorio popular con la misma calidad y dulzura, sin la atención que necesita la ópera. Eso demuestra un gran dominio técnico”, opina la profesora de canto de la Universidad de Costa Rica, María Marta López.
La crítica quedó dividida con las nuevas interpretaciones de Carreras. Los más conservadores opinaban en contra de la “pópera”, cantada con micrófonos.
“Creo que Los Tres Tenores hicieron mucho bien por la ópera como forma artística, se la presentaron a gente que no estaba familiarizada con este tipo de música. Si uno de nuestros conciertos ha sido transmitido a miles de millones de personas, eso significa mucho. Para mucha gente humilde significó que ya no tenían miedo de asistir a las casas de ópera”, describió Carreras a The Telegraph.
Legado. Para su última gira, Carreras reconoce el legado de su formación en los escenarios de los grandes teatros de ópera y también el impulso universal de su trabajo con Pavarotti y Domingo.
“Lo que me he dado cuenta es que la audiencia quiere escuchar el repertorio que más disfruto: canciones italianas, españolas y napolitanas”, le dijo al New York Times .
Para su presentación en Costa Rica, Carreras cantará arias de La Traviata de Verdi , de Turandot de Puccini y de Carmen de Bizet, entre otras.
También interpretará piezas de los musicales South Pacific y El hombre de la mancha.