Por nueve años, Javier Arce ha escrito y cantado canciones con el grupo Cocofunka. En ese periodo, se ha mudado de casa unas 15 veces. “Siempre es bueno tener nuevas energías, pero uno siempre queda exhausto”.
Ha pasado por Cartago y San José y hoy vive en Barva de Heredia, en la misma casa en la que creció. Cinco años atrás, él había publicado el álbum De rostros e impermanencias bajo el nombre Javier Arce y los de Allá. Los de Allá eran un ensamble con acordeón, percusión latina y guitarra acústica que revivía el sonido de la canción latinoamericana y los boleros que, cuando era niño escuchaba en esa misma casa.
Esa aventura, sin embargo, duró poco. “Llegó un punto en que el capítulo Cocofunka tomó fuerza y todo eso quedó de lado. Era complicado trabajar y coordinar con dos grupos”, admitió el compositor.
Quizá por eso este año, cuando retomó su trabajo como solista, optó por trabajar con herramientas digitales.
En su nueva casa hay teclados MIDI (funcionan conexión directa a una computadora), micrófonos conectados a pedales y parlantes de alta fidelidad. Con este equipo ha compuesto canciones para Cocofunka –grupo con el que se mantiene trabajando– y también otras para su proyecto solista, como Clavel y Quise fuego, tema que acumula medio millón de visitas en Spotify.
Con este nuevo equipo y su eterno cariño por las voces de Mercedes Sosa, Héctor Lavoe y otras leyendas del continente, Javier Arce se propone estirar las posibilidades. “Quiero ser un folclorista desde la música electrónica, un folclorista electrónico, si eso tiene sentido”.
Promoción. El día después de que Cocofunka terminara Chúcaro (2016), Javier Arce se mudó a una nueva casa. “Llegué en la noche y para no aburrirme hice Clavel (publicada en agosto 2016). Luego me volví a mudar y escribí Quise fuego (publicada en julio 2017). Aún no he escrito la canción de esta casa pero creo que llevo buen ritmo”, bromeó el compositor.
Arce atribuye las miles de reproducciones de estos temas a que los editores de Spotify las han incluido en listas de reproducción como Top Latin Alternative y a su trabajo como compositor.
“Lo único que podés hacer para aparecer en estas listas es publicar tu música. A la fecha no conozco a quienes ponen mi música ahí, simplemente la subimos y si al editor le parece que eso es lo que sirve, ellos la mueven”, comentó Arce.
“A la fecha sigo creyendo que no hay mejor estrategia de marketing que una buena canción”, subrayó.
En setiembre lanzará un nuevo tema, Par de onces, que espera sea también recibido como los sencillos anteriores. De Clavel y Quise fuego, le han llegado comentarios positivos de Bolivia, Perú, México, Argentina.
“Yo no sabía si en Costa Rica había espacio para esta música electrónica, pero yo quería hacerla. Al ver los comentarios me di cuenta que ya no hago música para Costa Rica sino para Internet”, expresó el compositor.
Misión. Esta faceta como solista, cree él, es una ventana para tantear las aguas hacia nuevas formas de crear.
“Yo no diría que soy instrumentista, pero me das esos teclados y esos micrófonos y sé que puedo hacer algo bien hecho. Quitar ese miedo ha sido algo muy importante y es algo que también he tratado de llevar a Cocofunka.
”Estamos grabando canciones por nosotros mismos y la idea es estar lanzando música más seguido, creo que no tiene sentido hacerlo de otra forma”, detalló Javier Arce.
Los nuevas aventuras incluyen continuar trabajando sus canciones, tratar de producir sus propios videos y trabajar en un buen espectáculo en vivo.
El 23 de setiembre, su grupo Cocofunka dará un concierto en el Teatro Melico Salazar que ya ha vendido 500 boletos, de los 970 posibles y Arce toma eso como una señal para innovar en ese campo y dejar huella.
“Es importante que nos inclinemos por shows más curados, mejor pensados. 424, Patterns, Un Rojo... esta generación de músicos tiene la posibilidad de culturizar y mostrarle a las nuevas generaciones que es posible para un grupo llenar un teatro y hacer un concierto de primera.
”Creo que nada te empodera más que vos mismo, pero necesitás saber que se puede y mientras no haya gente de tu mismo país que te impulsen a hacerlo, es más difícil”, señaló Arce, quien quiere seguir haciendo música, pero con una misión.
“Tenemos la posibilidad y la responsabilidad de informarle al público que esto se puede”.