Unas 3.000 personas tuvieron una experiencia trascendental el martes, cuando Enrique Bunbury les concedió la alegría de 140 minutos de show , en el Palacio de los Deportes, en Heredia, como parte de la gira Palosanto Tour 2014.
A las 8:15 p. m., el aforo –a oscuras– centró su atención en la pantalla del entarimado, que –cual faro de las almas allí congregadas– proyectó imágenes de una nave espacial que tenía la intención de aterrizar en la Tierra, hasta que una luz en su parte baja marcó el ingreso de Bunbury a las tablas.
Allí, junto a él, se encontraba su banda, Los Santos Inocentes, integrada por músicos y compañeros indispensables: Álvaro Suite (guitarra), Robert Castellanos (bajo), Jordi Mena (guitarra), Jorge Rebenaque (teclado), Quino Béjar (percusión) y Ramón Gacías (batería).
Navegando por los vítores del público entre sonrisas y gestos de cercanía, los siete artistas entregaron la primera pieza de la noche, Despierta, primer sencillo de Palosanto (2013) y manifiesto del Bunbury actual; un tipo entregado a la lucha social y al cambio mundial, crítico del capitalismo y de la aparente ilusión de la democracia.
Durante el puente de Despierta, los espectadores se arrancaron los escalofríos a cántaros cuando la pantalla mostró el primer guiño personalizado de la velada: una fotografía de la presidente Laura Chinchilla junto a las de otros mandatarios, detalle que logró aproximar todavía más el mensaje de Palosanto a los costarricenses.
Al cabo del primer tema, el Palacio cantaba al unísono “¡Enrique, Enrique!”, como sucedió cada vez que el español terminaba una canción y desde el escenario resonaban ecos de un amor compartido.
El club de los imposibles fue la siguiente del repertorio, rebobinando los coros del público a la época de Flamingos (2002), uno de los grandes aciertos discográficos de Bunbury, el cual sería recordado no pocas veces durante el espectáculo.
“Heredia, San José, Costa Rica”, dijo Enrique al micrófono, quizá sin saber que hablaba de dos provincias diferentes. “Es un inmenso placer estar aquí con ustedes esta noche y un gusto enorme poder cantar de nuevo en Costa Rica”. Pocas palabras, pero las necesarias para recibir múltiples alabanzas.
Bonanza. “Solo intenta encontrar tu espacio cuando a tu alrededor todo se estrecha”, cantaba Bunbury en Los inmortales , secundado por una apabullante mayoría del público de gramilla, contagiada por las letras universales de Palosanto, algo que sin duda sentaba bien en el corazón del músico. Aquel fue un instante catártico.
Igual adjetivo aplicó para el resto de la presentación, en la que el excantante de Héroes del Silencio solo interpretó una canción de su mítica banda, Deshacer el mundo ; por lo demás, se dedicó a recorrer su música en faceta de solista.
De Palosanto cantó Hijo de Cortés, Más alto que nosotros sólo el cielo, Destrucción masiva y Salvavidas, y también recordó otros discos de factura reciente, como Hellville de Luxe (con temas como Porque las cosas cambian y El hombre delgado que no flaqueará jamás).
De igual manera, Bunbury regaló un guiño al álbum Licenciado cantinas, con el cover de Ódiame , de Julio Jaramillo; y al disco Las consecuencias, con su versión del clásico de Jeanette, Frente a frente.
Con Sí y Lady Blue, él y los suyos volvieron a recordar la época de Flamingos , cercana a las de discos como Pequeño, Radical sonora y El viaje a ninguna parte, de los cuales entregó canciones como El extranjero, Contracorriente y Que tengas suertecita, respectivamente.
A las 10 p. m., el artista se marchó por primera vez del escenario, pero tres minutos después ya estaba de vuelta, cantando Prisioneros e Infinito. Una segunda despedida no le bastó, y tuvo que regresar para decir: “Sé que es martes y que mañana se tienen que despertar para trabajar, ir a la escuela, delinquir o para lo que se dediquen, ¡pero esta noche todavía nos queda un poco más de rocanrol!”.
Antes de despedirse, Bunbury siguió con la fiesta de la mano de tres canciones más: Brujías para el dolor, Sácame de aquí y Viento a favor –uno de sus primeros éxitos como solista–, interpretando un total de 26 canciones durante la velada.
Con alto contenido social en las letras de la mayoría de temas interpretados, y en medio de un convulso proceso electoral en Costa Rica –que bien que mal le ha pasado su factura al corazón del pueblo–, la gira de Palosanto fue una oportunidad para que miles de paisanos cerraran los ojos, levantaran los brazos y se desahogaran cantando.
Actualización; 27/03/2014, a las 12:29 p. m.: Se corrigió el año de lanzamiento del álbum Flamingos y el nombre de la canción Infinito (en el texto impreso aparece como Me calaste hondo).