De aquel pelo largo lacio y lunar en la mejilla derecha con los que apareció en 1995, no queda nada. Ahora, Enrique Iglesias cubre su desordenado pelo corto con una gorra y aquella marca tan característica de él desapareció hace 11 años gracias a una cirugía.
La nota romántica que empapó a los éxitos Nunca te olvidaré o Enamorado por primera vez ya no está tan presente en el repertorio del artista. Hoy, muchas de las canciones del español son más de fiesta, más para bailar.
Nada es casualidad. Todos esos cambios son parte de la evolución que, como persona y artista, ha tenido Iglesias. Transformaciones que, 20 años después, lo mantienen más vigente que nunca tanto en el mercado latino como en el anglo.
“Si en 1996 o 1997 me hubieras dicho que en el 2015 seguiría en esto, no te lo hubiese creído”, comentó el cantante, quien el 8 de mayo cumple 39 años, en entrevista telefónica con Viva.
Eso sí, Enrique Iglesias ha demostrado que no es solo uno más en la música. El rey del pop latino (según la revista Billboard) ha sabido aprovechar su brillo: el año pasado, por ejemplo, hizo uno de los diez videos más vistos en la historia de YouTube: Bailando, que ha sido reproducido más de 840 millones de veces.
Con ese éxito –incluido en el último disco Sex and Love (2014)– y muchos otros, el español regresará a Costa Rica tras siete años de ausencia en los escenarios ticos. Él –que ha tenido 26 canciones número uno en los listados de música latina de Billboard– ofrecerá un concierto este 2 de mayo en el Parque Viva, La Guácima de Alajuela, como parte de la fiesta de inauguración de este recinto.
¿Cuál era la expectativa que tenía con Bailando?
Cuando escribes canciones te guías por tu instinto, por lo que te gusta; nunca sabes exactamente lo que puede llegar a suceder. Cada canción es una nueva aventura, un reto que no sabemos hasta dónde nos va a llevar. Sin embargo, lo que más me importa cuando de música se trata, es sentirme lo suficientemente cómodo con la pieza, al punto de querer subirme a un avión para ir a cantarla a todas partes del mundo.
”Bailando es una de esas canciones que he hecho y que se han quedado en un cajón esperando el momento y los ingredientes perfectos. Bailando es una de esas canciones mágicas que te engancha desde su primera tonada gracias a la sinergia que logramos con Descemer y Gente de Zona, pues no se da muchas veces en la vida. Además tiene tantas fusiones musicales –porque tiene hasta flamenco– que te hace mover sí o sí.
”El tema fue una gran aventura, que nos costó trabajo. Unas partes las grabamos en Cuba y en Dominicana, y luego regrabamos algunas otras para la versión en inglés que hice con Sean Paul. Todo valió la pena, porque es, sin duda, uno de los temas con los que más me divierto”.
Con Descemer Bueno ya había trabajado en su disco anterior, Euforia (2010), pero no fue hasta que apareció Bailando que lo expuso mundialmente a él y a Gente de Zona. ¿Volveremos a ver esta fusión? ¿Los ayudaría a producir un disco?
Por supuesto. Nos hemos convertido en buenos amigos. Poder haber trabajado con ellos ha sido un placer; poder trabajar con artistas que te inspiran y te llevan en otras direcciones musicales es indispensable. Las colaboraciones resultan ser buenas cuando hay el 50% de un artista y 50% del otro y en Bailando nosotros dejamos toda nuestra alma.
En Sex and Love (2014) hay más presencia de colaboraciones que en el álbum anterior. ¿Considera que estos duetos lo mantienen vigente?
Creo que, desde mis inicios, he sido bastante ecléctico. Hice cosas que me sacaron del rumbo del baladista tradicional. El tener la oportunidad o, tal vez, provocar estas colaboraciones indirectamente me hace crecer, porque al sorprenderme como artista también sorprendo a mi público. Eso, para mí, es básico.
”Después de dos décadas, es impresionante ver cómo los fans se divierten con ese abanico de colaboraciones que hemos podido recolectar con los años. Y esa búsqueda nunca termina”.
Al contrario de otros artistas que hicieron el crossover a finales de los 90, usted sí logró posicionarse en el mercado anglo y seguir vigente. ¿Cómo lo consiguió? ¿También es fruto de las colaboraciones?
Cada cabeza es un mundo y son públicos totalmente distintos. Creo que el secreto está en cantar lo que tienes que cantar, según donde estés, ya sea Latinoamérica, Estados Unidos, España, Sudáfrica o Australia. He tenido la suerte de contar con una compañía que me apoya en mis locuras. Con Euphoria (2010), por ejemplo, hicimos un disco completamente ecléctico, mitad en español y mitad en inglés, y ellos le supieron sacar partido en todos los mercados.
”Si hay algo que yo nunca he querido perder son mis raíces latinas. Nunca he buscado que en el mercado me vean como algo distinto a ello. Sé que he tenido muy buena recepción por parte de este público y me honra, pero lo he logrado con la música latina que me caracteriza”.
En Internet circula la noticia de que al fin va a cantar con su papá (Julio Iglesias) en mayo en un concierto en Lisboa. ¿Es esto cierto?
¿Así que tocaré en Lisboa y nadie me ha notificado? (risas) No, qué va. ¿En dónde viste eso?
En medios extranjeros...
¡No, no, no! La gente sí que se hace historias, ¿eh? No es cierto, para nada.
Su papá siempre ha dicho que lo pensaría dos veces antes de hacer un dueto con usted porque no quiere que se vea como una estrategia comercial. ¿Usted qué piensa al respecto?
Yo admiro mucho a mi padre. Para mí es un ejemplo. Me encantaría cantar con él, claro que sí, pero si no se ha dado es porque no ha sido el momento.
¿Pero existirá ese momento?
No lo sé, pero yo estaría encantado.
Además de cantar con su papá, otro sueño cumplido sería colaborar con Bruce Springsteen...
Claro, imagínate. Él es un ídolo para mí, estaría muy honrado de que me permitiese cantar con él. Es un genio haciendo música y tiene todo mi respeto y admiración, igual que mucha gente.
Ya cantó con dos de sus ídolos: Marco Antonio Solís (El perdedor) y Juan Luis Guerra (Cuando me enamoro). ¿Con cuál otro artista latino quiere colaborar?
He estado acompañado de muchos talentos, tanto en inglés como en español. En las sesiones a veces sale primero una melodía; en otras es una frase la que nos da el pie. Creo que lo importante es mantenerte fiel a tus instintos, afinar el olfato para encontrar esas canciones que le lleguen a todos por igual. ¿Y te digo la verdad? No pienso con quién quiero cantar; lo primero que se me viene a la cabeza es la canción y cuando la tengo lista es que pienso en quién podría ser.
”Si lo hago al revés, siento que fuerzo la canción y eso no va a salir nada bien”.
Como sucedió con Loco (con Romeo Santos) y El perdedor ...
Exactamente. Son canciones que escribí y dejé guardadas por mucho tiempo esperando a ver con quién podía cantarlas. Las canciones tienen su tiempo y espacio. No hay que lanzar por lanzar, sino que hay que dejarlas fluir.
Hace dos discos se salió del rumbo del baladista tradicional. Si bien ha sacado algunas baladas, ¿le hace falta hacer un disco solo de temas que sigan la línea de Nunca te olvidaré o Héroe?
A mí siempre me ha gustado salirme de mi zona de confort. En este camino te vas rodeando de nuevas personas que desencadenan que tu música se vaya reinventando. Las canciones románticas siempre estarán en mi repertorio, aunque compartan espacio con las de pop más contemporáneo.
A 20 años de haber iniciado su carrera, ¿qué valoración hace de sus canciones con el sello Fonovisa, aquellas que le abrieron espacio en el gremio?
Imagínate, son canciones sagradas, importantísimas para mí. Temas como Experiencia religiosa o Nunca te olvidaré marcaron mi vida en todos los sentidos. Son temas que, a pesar de que tienen años, son gustados y pedidas por mi público.
En este momento, ¿en dónde ve el futuro de la música en el tema de ventas?
Es una gran pregunta esa, ¿eh? Pero, para nuestra desdicha, son de esas preguntas que nadie sabe responder ni los más grandes ejecutivos. Creo que la cosa va más por lo que es el streaming y a eso es a lo que le estamos apostando bastante. Ya los discos físicos no son una gran garantía para los artistas y eso es una mala jugada para los artistas que recién están comenzando; hace las cosas aún más complicadas de conseguir.
¿Sus apuestas, entonces, van por plataformas como Spotify y Tidal, en las que ya tiene buena presencia?
Claro, este tipo de proyectos son un gran avance en este sentido. Me parece lógico que surjan sitios que se quieran hacer cargo de este nicho.
Cuando dice que los discos físicos no son garantía se refiere a que, en este momento, usted le apuesta más a los conciertos que álbumes... ¿Son más rentables?
Creo que uno como artista no puede decidirse entre uno u otro. El disco es como parte de tu vida, naciste haciéndolos y no hacerlos es como perder cierto sentido. Mientras que los conciertos son el lugar perfecto para inyectarte de nueva energía, de volver al estudio para darle mejor material a tus fans. Es una pregunta bastante difícil de responder. No es cuestión de qué deje más, sino de qué te hace sentir mejor y, a mí, las dos me apasionan.
Usted se abre espacio como empresario. No solo tiene una colonia (Adrenalina), sino que también se alió con el tenista español Rafael Nadal, entre otros deportistas, para abrir el restaurante Tatel en Madrid, España. ¿Tendrá tiempo para ir a atenderlo de vez en cuando?
Es un reto interesante en el que me metí y, pues, sí, claro, ese es el objetivo. Quiero estar de cerca con este proyecto, como lo he estado con todos los demás que emprendo. Lo que si no sé es cada cuando estaré ahí, pero de que estaré, estaré.
O sea, ¿si un día voy a ese restaurante lo puedo encontrar comiendo?
(Risas) Hmmmm... Comiendo no, tomando sí. No tendría duda de ello, así que tienes que ir.
Medios extranjeros lo han casado una y mil veces con su novia Anna Kournikova; también lo han hecho papá. ¿Cuándo sucederá eso en la realidad?
Contra el matrimonio, yo no tengo nada, en lo absoluto. Es solo que así siento que estamos bien, la pasamos genial y lo de los bebés no depende de mí (risas). No, bueno, sí depende de mí, al menos un poco; eso esperaría yo. Pero, tú me entiendes.
Usted tiene una larga relación con Costa Rica, a pesar de que en suelo tico solo se haya presentado en dos ocasiones (1997 y 2008). ¿Qué significa para su currículo regresar a este país?
De Costa Rica, tengo muy bellos recuerdos y siempre he querido ir con mis giras, lo que pasa es que eso no depende de uno, sino de los productores y de los arreglos a los que se lleguen. Estoy bastante emocionado. Tu país no ha escuchado mis trabajos más recientes en vivo y no hay nada que más me ilusione que ir para cantarles.
Este año cumple dos décadas de estar en la música. ¿Qué evaluación hace al respecto?
Si en 1996 o 1997 me hubieras dicho que en el 2015 seguiría en esto, no te lo hubiese creído ( risas ). Creo que en esta carrera –que para mí es un regalo– hacer lo que amas no es trabajo. Creo que he perdido un poco la timidez porque con los años vas agarrando más confianza. En mí, todo se trata de evolución y creo que lo importante es mantenerte con los pies en la tierra y abierto a aprender cada día algo nuevo. Lo que sí te digo es que hoy estoy disfrutando el escenario más que nunca.
¿Por qué?
Porque soy más maduro y, con el tiempo, he aprendido a disfrutar lo que hay y tengo.