La primera vez que el grupo argentino Él Mató a un Policía Motorizado puso un pie en Costa Rica fue hace dos años. Sabían poco del país y de su público, pero el impacto que lograron y se llevaron de ese concierto en El Steinvorth los hizo soñar con una segunda visita.
En el marco del Festival Internacional de las Artes lo lograron y este viernes 29 de junio dieron una presentación en la Plaza de la Democracia en la que repasaron distintas etapas de su carrera.
ARCHIVO: Él Mató a un Policía Motorizado armó su fiesta en el Steinvorth
El grupo, que se caracteriza por combinar letras melancólicas, melodías y guitarras ruidosas, repasó clásicos de su álbum La dinastía Scorpio (2012) y estrenó para el público tico temas de su nuevo álbum, La síntesis O'Konnor, publicado una semana atrás.
Él mató a un policía motorizado es un grupo originario de La Plata y obtuvo mucho reconocimiento con La dinastía Scorpio. El proceso de promoción de dicho álbum se extendió por más de tres años; lo iniciaron como una banda emergente de Argentina y lo finalizaron consolidados como una de las voces más importantes del rock latinoamericano.
Viva hizo una entrevista con Santiago Barrionuevo (cantante) y Gustavo Monsalvo (guitarrista) posterior a esa presentación. En la conversación, detallaron el proceso del nuevo álbum, que abrió un nuevo capítulo musical y profesional en la carrera del grupo.
¿Qué aprendieron del extenso proceso de promoción de La dinastía Scorpio (álbum del 2012)?
Santiago: Antes de ese álbum grabamos Día de los muertos (2008) y a partir de ahí empezamos a viajar un montón, hicimos giras largas por España y México. Antes de eso sacábamos un disco por año, pero las giras empezaron a retrasar el trabajo de estudio, de composición y todo eso.
"De pronto ese espacio entre las grabaciones te da un tiempo y un espacio para replantear lo que estás haciendo. Había una urgencia natural al principio de que salieran canciones, pero creo que aprendimos que está bueno tener ese espacio entre discos.
El Mató hace mucho trabajo de campo, es decir, la promoción se concentra mucho en giras…
S: Sí, creemos que cuando la banda llega a tu país y tenés ese contacto, vite, con la música en vivo ahí se genera una magia que se asalta mucho más. Por ejemplo, en 1989 los Ramones eran conocidos en Argentina como una banda histórica, pero no fue hasta que visitaron el país que inició un romance entre la gente y los Ramones, gracias a la simbiosis que generan los shows en vivo, que se volvieron una banda realmente querida en el país.
Nosotros cuando vinimos acá la primera vez fue una sorpresa que la gente celebrara y cantara las canciones. Quizás eso generó lo que pasó hoy (viernes 30), que la gente respondió mucho y en mi opinión, fue mucho mejor que la vez anterior (ríe). Haber venido hace dos años a generar ese vínculo ayudó, supongo.
¿Venía la banda con otro ímpetu?
Gustavo: Sí, creo que salir del disco nuevo nos dio otra energía, te dispone de otra manera. Tocar las canciones nuevas ya te pone en otra frecuencia y te demanda otra atención; tal vez genera una sintonía diferente y fue muy bueno poder compartir eso con la gente porque sin duda les gustaron las canciones o eso me pareció a mí.
¿Qué se plantearon para este nuevo disco? ¿Qué querían para la banda?
S: Para La Síntesis O’Konnor encaramos las ganas de cambiarnos un poco de lo alternativo. Ahora hemos acumulado mucha información de lo que nos gusta fuera de eso y nos dedicamos mucho a la preproducción en nuestra sala en La Plata: a rearmar las canciones, darle vuelta a las cosas, de ver más los detalles de las canciones y eso fue muy divertido. El cambio era necesario y la pasamos muy bien, ¿"vite"?
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La grabación del nuevo disco ocurrió en Sonic Ranch en Texas…
S: Sí pero antes de eso trabajamos mucho en preproducción. Ir a Sonic Ranch es una gran inversión y teníamos el tiempo justo para hacer la grabación definitiva y quisimos llegar con las canciones cerradas, sin espacio para la duda. Obviamente estando allá pensamos algunos cambios y la instrumentación que había a disposición le dio el color final.
G: El estudio está en medio del desierto, así que llegamos y comimos, dormimos y trabajamos todo ahí con nuestro productor (Eduardo Bergallo). Nos encontramos con un montón de instrumentos y sonidos nuevos, una consola (de grabación) diferente, todo eso fue un flashazo muy positivo y terminó de cerrar muchas cosas que no teníamos redondeadas.
S: La casa en la que nos quedamos estaba a una cuadra del estudio y podíamos a trabajar hasta la hora que quisiéramos y concentrarnos completamente en el trabajo. No hubo mucho tiempo para el ocio, fue muy intenso el trabajo.
Desde el inicio han asumido esa falta de recursos y a partir de eso se han logrado consolidar, ¿sienten que asumir esa escasez es el presente o futuro de la música?
Puede ser, trabajamos con el sello Laptra que es producto de la necesidad por el estado de la industria de la música y de nuestras propias ideas. Desde chicos grabábamos ensayos en casete y les poníamos carátulas dibujadas, con sellos discográficos de fantasía.
Siempre nos han gustado las bandas más independientes y eso de hacer las cosas por nosotros mismos nos copaba (gustaba), todo ese espíritu de la cultura independiente del mundo nos impulsó a hacerlo. No pensamos que era el presente o el futuro, solo fue el camino que quisimos hacer
Viendo a la gente en los conciertos, queda claro que ellos también se identifican con el espíritu de la banda…
S: Sí, completamente, hay algo que los atrae y los acerca a cantar y pasarla bien con nosotros.
No quisiera ponerle yo el nombre a ese sentimiento... ¿cómo lo describiría?
S: No sé, de pronto es el poder de la canción. La gente canta, se emociona y puede identificarse en las canciones que tomamos, entonces si le pusiera nombre, sería algo así, la magia de la canción (ríe).
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