Al inicio de los 2000, Tomás Cookman era el mánager de Aterciopelados y también había trabajado con bandas como Los Fabulosos Cadillacs.
Los contratos de algunas de estas bandas con sellos grandes estaban por terminarse y, entonces, le llegó una revelación.
“Ya estábamos haciendo todo el trabajo para ellos: plan de marketing, ventas y promoción, y en eso entró la revolución digital, que ayudó a que bajaron los costos de grabar y difundir música. Pensé, ‘¿Por qué no hacer nuestro propio sello?’, recordó Cookman, por teléfono, desde su oficina en California.
Así nació Nacional Records, un sello basado en Los Ángeles. Por 12 años, esta disquera ha sido punto de referencia para encontrar en Estados Unidos los talentos de Latinoamérica.
Actualmente el sello tiene entre sus filas a los españoles de Jarabe de Palo, a la rapera chilena Ana Tijoux, al grupo colombiano Bomba Estéreo y por supuesto a Los Fabulosos Cadillacs, Aterciopelados y el proyecto solista de su cantante, Andrea Echeverri.
Además de estos pesos pesados de la música latina, Nacional Records ha colaborado en la difusión de indies latinos como el chileno Alex Anwandter o el grupo de rock argentino El Mató a un Policía Motorizado.
Cookman no huye de la variedad musical en la oferta del sello, sino que, más bien, la considera su mayor fortaleza.
“Sería más fácil decir que es un sello solo de hip-hop o solo de jazz, pero yo lo veo más como un programa de radio en que suena un poquito de todo; veo a Nacional como un playlist interesante”, explica Cookman.
Carrera. Cookman tiene 54 años y ha sido parte de la industria musical por 20. Creció en Nueva York en los años 70, rodeado de la explosión del punk y el new wave y con esas bandas nació su amor por la música.
Suena poco punk que ahora haga tratos con grandes empresas para buscar patrocinios o que sus bandas aparezcan nominadas en los premios Grammy, pero él ve esto como algo normal.
“Es una industria muy variada, tenemos distintos sonidos, vestimos diferente, pero yo prefiero ser amistoso y buena onda. La vida es muy corta para ser un hijo de ...”, comentó entre risas.
En el 2011, por ejemplo, la canción 1977, de Ana Tijoux, apareció en la serie Breaking Bad, generando ganancias para la artista chilena, que ahora es conocida tanto en Estados Unidos como Europa.
“No es nada fácil ‘pegar’, claro, pero ahora hay más acceso, nuevos jugadores y nuevos tomadores de decisiones que sí ven interesante la música latina”, puntualizó Cookman.
Las visitas de bandas indie costarricenses a México y Estados Unidos que ha habido en los últimos 6 años no han quedado fuera de su radar. Cookman cree que en el país hay suficiente talento para desarrollar.
“Costa Rica es de esos países que yo me pregunto, ¿por qué no hay una banda que está ‘pegando’ en otros países?
”Pero al final de cuentas, es esto: si la mejor banda de Costa Rica no está lista para competir con la mejor banda que no está firmada de México o Chile, va a ser difícil. Afortunadamente, lo que me llega de Costa Rica ahora está mejor de lo que me llegaba ocho años atrás”, explicó.
En julio, la banda tica Las Robertas se estará presentando en el Latin Alternative Music Conference, un ciclo de conferencias y presentaciones que él organiza desde hace 17 años para el intercambio entre artistas y personas de la industria.
También organiza el festival Supersónico que desde el 2014, ha reunido en Los Ángeles artistas como Café Tacvba y Calle 13.
Los esfuerzos continuarán. Para recordarse que ahora están en una mejor posición, Cookman recuerda que en la gala de los Gramy Latinos del 2013, después de que La Vida Boheme de Venezuela ganara su primer premio, uno de los integrantes del grupo se le acercó.
Después de darle las gracias, le mostró el primer correo que le mandó, pidiendo que le pusiera atención a su propuesta.
“Fue una muestra de que hay que intentarlo y hay que salir a conquistar lo que uno quiere”, recordó Cookman.