Muchos lo dicen en son de broma, pero “quien domina los memes domina al mundo”. Es una forma divertida de reflexionar en cómo algo viral puede enrumbar la opinión pública sobre un evento, discusión, etcétera.
Con la música, el asunto no pareciera ser distinto. Mirar atrás los últimos doce meses y pensar en qué escuchamos y qué nos marcó parece ser un ejercicio intrínsecamente relacionado a TikTok, sus coreografías y cómo pegar en esa red social es una garantía para despegar millones de reproducciones en Spotify o en la plataforma de streaming de preferencia.
Este repaso considera ambas vertientes: los temas de los que no pudimos escapar, así como otros que quedaron un tanto más al margen y merecen ser escuchados.
La manía por el pop
Ya no hay que esperar a una larga carrera para reventar tanto en radios como en los audífonos de medio planeta. Si Billie Eilish a sus 17 años dio comienzo a una sólida carrera, quien parece apuntarse en esa misma línea es Olivia Rodrigo, una de las grandes ganadores de la música del 2021.
Regresando a un pop más ligero y amigable, drivers license y good 4 u del disco Sour se abrieron espacio con facilidad: a algunos les recordaba a la voz de Hayley Williams, a otro una agradable manifestación de ejercicio pop más digerible que el de su antecesora Eilish.
Sobre esta última, por cierto, el 2021 fue el año decisivo para hacerse un lado a su fase adolescente, quitarse el pelo verde y dejar por un momento las canciones sobre pesadillas y abrirse a la redención y al amor propio. El álbum Happier Than Ever mostró una versión madura, que contempla crescendos dramáticos como el tema que da nombre al disco, así como otros géneros más ligados al bossa nova y al hip-hop.
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Dentro de la misma rama de “balada confesional”, Taylor Swift volvió al rodeo con la reversión de su disco Red que, más allá de ser alabado por su composición, fue aplaudido por la apropiación de su material base después de polémicas con su disquera.
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En una vertiente más movida, Doja Cat y Lil Nas X dieron la tónica. Lo de la primera no fue sorpresa: hacía dos años ya había atrapado a miles con su mezcla pop y R&B; en el caso de Lil Nas X, quien había sido popularizado por la balada country Old Town Road, dio un giro tonal y se volteó hacia el hip-hop con el disco MONTERO, una compilación mega disfrutable en la que brilló el sencillo homónimo, que contó con el afamado videoclip en que el cantante hace twerking a Satanás. Momento inolvidable del año.
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Entre las recomendaciones pop que no tuvieron tanto eco pero sí fueron valoradas positivamente está If I Could Make It Go Quiet, disco debut de girl in red, quien con sencillos atmosféricos había demostrado su talento, así como Valentine de Snail Mail, un álbum de indiepop trazado con la carrasposa voz de Lindsay Jordan. También destacó Sling de Clairo (una versión B de Billie Eilish) y Little Oblivions de Julien Baker, la más iluminada de sus producciones.
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Las voces en español
Para este año, estrellas usuales como Bad Bunny y Ozuna tomaron un respiro y abrieron espacio a que otros nombres aparecieran. De las referencias habituales, Karol G lanzó KG0516, un disco destacado porque incluía piezas pegadas anteriormente como Tusa, ay Dios Mío!, Location y EL MAKINON; en el caso de J Balvin y Anuel AA lanzaron dos de sus producciones más olvidables: JOSE y Las leyendas nunca mueren.
Más bien, quienes han refrescado la escena del reguetón fueron Rauw Alejandro y Jhay Cortés con sus discos VICEVERSA y Timelezz, respectivamente. De Alejandro se supo montones por la explosión en TikTok del tema Todo de Ti, una pieza bailable de la que muchos no pudieron escapar, y que ojalá haya servido para que muchos más se asomaran al álbum completo que posiblemente fue el más sólido del género.
Aún así, si hubiese que señalar el disco en español más completo del año, sería fácil hallar consenso en que El Madrileño de C. Tangana es un colosal conjunto de sonidos que atraviesa su flamenco contemporáneo con exponentes como Andrés Calamaro, Jorge Drexler, José Feliciano, El Niño de Elche, Gipsy Kings, La húngara, entre otros.
Entre otros artistas que se atrevieron a cruzar el reguetón con otros géneros y, aunque no hayan tomado portadas, conviene recordar el trabajo de Alvaro Díaz en Felicilandia, bebiendo de texturas lo-fi y shoegaze; así como la serie Kick de la productora venezolana Arca, quien pareciera preparar en un laboratorio el perreo del futuro.
Todo hace pensar que el próximo año habrá aún más música: se vislumbra el regreso de giras mundiales de artistas y festivales por todo el planeta. Tras muchos discos pospuestos por la pandemia, ¿será esta señal de más producciones? Esperaremos un gran botín para el 2022.