Todos los caminos del Imperial Flow Fest llevan a Myke Towers. Más que una teoría, es una certeza, pues desde que el puertorriqueño fue anunciado su presencia bastó para enganchar a quienes este sábado (25 de junio) se dispusieron a gozar una jornada repleta de reguetón, en el Centro de Eventos Pedregal, Heredia.
Pero la verdad es que no todo se trató de la presentación de Towers, sin duda uno de los más grandes representantes del género. Desde la 1 p. m., la producción del festival planteó una parrilla de música que alternó entre cantantes y DJS (estos como herramienta para el cambio de set entre cada show) en el que las voces ticas serían protagonistas.
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La disposición de la audiencia fue absoluta, pues quien compró la entrada sabía que una tarde de junio aseguraba la lluvia, los ponchos y los charcos. De tal forma, el hechizo de la música hizo que la gente entrara pronto en calor para no darle, en ningún momento, demasiada importancia a todo lo que cayó de las nubes.
Así, con un puñado de artistas nacionales, la primera fase del Flow Fest fue gozada y sudada, en medio de las húmedas circunstancias.
Jornada de flow
Myke Towers quedó fuera del cierre de edición de este texto, pero es fácil predecir que su presentación no tenía margen de error.
A decir verdad, es habitual que en festivales de música escasee el público al comienzo de la jornada. Usualmente, la audiencia llega a los eventos cuando los artistas internacionales se aproximan, pero en el Flow Fest hubo buena cuota de gente bailando desde temprano, poco después de la 1 p. m. cuando comenzaron los primeros shows en tarima.
Dashita y John Steele, dos voces emergentes del reguetón y el reggae respectivamente, no tuvieron problemas en dar un buen ritmo a las primeras horas del festival. Fue fácil que la gente se apuntara a seguir sus juegos en el escenario, sus bailes en tarima y provocar que todos levantaran las latas de cerveza en una celebración que ya auguraba la lluvia.
Cerca del palco de prensa era fácil escuchar “no creo que pase de esto”, refiriéndose a la lluvia. No podrían haberse equivocado más. Fue cuestión de diez minutos para que, quienes estuviesen en las zonas preferenciales, huyeran hacia los techos del área de comidas. Desde allí, la fiesta siguió.
Las gotas se acumularon cuando Bryan Ganoza aterrizó en escena, siendo la figura que el público literalmente pidió en redes para que estuviera ahí (la producción lanzó una encuesta para incluirlo en el festival). La llovizna fue irrelevante, lo mismo que el playback de Ganoza. Lo que importaba era ver a Bryan haciendo lo que mejor sabe: es un gran bailarín y aprovecha sus habilidades para poco a poco irse quitando camisa y pantalón, suscitando los gritos entre la gente.
Después llegó Deeikel, el artista que ha sonado y sonado con el tema Sin Censura, quien aprovechó su ‘hitazo’ y no hubo cuerpo en la zona central que no se moviera al ritmo de su propuesta. Esta pieza, lanzada con DJ Kendo y Shantty, dio uno de los momentos más memorables de la tarde, aunque igual tendría buen efecto con temas como Florida y Rezas. Si alguien no conocía su nombre, sin dudas cuando llegó a casa buscó sus canciones.
Tras un interludio, Jonathan Álvarez tomó el escenario. Mejor conocido por su nombre artístico Elouane, el cantante utilizó su show para posicionar su nombre, uno que crece rápidamente con tan solo 17 años. Perreíto violento fue el tema que aprovechó para explotar, haciendo varias repeticiones en su set.
Elouane pedía bulla y la gente respondía: a las cinco de la tarde se notaba que había muchísima más gente en la zona central de la tarima y el joven tico aprovechó la masa de gente a su favor, en especial con Fall in love, una balada cargada de guitarras eléctricas que refrescó mucho los beats habituales que se habían escuchado en la jornada.
A las seis de la tarde, cuando empezó a caer la noche, Tapón puso el broche en la primera fase de presentaciones del Flow Fest. Él puso a todos a mover cabezas, levantar manos y crear alaridos que dejaron, más que una antesala, un tirón de música al que nadie pudo resistirse.
Los ponchos se convirtieron en propulsores de agua. La lluvia salpicó entre todo el público y no importó: lo único que le interesaba a todos es que la noche se hiciera larga para extender el festejo de reguetón que, minutos después, el tico Banton y artistas internacionales como Big Boy, Ángel López, Beéle, Jay Wheeler y Myke Towers iban a coronar.